
Comisión Verdad y Niñez: Dar testimonio es un acto de valentía y memoria
La Comisión Presidencial para el Esclarecimiento de la Verdad sobre Violaciones a los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes bajo la custodia del Sename o en sistemas de cuidados alternativos privados -más conocida como Comisión Verdad y Niñez- fue creada para investigar y esclarecer hechos ocurridos entre 1979 y 2021 en el sistema de protección estatal y privado.
Su objetivo es reconocer a las víctimas, describir y analizar las violaciones sufridas, y proponer medidas de reparación y no repetición. Para cumplirlo, la Comisión ha formado equipos de profesionales especializados en escucha testimonial. Sin embargo, las personas esenciales para el logro del objetivo de la Comisión son aquellas que entregarán su testimonio.
Dar testimonio para esta Comisión no consiste en hacer una declaración, denuncia, ni un escrito para presentar a un oficial del Estado o agente policial ni judicial. Es un acto humano que surge del derecho a ser creído: “fue a mí que me pasó”. Es también una advertencia que busca proteger a otros: “esto puede haberle pasado a más personas” o “puede volver a ocurrir si no lo cuento”.
Testimoniar implica valentía y coraje para alza la voz. Una manera de volver a ser lo que por años se anuló, lo que se borró, y quizás librarse de lo que se llevaba con el peso del secreto o el silencio. Es volver a tener un nombre propio con una historia que le pertenece. Ese nombre pasa a tener una autoridad sobre cualquier otra etiqueta o saber, incluso de los que se llamen “expertos” en estas materias.
Al brindar testimonio por parte de las personas víctimas sobrevivientes de este sistema se produce un acto en donde quien narra se convierte a sí mismo en un sujeto ético y responsable ante sí y los demás. Además, al testimoniar, se puede decir lo que los otros y otras no han querido conocer y, al mismo tiempo, es una voz que se levanta e invita a los demás a hablar de lo sucedido.
Como señala la escritora Nora Strejilevich, “quien sobrevive no deviene testigo de una vez para siempre, sino que se va construyendo a medida que se dan las condiciones para nombrar lo vivido. [...] Entonces surge la posibilidad de despertar memorias, reinterpretar conductas, recapacitar sobre regiones silenciadas hasta ese momento. La constante rememoración da con nuevas lecturas”. Así, cada testimonio no solo relata, sino que resignifica, despierta memorias y abre posibilidades de comprensión y justicia.
Para brindar un testimonio es preciso que exista alguien que se haya levantado ante la catástrofe vivida y, aunque no pueda, ni deba recordarlo todo con precisión ni con todos los detalles, puede decir lo ocurrido en nombre propio, puede narrar qué le ocurrió y qué significó para su vida.
Un testigo vivencial conserva un acontecimiento que lleva en su cuerpo y en su mirada. Todo su ser es el registro de su historia de vida, ahí radica su fuerza para decir y promover, con su ejemplo, que las violencias sufridas no se repitan. Por eso, testimoniar es un acto insustituible. De ahí nuestra invitación a testimoniar, a decir “aquí estoy”, “a mí me pasó” y “esta es mi historia”.
Sabemos que no todas las personas víctimas podrán entregar su testimonio por las más diversas razones. Respetamos también esa prudente distancia y tal vez, espera. Sin embargo, haremos todo lo que esté al alcance de esta Comisión para llegar con esta invitación y los alentaremos para que lo consideren.
Tenemos la certeza de que testimoniar es una instancia llena de sentido luego de haber vivido lo indecible ya que es una forma de levantarse contra la adversidad y vencer a las fuerzas que los silencian.
Comprendemos que contar la historia pasada no es un proceso fácil, es complejo y hasta doloroso. Conscientes de lo anterior, entendemos que es preciso contar con la mayor delicadeza y profesionalismo para que exista un marco de contención y sostén a cada persona que brinda su testimonio. Como equipo estamos preparados para brindar una escucha activa, respetuosa y delicada.
Las y los esperamos para escuchar sus testimonios y juntos construir una memoria compartida que honre la verdad, repare a las víctimas y evite que estos hechos vuelvan a repetirse.