La historia sangrienta y criminal del Ejército de Chile: 200 años de represión contra el pueblo
De acuerdo a Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia 2006, desde que asesinaron a Manuel Rodríguez en 1818 y hasta 1973 el ejército intervino violentamente en veintitrés oportunidades. Todas las intervenciones fueron siempre en la misma dirección, para proteger el Estado mercantil, para proteger las distintas versiones del Estado portaliano y reprimir a sus opositores. Es el ejército el que ha permitido dictar las Constituciones de 1833, 1925 y 1980.
Este es el historial represivo del Ejército de Chile:
1829-1830: Guerra civil
El ejército, en vez de consolidar la democracia, fue el brazo armado de los conservadores en la guerra civil de 1829-1830. Con sus fusiles, definió la victoria del bando pelucón en Lircay, clausurando el proyecto liberal y estableciendo la norma de que los conflictos políticos se resolvían con violencia militar, no con participación ciudadana.
1851: Guerra civil
Cuando sectores liberales y populares se alzaron contra la elección de Manuel Montt, denunciando fraude y demandando apertura política, el ejército respondió con una represión brutal. El levantamiento de La Serena y la insurrección popular en Concepción fueron sofocados a sangre y fuego, con centenares de muertos.
1859: Guerra civil
Ocho años más tarde, el ejército volvió a ser decisivo. Los mineros de Atacama, junto a sectores liberales, se sublevaron exigiendo participación política y justicia tributaria. La respuesta fue nuevamente el exterminio militar: las fuerzas gubernamentales sofocaron la rebelión con saldo de centenares de muertos, consolidando al ejército como guardián del poder central y enemigo de las provincias movilizadas.
1861-1883: La “Pacificación” de La Araucanía
El ejército encabezó la invasión al territorio mapuche. Bajo el eufemismo de “pacificación”, se cometió un genocidio: matanzas, quema de rucas, reducción forzada y hambrunas. De medio millón de habitantes mapuches, apenas sobrevivieron unos 25 mil. El ejército fue aquí instrumento de colonización interna y garante de la expoliación territorial.
1890-1907: Primeras masacres obreras
Con el movimiento obrero en ascenso, el ejército se consolidó como defensor de los intereses patronales.
1890, Huelga portuaria en Valparaíso: fusilamiento de huelguistas.
1905, Huelga de la carne: decenas de muertos en Santiago.
1906, Plaza Colón de Antofagasta: trabajadores reprimidos por reclamar mejores salarios.
1907, Escuela Santa María de Iquique: más de 3.000 obreros y sus familias fueron masacrados por orden del general Silva Renard.
1925-1934: Masacres de trabajadores y campesinos
Marusia y La Coruña (1925): huelguistas del salitre asesinados.
Ránquil (1934): campesinos mapuches y mestizos ejecutados masivamente tras un alzamiento contra el abuso patronal.
1938: Masacre del Seguro Obrero
Durante el segundo gobierno de Arturo Alessandri Palma, el 5 de septiembre de 1938, la policía y el ejército aplastaron un intento golpista del movimiento nacionalsocialista chileno. Más de 60 jóvenes, ya rendidos, fueron ejecutados sumariamente en el edificio del Seguro Obrero.
1946-1966: Represión en democracia
Plaza Bulnes (1946): protesta obrera en solidaridad con los salitreros. Reprimida en Santiago, hubo varios muertos, entre ellos Ramona Parra.
Protestas urbanas de 1949 y 1957: la “huelga de la chaucha” y la “batalla de Santiago” dejaron decenas de muertos.
El Salvador (1966): más de una decena de mineros muertos tras la intervención militar.
1969: Pampa Irigoin, Puerto Montt
En pleno gobierno de Frei Montalva, pobladores ocuparon terrenos fiscales en Puerto Montt. El desalojo policial de la toma arrojó un saldo de 11 pobladores muertos, incluido un bebé.
1973-1990: Dictadura cívico-militar
Tras el Golpe de Estado de 1973, cerca de 35 mil personas fueron víctimas de violaciones a sus derechos fundamentales; de ellas, 28 mil fueron torturadas, 2.279 ejecutadas y 1.248 permanecen en situación de detenidos y detenidas desaparecidos.
2019: Estallido social
Hubo muertos, miles de heridos y centenares de traumas oculares. Lejos de rectificar su historia, el ejército repitió su papel: garante del orden oligárquico ante la protesta popular. Entre el 17 de octubre de 2019 y el 18 de marzo de 2020, el INDH interpuso ante los tribunales de justicia 3.216 querellas en favor de 3.777 víctimas. Entre ellas se cuentan 7 fallecidos.
En cuanto a los delitos contenidos en las querellas, 2.252 corresponden a apremios ilegítimos, 582 a torturas, 223 a violencia innecesaria y 159 a algún otro tipo de vulneración.
Conclusión
El repaso histórico evidencia un patrón inmutable: el ejército ha sido instrumento de represión al servicio de las élites. Su papel ha sido sofocar toda expresión de democratización o protesta social.
En palabras del historiador Sergio Grez, el ejército ha sido “el guardián armado del orden social impuesto desde arriba”. La sangre derramada en las pampas, en las ciudades y en las calles demuestra que no hablamos de un pasado superado, sino de una herida que continúa abierta en la historia nacional.