
Argentina perpleja, los mercados expectantes y un gobierno que le reza a Washington
No está claro si la historia se está repitiendo como tragedia o como farsa, parafraseando a Karl Marx, pero lo cierto es que la atmósfera política argentina actual invoca la frase "Braden o Perón" , que acuñó el fundador del peronismo en la campaña electoral de 1946 a modo de slogan que ilustraba la creciente influencia extranjera, representada por el entonces embajador estadounidense en Argentina, Spruille Braden, y su apoyo a la fórmula antiperonista formada por conservadores, radicales y socialistas.
El lema se popularizó enormemente y fue fundamental en el triunfo de Perón en las elecciones del 24 de febrero de 1946.
La injerencia estadounidense actual, realizada en momentos en que el gobierno libertario muestra signos casi terminales de desgaste político (inestabilidad económica, sucesivas derrotas legislativas, malestar social y una paliza en las urnas hace apenas un mes), es mucho más explícita.
El secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent directamente intervino en el mercadode cambios argentino vendiendo el 9 de octubre dólares para estabilizar la moneda, y prometió seguir haciéndolo si es necesario, aunque a condición de que Milei reordene la política interna por la vía del establecimiento de alianzas con otros sectores que le den gobernabilidad.
Asimismo, la promesa de poner en marcha un swap de 20.000 millones de dólares para fortalecer al Banco Centralvino acompañada de otras exigencias como borrar a China de la agenda diplomática argentina.
Bessent subrayó que el presidente Javier Milei “tiene el compromiso de sacar a China de la Argentina” y subrayó la relevancia estratégica del país vecino para la política estadounidense. La embajada china aún no responde al comentario.
Si bien no hay información oficial acerca de otras exigencias de Washington, crece la sospecha de que la lista incluye el control de los yacimientos de tierras raras en Argentina, un grupo de minerales considerados críticos por su rol en la llamada transición energética, las tecnologías digitales y la industria militar.
Sobre lo que ya no caben dudas es que Bessent y el presidente estadounidense Donald Trump son los dos pilares sobre los que se sostiene la carrera electoral del oficialismo. Sin duda un arma de doble filo y de proyecciones y consecuencias de subordinación imposibles de mensurar por ahora.
Sur, grieta y después
La campaña electoral que venía cuesta abajo desde la derrota propinada por la oposición en las elecciones de la Provincia de buenos Aires (el 7 de septiembre) sigue trayéndole problemas a Javier Milei y cada nuevo ajuste al discurso electoral, cada nuevo intento por establecer un encuadre diferente, abre otra grieta.
La crisis en la que se encuentra sumergido el mandatario gira sobre dos ejes entretejidos. El primero es político, potenciado con la mencionada derrota en la provincia de Buenos Aires e iniciado con los episodios de la criptoestafa $LIBRA y la filtración de los audios del director de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que advirtieron sobre una presunta red de sobornos que salpicó a su hermana Karina, y por último los presuntos nexos narco de su principal candidato a diputado por Buenos Aires, José Luis Espert, quien debió ser eyectado. Escándalos que dañaron hasta los cimientos la credibilidad y honestidad del mandatario.
El otro eje es económico. La presión diaria que hay sobre el dólar sugiere que el esquema cambiario de flotación entre bandas tiene los días contados. La baja de la inflación no se ve reflejada en la calle donde la caída de los salarios y el reclamo ciudadano corre por un carril diametralmente opuesto a las estadísticas oficiales.
El “mejor ministro de Economía de la historia”, como denomina Milei a Luis Caputo, debió ser asistido varias veces con una montaña de dólares para que la crisis cambiaria no haga explotar todo. Eso erosiona la auto-atribuida infalibilidad del equipo económico.
Cambio de eje: Milei rockstar
El ultraderechista presidente intenta por todos los medios imaginables correr de la agenda a los innumerables temas que día a día lo fusilan en redes sociales y le carcomen votos : derrotas en el Congreso, candidatos con financiamiento narco, el dólar, el riesgo país, la corrupción, etc, etc.
El intento más bizarro consistió en una presentación en el Movistar Arena junto a un grupo de músicos amateur en la que –como señaló casi de modo unánime la prensa argentina- maltrató entre rugidos y bramidos clásicos del rock trasandino y desató la perplejidad de propios y extraños.
Circuló profusamente en redes la reacción de sus periodista más cercanos intentando justificar lo injustificable entre miradas de asombro y desconcierto. Alguno de ellos publicó con sorna en redes que el episodio le permitió por fin entender el término juvenil cringe.
Probablemente Milei intentó recuperar la imagen de rebelía y de outsider que lo puso en la Casa Rosada hace dos años y tantear hasta dónde eso podía revitalizar a su núcleo duro, pero el efecto no pareció ser el buscado. La prensa local e internacional interpretó la jugada como una desconexión absoluta del mandatario con la realidad de su país.
Octubre queda tan lejos
El gobierno libertario se juega a todo o nada el 26 de octubre. Su formato de gobierno limitado a los decretos y los vetos presidenciales necesita reforzarse en el Congreso en estas elecciones, ya sea con candidatos propios, o por la vía de construir alianzas que le den más potencia en el Poder legislativo, como le ordenó Washington a Milei.
Si bien las últimas semanas han sido contrarias a ese objetivo y existe un consenso en que el resultado podría no acompañarlo, nada está dicho aún. Milei aún cuenta con un respaldo que lo pone entre las fuerzas políticas más competitivas del país vecino y en Argentina la política es tan febril, tan intensa y veloz que cualquier hecho cambia en minutos el sentido de los vectores.
Las dos semanas que restan hasta los comicios son cruciales y los institutos demoscópicos aún no miden el efecto del apoyo estadounidense ni del escándalo del candidato con financiamiento narco.
Mientras los argentinos ya no esperan los anuncios económicos de su ministro de Economía “Toto” Caputo, sino los tuits del Secretario del Tesoro estadounidense, las calles del conurbano bonaerense recuperan consignas que se creían enterradas en el tiempo, y en una especie de súbito flashback surgen pintadas callejeras tales como “Patria si, colonia no”.
Con eso de trasfondo, y a poco de publicarse una encuesta que registra una imagen negativa del 60,3% de Trump, este cronista conjetura que más de algún peronista estará pensando que los fondos de Scott Bessent, más que una ayuda, podrían constituir un salvavidas de plomo para el gobierno libertario.