
Plantas pequeñas y hongos micorrícicos: Claves para curar suelos contaminados por actividades industriales y domésticas
Gases emitidos por automóviles, restos de aceites y el humo de estufas a leña son responsables de liberar compuestos tóxicos que se adhieren a la superficie. Entre ellos, están los Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (HAP), los cuales son particularmente peligrosos debido a su capacidad de afectar a los ecosistemas y la salud humana. En zonas urbanas, la contaminación del suelo es consecuencia directa de actividades industriales y domésticas.
En Argentina, un estudio del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente, reveló que un tipo de planta, las hepáticas, podría transformarse en una herramienta para recuperar suelos contaminados. Su efectividad aumenta cuando se asocia con hongos micorrícicos arbusculares en un proceso de simbiosis.
Alfombras verdes
Al crecer, las hepáticas forman alfombras verdes en zonas húmedas. Este patrón de crecimiento les permite actuar directamente sobre la capa superficial del suelo, donde se acumulan los HAP y otros contaminantes. Los ensayos indicaron que pueden absorber casi por completo estos compuestos, revitalizando el terreno.
Otra ventaja es su rápido ciclo de regeneración. Si son retiradas, en solo 15 días pueden volver a cubrir el área afectada. Esta utilidad las posiciona para integrar procesos de limpieza de espacios degradados.
Soluciones naturales
Pese a que las hepáticas y su vinculación con hongos proponen una estrategia eficaz, existen otros métodos naturales para remediar suelos contaminados. Entre ellos, se encuentra la fitorremediación con especies de raíces profundas, como álamos y sauces, que extraen metales pesados y contaminantes desde capas más hondas.
Otra técnica es la biorremediación bacteriana, que emplea microorganismos capaces de degradar hidrocarburos y pesticidas, transformándolos en compuestos no tóxicos. Estas bacterias se pueden aplicar directamente sobre el terreno o en entornos controlados, como biorreactores, antes de devolver el suelo tratado.
También existe la micorremediación, que recurre a hongos especializados para descomponer contaminantes complejos, incluidos solventes industriales y restos de plásticos. Los hongos liberan enzimas que desintegran las moléculas peligrosas, permitiendo que el suelo recupere su equilibrio químico y biológico.
El uso combinado de estas estrategias multiplica las posibilidades de recuperación ambiental. Adaptar el método a cada tipo de contaminación y a las características del terreno es fundamental para alcanzar resultados duraderos y sostenibles.
Plantas y hongos
La asociación entre hepáticas y hongos micorrícicos posee un potencial para las zonas donde la contaminación se concentra en las capas superficiales. Además de absorber hidrocarburos, estos organismos pueden incorporar otros contaminantes, como microplásticos, abriendo la puerta a soluciones ante problemáticas urbanas e industriales.
El valor ecológico de esta estrategia no solo reside en su capacidad de limpieza, sino también en su bajo impacto ambiental y en la posibilidad de aplicarla en entornos sensibles sin dañar la biodiversidad local: un ejemplo de cómo la ciencia puede inspirarse en la naturaleza para enfrentar desafíos ambientales urgentes.
El hallazgo también aporta preguntas: cómo se transportan los contaminantes dentro de la planta, qué mecanismos regulan este proceso y si es posible optimizarlo para aumentar la eficiencia.