
Software abierto: La base para el desarrollo digital de Chile
Este mes se celebró el Día del Software Abierto, (20 de septiembre), un hito que busca poner en valor algo esencial: el software abierto como base operativa que permite el funcionamiento de Internet, y que al mismo tiempo es clave para una red más democrática. Aunque su rol es crucial a nivel técnico, su reconocimiento entre quienes no se dedican al desarrollo de la web sigue siendo escaso, pese a su papel fundamental en la vida digital de las personas.
Para dejar en claro qué queremos visibilizar, es necesario precisar que cuando hablamos de “fuente” en este contexto, nos referimos al código fuente: el conjunto de instrucciones que los programadores escriben en lenguajes como Python, Java o HTML, comprensibles para las personas y que luego una máquina interpreta o compila para ejecutar. Estas líneas de código, consideradas obras, están sujetas a propiedad intelectual y suelen combinarse en sistemas integrados.
El software libre, también conocido como de código abierto (open source), es aquel cuyo código fuente se libera bajo licencias que permiten su uso, modificación y redistribución para cualquier propósito, preservando siempre su propia apertura. Esta apertura promueve transparencia, colaboración y confianza: cualquiera puede inspeccionar cómo funciona, adaptarlo a necesidades concretas o contribuir a su mejora continua.
Y su impacto no es menor: según W3Techs, más del 70% de los sitios web en el mundo funcionan gracias a servidores de código abierto como Apache, Nginx o tecnologías derivadas. A esto se suma que prácticamente el 100% de los superordenadores más potentes utilizan Linux: desde 2017, todos los equipos del ranking TOP500 corren sistemas operativos basados en su kernel.
La mayoría de los servidores de Internet también se apoyan en este sistema libre. En otras palabras, gran parte de la infraestructura digital que usamos todos los días está sostenida por software abierto.
La importancia del software abierto se magnifica en la era actual, marcada por la expansión de la inteligencia artificial. Gracias a estos modelos y frameworks abiertos, el acceso a tecnología sofisticada es más flexible, asequible y no está atado a grandes corporaciones. Por eso, el open source no es solo una elección técnica, sino una apuesta por la accesibilidad y soberanía tecnológica.
Más allá de sus virtudes, este ecosistema enfrenta desafíos críticos. En términos de seguridad, la apertura facilita la detección de debilidades (aunque también las expone), y su sostenibilidad resulta frágil: muchos proyectos son mantenidos por voluntarios con recursos limitados, lo que pone en riesgo su continuidad y la resiliencia de infraestructura clave.
Desde Wikimedia Chile consideramos que el software abierto debe entenderse como infraestructura pública digital, tan fundamental como nuestras redes de transporte o de suministro energético. Al igual que las carreteras permiten el traslado de personas y bienes, o que la red eléctrica garantiza la energía en nuestros hogares, el software abierto sostiene gran parte del flujo de información y la innovación en el mundo digital.
Por eso, invitamos a los medios, la ciudadanía, la academia y los tomadores de decisiones a considerarlo con una mirada informada y comprometida. Nuestro Estado tiene hoy la oportunidad y la responsabilidad de promover este modelo mediante políticas públicas robustas que lo integren como un eje central del desarrollo digital.
Estas políticas pueden manifestarse en distintas vías: incentivos tributarios o fondos permanentes para proyectos colaborativos, mandatos que exijan el uso o la liberación de código abierto en los desarrollos estatales, y criterios de interoperabilidad y libertad tecnológica en las compras públicas, evitando dependencias de proveedores cerrados.
Al caminar por esa senda, Chile lograría un verdadero fortalecimiento de su soberanía digital, impulsando capacidades locales, fomentando la innovación abierta, y construyendo un ecosistema digital más transparente, participativo y resiliente.
En el marco de una nueva conmemoración del Día del Software Abierto destacamos que el código abierto es mucho más que “código disponible”: es un compromiso con la transparencia, la colaboración, la autonomía y el bien común digital. Hacemos un llamado a legislar, impulsar y visibilizar este enfoque, asegurando que nuestra infraestructura digital sea plural, libre, justa y al servicio de la sociedad.