
Natalidad y modelo económico: Un debate pendiente en la propuesta de Kast
El debate sobre la baja de la natalidad en el mundo se ha tomado la agenda, especialmente en Europa y en particular en nuestro país. Actualmente la tasa de fecundidad en Chile es solo 1,05 (2024) muy lejos de la tasa de recambio poblacional que es de 2,1.
Al parecer, nuestro país, está frente a “una huelga de nacimientos”, cuestión que provoca o va a provocar serios problemas de envejecimiento, presiones sobre el sistema de pensiones y de salud, una menor fuerza laboral que pueda sostener a la población inactiva laboralmente o problemas a nivel de la defensa del país entre otros. Por lo tanto, revertir está situación requiere de medidas urgentes.
La actual carrera presidencial no está ajena a esta discusión, aunque al parecer no es un eje central en los programas.
Al analizar la propuesta programática de José Antonio Kast denominado: “Plan Renace Chile” la respuesta a la crisis de la natalidad se enmarcan en una serie de medidas que combinan incentivos directos, programas de apoyo a la crianza temprana y algún tipo de alivio fiscal.
A saber:
Asignación universal por hijo nacido que alcanza a un millón de pesos. A esto se suma un millón de pesos que se depositaría en una cuenta a nombre del hijo
Exenciones del impuesto a la renta
Reestructuración de la asignación familia unificando los bonos que se asignan actualmente
Sala cuna universal
Sobre lo señalado, podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuál es el problema de esta propuesta? La respuesta inmediata es que ella no cuestiona el modelo económico actual. Kast no ve en el modelo un obstáculo estructural para el aumento de la natalidad. Se mantiene fiel a los fundamentos del Partido Republicano en términos económicos, reforzando la iniciativa privada y dando un giro hacia un Estado subsidiario.
Hay que señalar, sin embargo, que una variedad de estudios a nivel mundial muestra que las principales, aunque no las únicas, variables que inciden en la baja natalidad son precisamente aquellas que están relacionadas con el tipo de modelo económico imperante en nuestro país.
Por ejemplo: escaso acceso a viviendas por sus altos costos, situación similar se ve con la educación, alta precariedad laboral y algo no menor, un reparto desigual en el cuidado que se suma a los fuertes deseos de autonomía personal entre los jóvenes.
De esta forma, enfrentar, como lo hace el programa de Kast, la natalidad con bonos no es suficiente cuando se siguen enfrentando situaciones de incertidumbre y falta de apoyo estructural en la vida cotidiana.
Los países que han enfrentado con “mayor éxito” el declive de la natalidad, particularmente los europeos, combinan transferencias económicas con políticas de corresponsabilidad de género, estabilidad laboral, redes de apoyo fuertes y permisos parentales (más extensos para las madres) entre otros. El eje central es el apoyo para tener condiciones para la crianza y que el entorno sea seguro.
En resumen, la propuesta de Kast no aborda el problema central que tenemos como país para enfrentar la baja de nacimientos, a saber, el modelo de desarrollo (lo estructural) y los efectos que causa sobre la vida de las familias y sobre lo laboral.
No bastan los incentivos económicos puntuales para revertir la baja natalidad actual. Esto requiere preguntarse: qué cambios a nivel estructural (económicos y sociales) se requieren en nuestro país para que tener hijos sea compatible con proyectos de vida sostenibles.
Esta es precisamente la conversación que se debería tener y que el programa de Kast en esta materia elude.