
Director Democracia UDP: "Candidaturas como la de Kast hacen del miedo frente a la inseguridad un eje central de sus campañas"
Hace unos días, la Universidad Diego Portales y Feedback oficializaron los principales resultados de la Encuesta Nacional de Democracia, sondeo nacional realizado entre el 30 de junio y 9 de julio que considera información "para comprender las opiniones de los chilenos en asuntos como la democracia, los partidos políticos, la influencia de las emociones en la decisión de voto, la intensidad de los discursos de odio, la difusa pertenencia de la gente al sistema político y la fragmentación favorecida por las redes sociales".
Respecto de los hallazgos, se apunta a una insatisfacción ante la democracia. "La mayoría de los encuestados (68%) sigue considerando que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, pero existe insatisfacción frente a ella de aproximadamente la mitad de los encuestados".
Tanto así que "el 53% se declara insatisfecho o muy insatisfecho con la democracia chilena actual.
"Preocupante es que la mitad de los encuestados (51%) crea que un gobierno autoritario lo podría hacer mejor frente a problemas como la delincuencia", sostiene el reporte del sondeo.
Paralelamente, detalla el comunicado, "en las preguntas acerca de la democracia, se verifica que son las personas de izquierda (79%) las que evalúan mejor el funcionamiento de la democracia actual en comparación con las de derecha (21%) y las de centro (50%)
Y en cuanto a los partidos políticos, un acotado 8% de los encuestados se siente completamente identificado con uno, aunque la cifra aumenta a 45% si sumamos a quienes lo están parcialmente.
Mientras, el restante 55% "declara estar poco identificado o no identificarse en absoluto".
La contradicción es que, "aunque el 61% considera que los partidos son indispensables para la democracia, 90% cree que estos solo buscan cargos para sus miembros, y el 59% identifica como el principal problema el que solo persigan el poder e intereses personales por sobre el bien común, seguido de que están desconectados de las necesidades reales de la ciudadanía (52%) y su falta de transparencia – corrupción (39%)".
Insatisfacción con la democracia es preocupante
Consultado respecto de algunos hallazgos de este sondeo, Patricio Fernández, director de Democracia UDP, nos comparte sus apreciaciones.
- Qué tan sintomático de nuestro país puede ser que exista un 53% entre los sondeados declarándose insatisfecho o muy insatisfecho con la democracia chilena actual, mientras que 51% crea que un gobierno autoritario lo podría hacer mejor frente a problemas como la delincuencia?
Si bien es cierto que la satisfacción con la democracia sube en esta medición respecto de la que hicimos el año pasado, no deja de ser preocupante el alto nivel de insatisfacción. Esta es mucho mayor en quienes se declaran de derecha que en aquellos que se reconocen de izquierda.
Solo un 21% de los que se declaran de derecha la evalúan bien, mientras que 79% de los de izquierda la evalúan mejor. La gran mayoría continúa creyendo que la democracia es más efectiva para solucionar sus principales problemas, salvo la delincuencia. Y como la seguridad encabeza las preocupaciones de los chilenos, el dato es preocupante.
- En un año donde tenemos elecciones presidenciales, qué tanto puede favorecer a las candidaturas de ultraderecha esta percepción de que un gobierno autoritario puede enfrentar mejor problemas como la delincuencia?
Sin duda quienes mejor representan ese desencanto y lo escenifican con más fuerza son esas fuerzas de la derecha más extrema. La encuesta a su vez muestra que las emociones están moviendo al electorado más que las razones, y es bastante evidente que candidaturas como la de José Antonio Kast hacen del miedo y la rabia frente a la inseguridad un eje central de sus campañas.
La expresión de estas emociones tiene incluso más presencia que las soluciones posibles a este problema. Si consiguen hacer de este problema, además del tema económico, el centro del debate, sin duda que estamos ante un dato que les favorece. Todo indica que el intento de Jeannette Jara será establecer el clivaje pueblo-elite como el principal. Quien consiga hacer de su eje el principal en la discusión que se viene, tendrá más posibilidades de ganar. De momento, el de la seguridad se ve con mucha fuerza. Pero falta.
- Y paralelalemente, ¿se puede asumir que el chileno está obviando el valor de la democracia?
Obviarla del todo, sería mucho decir. Sigue siendo, como explicaba, muy mayoritariamente valorada, pero las excepciones y los inconformismos que genera su funcionamiento son preocupantes.
"Relativización de su valor sorprende y entristece"
- ¿Cuánto pierde la democracia con estas percepciones ciudadanas?
La recuperación de la democracia después de la dictadura la dejó en un lugar de deseabilidad extraordinario. Los chilenos supimos lo que significa perderla, de modo que cualquier relativización de su valor sorprende y entristece. Se trata, en todo caso, de un fenómeno mundial que reta a todas las comunidades a buscar maneras de recuperar su deseabilidad, enriquecimiento y viabilidad.
La tarea de volver a este modo de convivencia pacífica y respetuosa impone la tarea de convertirla también en el mecanismo más efectivo no solo para resolver nuestros conflictos, sino también para dar múltiples soluciones prácticas.
- Y en función de estos hallazgos, ¿cuáles son los desafíos de los actores políticos considerando estas percepciones que empiezan a pasar por alto la valoración de una democracia?, ¿la democracia chilena está en crisis?
Si declararla en crisis equivale a asumir que se encuentra en un estado desastroso, sería simplemente un despropósito y sumarse al coro de escandaleras que tan mal le hacen a la democracia.
En cambio, si considerarla en crisis significa asumir que los tiempos están cambiando muy rápido y que muchas de las instituciones que hemos heredado requieren innovaciones, y que ante esta ola de transformaciones la democracia se ve enfrentada a repensarse en muchos aspectos justamente para sobrevivir y fortalecerse, sí, puede ser buena idea reconocerla en crisis. Esta es una tarea que nos excede como país, pero de la que no podemos eximirnos.
En estos momentos se hallan reunidos acá presidente e intelectuales de distintos países para compartir sus temores y experiencias. Encuentros como estos, lo más amplios posibles, debieran ayudar en algo a construir una cultura democrática. Pero el desafío va muchísimo más allá y nos involucra a todos.