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Terremoto en Afganistán: Similitudes y diferencias con la tectónica nacional
Foto: Captura de pantalla

Terremoto en Afganistán: Similitudes y diferencias con la tectónica nacional

Por: José Araos | 03.09.2025
Chile, con su historia sísmica, ha aprendido duras lecciones. Y aunque la normativa y la conciencia colectiva han avanzado, nunca debemos bajar la guardia. La preparación individual y comunitaria es la clave para mitigar los daños de un futuro terremoto.

El pasado 31 de agosto un terremoto de magnitud 6.3 sacudió la región de Hindu Kush en Afganistán, un país ya impactado por la pobreza, la inestabilidad política y los recientes desastres naturales. Si bien la magnitud puede no parecer extrema, la vulnerabilidad de las construcciones y la densidad poblacional en la zona han elevado las consecuencias a un nivel de alta complejidad.

Causas

El terremoto se produjo en una zona de alta complejidad tectónica, en la intersección de varias placas, específicamente la Euroasiática, la Arábiga y la Indoaustraliana. En particular, la causa principal es la colisión de la placa Indoaustraliana, que se mueve hacia el norte, con la placa Euroasiática.

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El choque entre estas placas genera una intensa compresión, que no solo ha alzado la cordillera del Himalaya, sino que también produce una gran cantidad de fallas geológicas activas en la región, incluyendo el sistema de fallas de Chaman, que corre a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán.

La liberación de la energía acumulada en estas fallas es la causa directa del terremoto. A diferencia de un sismo de subducción (como los que ocurren en Chile), este evento se originó en una zona de deformación continental interna, en una falla de deslizamiento. Esto significa que el movimiento no fue vertical, sino horizontal, y la energía se propagó de una manera distinta, pero igualmente devastadora.

Consecuencias

La vulnerabilidad de la infraestructura de Afganistán, compuesta en gran medida por construcciones de adobe y ladrillo sin refuerzos sísmicos, ha magnificado los daños. Los edificios colapsaron, las casas se derrumbaron, y las ya frágiles redes de comunicación y transporte se vieron interrumpidas.

Más allá del daño material, el terremoto ha exacerbado la crisis humanitaria en el país. Con el invierno a la vuelta de la esquina, el desplazamiento de familias enteras y la destrucción de los medios de subsistencia representan un desafío inmenso para los esfuerzos de ayuda.

Similitudes y diferencias con la tectónica y actividad sísmica de Chile

A diferencia de Afganistán, Chile es un país que se asienta sobre un límite de placas tectónicas. La mayor parte de la actividad sísmica en Chile se debe al proceso de subducción, donde la placa de Nazca se sumerge bajo la placa Sudamericana. Esta interacción es la causa de los terremotos de gran magnitud que han marcado la historia del país, incluyendo el megaterremoto de Valdivia de 1960, el más grande jamás registrado.

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Mientras que en Afganistán el sismo fue provocado por una colisión continental en una falla de deslizamiento, en Chile la causa principal fe la actividad sísmsica es la subducción de una placa oceánica bajo una continental. Ambos países son propensos a terremotos significativos, pero la subducción en Chile puede generar eventos de magnitudes mucho mayores que las que se han registrado en Afganistán.

Chile, a lo largo de su historia, ha desarrollado una cultura de prevención y una normativa de construcción antisísmica que, aunque no garantiza la invulnerabilidad, sí reduce significativamente los daños en comparación con países como Afganistán, donde la falta de recursos y la inestabilidad política han impedido la implementación de medidas similares.

Ambos países experimentan actividad sísmica frecuente, pero la naturaleza de los sismos es diferente. En Chile, los terremotos son más profundos y de mayor magnitud, mientras que en Afganistán son más superficiales y de menor magnitud, aunque no por ello menos destructivos.

Un llamado a la preparación: No somos ajenos a la amenaza. La tragedia de Afganistán nos recuerda que la actividad sísmica no conoce fronteras. Si bien las causas geológicas pueden ser diferentes, el riesgo de un terremoto es una realidad para millones de personas en todo el mundo.

Chile, con su historia sísmica, ha aprendido duras lecciones. Y aunque la normativa y la conciencia colectiva han avanzado, nunca debemos bajar la guardia. La preparación individual y comunitaria es la clave para mitigar los daños de un futuro terremoto. Conocer los planes de emergencia, tener una mochila de emergencia preparada, y educar a nuestras familias y comunidades son acciones que salvan vidas. No se trata de vivir con miedo, sino de convivir con el riesgo, de manera informada y responsable. La tierra se mueve, y la mejor defensa es estar preparados.

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