Nanopartículas de dióxido de titanio afectan genes de microalgas: Estudio alerta sobre vacío normativo
Un estudio liderado por la investigadora Gester Gutiérrez, doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), evidenció que las nanopartículas de dióxido de titanio, presentes en productos de uso diario como bloqueadores solares, pastas dentales y maquillaje, están afectando genes esenciales de microorganismos acuáticos. La investigación, publicada en la revista científica International Journal of Molecular Sciences, abordó una problemática que la normativa ambiental actual no contempla.
El trabajo científico se centró en la microalga Chlorella vulgaris, una especie clave en los ecosistemas de agua dulce por su rol como productor primario. Los resultados demostraron que la exposición a estas nanopartículas altera la expresión de genes fotosintéticos fundamentales para la conversión de luz en energía.
La investigación
De los seis genes analizados, tres resultaron especialmente afectados: psaA, psaD y rbcL. Estos genes participan en procesos esenciales para la producción de energía y la fijación de dióxido de carbono. Sin embargo, los bioensayos tradicionales no detectaron esta alteración, mostrando incluso un aumento en el número de células que podría interpretarse erróneamente como bienestar del cultivo.
"Es aquí donde surgió la idea de que, al igual que la detección de COVID a través de análisis moleculares, se puede detectar genes esenciales como biomarcadores para las especies modelo y ver cómo estos son alterados frente a estos contaminantes", explicó Gutiérrez.
La investigadora destacó que el problema es especialmente preocupante porque estas partículas son diseñadas intencionalmente para ser reactivas a escala nanométrica. A diferencia de los microplásticos, cuya problemática ya es conocida, las nanopartículas de TiO2 pueden ingresar directamente a las células y mantener su actividad, interactuando con moléculas esenciales como el ADN.
Efectos ambientales
El dióxido de titanio se utiliza ampliamente en la industria farmacológica, cosmética y alimentaria como colorante blanco, debido a su propiedad de reflejar la luz. No obstante, su disposición final y los efectos ambientales no están suficientemente regulados.
Por otro lado, el estudio reveló que a bajas concentraciones existe la posibilidad de transferencia trófica, es decir, que estas partículas pasen de un organismo a otro en la cadena alimentaria, similar a lo que ocurre con los microplásticos.
"Necesitamos con urgencia modernizar las regulaciones, especialmente aquellas orientadas a proteger la calidad de nuestras aguas. Es indispensable incorporar nuevas tecnologías que permitan una vigilancia preventiva más que reactiva", finalizó la investigadora.
El trabajo aporta evidencia científica sobre los riesgos de estos contaminantes emergentes y plantea un llamado a actualizar las políticas ambientales en Chile para incorporar el monitoreo de nanopartículas en ecosistemas acuáticos.