
Suplementos en la adolescencia: Cuándo generan toxicidad y cómo planificar una dieta sin ellos
En un contexto donde niños, niñas y adolescentes enfrentan importantes desafíos nutricionales, expertos advierten sobre los riesgos de una dieta desbalanceada y la ingesta sin supervisión de suplementos durante etapas clave del desarrollo.
La adolescencia, en particular, representa una etapa de crecimiento acelerado que incrementa las necesidades tanto de macronutrientes como de micronutrientes.
Durante este periodo, señala la especialista, es común que los jóvenes empiecen a tomar decisiones autónomas respecto a su alimentación, lo cual podría llevar a omitir comidas o a optar por alimentos poco nutritivos.
Esta situación genera inquietudes en padres y cuidadores sobre si deben recurrir a suplementos para compensar posibles deficiencias.
¿Qué nutrientes necesitan los adolescentes?
La doctora Catalina Guzmán, nutrióloga de Endoplus, subraya que los micronutrientes como el calcio, el hierro, el zinc y la vitamina D “son esenciales para el crecimiento de los niños, niñas y adolescentes”.
Según la experta, la base de una buena salud y desarrollo físico y cognitivo está en una alimentación variada, rica en alimentos naturales y adaptada a las necesidades de cada etapa de crecimiento.
Una dieta saludable debe contemplar al menos cuatro a cinco tiempos de comida al día, incluir frutas, verduras, lácteos, proteínas de calidad como carnes, huevos y pescados, y preferir carbohidratos integrales o de bajo índice glicémico.
También es clave evitar productos ultraprocesados y limitar el consumo de azúcares, grasas y sal.
Además de la alimentación, la doctora Guzmán hace hincapié en otros factores que influyen en el desarrollo de los menores, como el descanso adecuado, la práctica de actividad física y los controles médicos periódicos.
En este sentido, destaca la importancia de mantener las visitas al pediatra después de los dos años de edad, una etapa en que suelen espaciarse los chequeos.
“El pediatra va a pesar, medir y evaluar cómo está la relación del niño o niña respecto de la estatura para su edad y hará un seguimiento en la curva de crecimiento. Con ello, podemos pesquisar alteraciones en cuanto a si hay una disminución de ciertos nutrientes, de proteínas o malnutrición ya sea por déficit de alimentación o por exceso y entregar las recomendaciones necesarias para un mejor desarrollo”, afirma.
¿Qué pasa con los suplementos?
“No es bueno suplementarse en forma automedicada porque puede generar un riesgo para la salud”, advierte enfáticamente la doctora Guzmán, quien recomienda acudir a un especialista en caso de sospechar un déficit nutricional en los menores.
“La mayoría de los micronutrientes están en los alimentos que consumimos habitualmente, pero en caso de que una mamá sospeche que su hijo tiene un déficit de sus micronutrientes, es recomendable consultar con un especialista para evaluar si es necesario realizar una suplementación y para que sea una decisión adecuada para el niño o adolescente”.
Y es que la ingesta de suplementos sin monitoreo médico puede derivar, por ejemplo, en una intoxicación por exceso de minerales y vitaminas, sobre todo si son consumidos por largos periodos.
Algunas de estas vitaminas que podrían generar toxicidad son la A y la D, manifestándose en síntomas como nauseas, problemas hepáticos o daño renal.