
Los 4 tipos de escolares lectores en Chile y por qué incluso los que mejor leen no lo valoran
Una investigación reciente encendió las alertas en el ámbito educativo: casi nueve de cada diez estudiantes entre segundo y sexto básico enfrentan algún tipo de dificultad para leer.
El estudio, publicado en la revista Reading and Writing, fue realizado por Elvira Jéldrez y Macarena Silva, investigadoras del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, quienes analizaron el vínculo entre la motivación por la lectura y los distintos tipos de problemas de comprensión lectora.
La investigación evaluó a 120 estudiantes a través de pruebas estandarizadas de comprensión lectora, comprensión oral, decodificación de palabras y un cuestionario sobre motivación lectora.
¿Qué tan buenos lectores son las y los escolares?
A partir de estos datos, las autoras identificaron cuatro perfiles de lectores mediante un análisis de clúster:
Dificultades de decodificación (42%): niños y niñas que tienen problemas para leer palabras, aunque entienden bien cuando escuchan.
Dificultades generales (28%): estudiantes con bajos resultados en todas las áreas evaluadas.
Dificultades de comprensión (18%): logran leer palabras, pero no comprenden bien los textos escritos ni orales.
Buenos lectores (12%): muestran un rendimiento destacado en todas las pruebas.
“Los perfiles encontrados se alinean con los propuestos en la literatura, pero encontramos un porcentaje mayor a lo esperado de niños con algún tipo de dificultad", advierte Macarena Silva, también directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la misma universidad.
Además, "hay niños con dificultades en decodificación en todos los niveles educativos, incluso 6° básico”, indica.
Leer resulta aburrido
Uno de los hallazgos más inesperados fue la relación entre los niveles de motivación y el desempeño lector.
Los estudiantes con dificultades generales, a pesar de sus bajos resultados, fueron quienes más valoraron la lectura, aunque la percibían como una actividad difícil y poco entretenida.
En cambio, los buenos lectores —aunque con menos sensación de dificultad— tendieron a otorgarle menos valor a la lectura.
Para Silva, este contraste es revelador: “Es posible que los niños con dificultades estén más conscientes del valor de la lectura, pero al mismo tiempo la consideran muy difícil y que requiere mucho esfuerzo. Al contrario, los buenos lectores no experimentan esta dificultad, pero tampoco consideran la lectura una actividad atractiva”.
¿Cómo incentivar la lectura?
“Hay que trabajar la lectura explícitamente, reforzando positivamente los esfuerzos de los niños y niñas, considerando sus intereses lectores e incluyendo actividades lectoras abordables que les permitan mejorar su percepción de logro”, explica, por su parte, Jéldrez.
“La comprensión lectora es una actividad motivada, es decir, es intencional, requiere esfuerzo y dedicación. Por lo tanto, necesitamos educar lectores motivados, que aprecien la importancia y gratificación de la lectura y que se sientan capaces de completar las actividades lectoras”, concluye.