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Mashué: el pueblo del sur de Chile que se secó en el 89 y que recupera su agua plantando árboles nativos
Vecinos de Mashue restaurando el bosque nativo. Foto: Cortesía

Mashué: el pueblo del sur de Chile que se secó en el 89 y que recupera su agua plantando árboles nativos

Por: María del Mar Parra | 25.10.2025
Tras una grave sequía que secó los pozos de la localidad, los vecinos de Mashué se organizaron para recuperar el agua plantando bosque nativo en las cuencas hidrográficas. Hoy son una comunidad pionera en restauración de ecosistemas, agroecología y en modelos para financiar los servicios ecosistémicos que entrega la naturaleza.

En 1989 se secaron los pozos y riachuelos que abastecían de agua a la pequeña localidad de Mashue en Los Ríos. Los campesinos tuvieron que bajar en carretas con bueyes al estero para buscar agua para sus casas.

Este hecho trágico cambió a la comunidad para siempre y hoy, el comité de agua potable rural (APR) de Mashué está a la vanguardia del país en materia de restauración de ecosistemas, agroecología y educación ambiental. Para recuperar el agua para la comunidad, tienen un aliado inesperado: los árboles nativos.

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“Cuando fue la sequía, tuvimos la suerte de que en la comunidad teníamos a un ambientalista. En realidad no era ambientalista sino una persona que realmente entendió la dinámica de los bosques y era técnico forestal. Él fue uno de los primeros presidentes de la APR y tuvo la visión de que sin bosque no hay agua y sin agua no hay vida”, explica Fernando Muñoz, presidente actual del comité de APR.

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Allí creció la idea innovadora para la época, de que había que restaurar el bosque nativo en las cuencas para mejorar el régimen hidrológico y que el agua vuelva a correr por los ríos. Esta simbiosis entre bosques y agua hoy en día está avalada por diversos estudios científicos que muestran cómo el bosque mejora la capacidad del suelo para capturar agua, filtrarla y rellenar los acuíferos, equilibrando el ciclo hidrológico y dejando reservas para los meses de poca lluvia.

Pago ecosistémico

Además de echar a andar el comité, la comunidad ideó ya en 2013 un mecanismo que recién hoy se está institucionalizando en el país, y que es el pago por servicios ecosistémicos. Los socios del comité de APR de Mashué se comprometieron voluntariamente a aumentar levemente la cuota que pagan para el suministro de agua potable, agregando 50 pesos por metro cúbico de agua que consuman.

Con este dinero se creó un fondo que se destina a restaurar el bosque nativo en la cuenca que provee de agua al sistema de APR. Para lograrlo, también tuvieron que dialogar con las grandes forestales, propietarias de terrenos por donde pasan los ríos que abastecen a la comunidad. Les pidieron destinar ciertas hectáreas cercanas a los ríos para conservación, a cambio de que los integrantes de la comunidad hicieran el trabajo de restaurar el bosque nativo e instalar cercos para que los animales no se metan a comerse las plantas reforestadas.

Con este fondo como base, han logrado apalancar financiamiento de gobiernos regionales y hasta de organismos internacionales, bajo el entendimiento de que están restaurando la naturaleza para fortalecer y mantener un servicio público tan básico como el abastecimiento de agua.

Ahora, la experiencia de Mashué está sirviendo como parte de un proyecto piloto o experiencia demostrativa de una iniciativa del Ministerio de Medio Ambiente para crear instrumentos económicos para conservar la biodiversidad. La iniciativa recibe colaboración del PNUD y financiamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF).

Educación y agroecología

También trabajan como centro demostrativo para que estudiantes de carreras sobre hidrología aprendan in situ sobre estos nuevos modelos, y también con el climatólogo Jonathan Barichivich, que está monitoreando el régimen hidrológico y cómo se ha ido recuperando a partir de las reforestaciones.

Hoy en día, el comité de APR de Mashué lleva adelante un programa de restauración más ambicioso, para reforestar las microcuencas de las que dependían los pozos que se secaron a fines de los 80, y que están en los predios de distintos vecinos de la comunidad. La idea es que el agua de estas micro cuencas se use para la agricultura familiar y el agua del comité sea estrictamente para consumo humano.

Este proyecto también se une con otro programa desarrollado por la comunidad, para impulsar la agroecología y así aumentar la productividad de los predios de aquellos vecinos que están dejando de producir en un área de sus terrenos para destinarla a restauración ecológica.

“Estamos recuperando un poco la memoria histórica de cómo hacían la agricultura las generaciones antiguas, cuando no había semillas transgénicas y fertilizantes sintéticos. Estamos recuperando esas prácticas agrícolas sustentables que nos desenseñaron”, reflexiona Muñoz.

Para darle un contexto comunitario y una bajada a todos estos esfuerzos, desde el comité implementan otro programa destinado a la educación ambiental, donde los estudiantes de la escuela rural aprenden sobre prácticas agroecológicas y restauración ecosistémica en terreno con la experiencia de la comunidad.