
Pagos por restaurar ecosistemas: El nuevo instrumento aprobado en Chile para beneficiar a quienes cuidan bosques o mares
Cuando los ecosistemas están sanos, cumplen funciones que son vitales para la vida humana pero que muchas veces no son valoradas hasta que faltan. Por ejemplo, los bosques nativos capturan el agua, la limpian y rellenan los acuíferos. Los humedales previenen inundaciones. Los mares sustentan la pesca.
Ahora, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad aprobó un mecanismo nuevo en Chile que le pone valor a esos servicios que entrega la naturaleza, y ofrece beneficios para quienes se encargan de cuidar o incluso restaurar los ecosistemas que proveen esos servicios.
Se trata de los contratos de retribución por servicios ecosistémicos, y es un mecanismo que se usa hace muchos años en países incluso de la región, como Colombia o Costa Rica. La lógica detrás es que hay un proveedor, que es el dueño u ocupante de un espacio donde hay un ecosistema importante. También hay quienes se benefician de los servicios que entrega ese ecosistema sano.
Los contratos establecen retribuciones desde los beneficiarios de los servicios ecosistémicos hacia los proveedores. Estas pueden ser pagos monetarios, pero también pueden ser insumos, asistencia técnica u otras herramientas necesarias para cuidar y restaurar el ecosistema en cuestión, ofreciendo un incentivo económico para que los propietarios puedan sustentar esa labor en vez de explotar el terreno o venderlo.
¿Quién paga por servicios ecosistémicos?
Araminda Jaramillo es analista del proyecto que está creando estos instrumentos para conservar la biodiversidad en el país, y relata que un tipo de contrato que se quiere incentivar con esta nueva herramienta, será destinado a proteger y asegurar el caudal de los ríos, de los que sale el agua tanto para consumo humano como para actividades productivas.
En este contrato, el proveedor sería el propietario de un terreno en la parte alta de la cuenca de un río, al que se le busca incentivar para que conserve o restaure el bosque nativo. Esto porque reforestar los bordes y sobre todo las cabeceras de las cuencas con bosque nativo aumenta la captura, filtración y recarga de aguas lluvia, entregando mayor disponibilidad de agua limpia.
Los beneficiarios de este servicio, y por ende los que pagarían por su conservación o mejora, son los grupos humanos que viven aguas abajo y dependen del agua de esa cuenca. Pueden ser regantes agrícolas, comités de agua potable rural, organismos públicos como gobiernos regionales que están financiando la entrega de agua potable por camión aljibe, o incluso empresas sanitarias.
“En el mundo hay empresas sanitarias que están pagando por estos servicios como parte de sus estrategias de prevención de riesgo. Porque si hay un incendio forestal en la cabecera de una cuenca donde está tu bocatoma, el agua va a venir con mucho sedimento y el tratamiento va a ser mucho más caro y difícil. Tener allí un bosque sano y mantenido por alguien que lo vigila es un servicio estratégico”, explica Jaramillo.
Nuevo servicio público
Los contratos de retribución por servicios ecosistémicos quedarán a cargo del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), que reemplaza a Conaf en la gestión de estas áreas y también en el cuidado de la biodiversidad fuera de ellas.
El reglamento para estos contratos recién aprobado por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, debe pasar por el proceso de firma del presidente y toma de razón en Contraloría, por lo que se estima que quedará vigente a inicios de 2026, coincidiendo con el período en que empezará a funcionar el SBAP.
Desde el SBAP se realizarán talleres y capacitaciones para promover el valor de estos servicios ecosistémicos, se creará un registro público de los contratos para su difusión, se supervisará que los contratos que se firmen tengan criterios ecológicos y se podrán implementar planes donde los contratos sean parte de una estrategia más grande para recuperar cierto tipo de ecosistemas amenazados en una zona amplia del país.