
Río más largo de Chile en disputa: Declararon al Loa como humedal pero minería busca revertir la decisión
Es la fuente de agua más importante del desierto y el río más largo del país: el Loa genera una franja verde que ha posibilitado el surgimiento de pueblos y cuidades en la aridez del norte de Chile.
En mayo, 518 hectáreas de su lecho, en la parte que cruza Calama y María Elena, fueron declaradas como humedal urbano, tras un proceso de mapeo y estudio con organizaciones vecinales, científicos y la municipalidad.
Pero esta declaración está siendo controvertida en tribunales por la empresa minera SQM y por el dueño de un fundo, que considera que la declaración vulnera su propiedad privada al incluir parte del predio dentro de la declaratoria de protección.
Desde SQM sostienen que la declaratoria se hizo fuera del plazo establecido y que carece de fundamentos técnicos para justificar el tramo declarado como humedal, ya que contiene zonas rurales sin justificar la continuidad ecológica entre estas áreas y las urbanas.
Estos procesos ante el Primer Tribunal Ambiental despertaron el rechazo del Consejo Regional de Antofagasta, desde donde se emitió una declaración pública identificando las reclamaciones como una amenaza al río y llamando a las instituciones involucradas a “no retroceder en los avances ya alcanzados en la protección de los humedales del río Loa”.
“La degradación del río Loa ha tenido efectos irreversibles sobre su biodiversidad y pone en grave peligro el derecho de las futuras generaciones a desarrollar su vida en un entorno saludable, justo y sostenible. Este contexto exige acciones decididas, coordinadas y alineadas con los principios de justicia ambiental y responsabilidad”, se agrega.
Sequía y ranitas en peligro
Uno de los principales problemas del río Loa es la sequía. Estudios de largo plazo han determinado que debería tener el doble del agua que tiene ahora para asegurar que la vida que depende de su cuenca siga existiendo.
Parte de esa sequía no es un problema climático por la falta de lluvia sino de uso: hay más derechos de agua constituidos sobre el río Loa, que agua real corriendo por su lecho. La minería es una de las grandes consumidoras de esta agua, extrayendo millones de metros cúbicos por año. También es importante considerar las vidas de más de 170 mil personas que giran en torno a dicho río, en los distintos pueblos y localidades establecidas en su cuenca.
Como una de las pocas fuentes de agua en el desierto, la situación del Loa también debilita la supervivencia de decenas de especies de flora y fauna que habitan el clima extremadamente árido.
Un caso crítico es el de la ranita del Loa, que no existe en ninguna otra parte del mundo y cuyo hábitat principal fue afectado en 2024 por un incendio en el río Loa, en la zona rural de Calama.
El incendio, en el sector conocido como Ojo de Opache, dejó el hábitat de la ranita cubierto de cenizas y científicos están limpiando la zona para que no se cree un ambiente anóxico que podría ser mortal para estos anfibios.
La ranita del Loa ya fue salvada de la extinción en 2019, cuando científicos chilenos monitoreaban el río y se dieron cuenta de un importante diezmo en la población de esta especie. Allí hicieron un proceso de rescate llevando varias ranitas a zonas del río con más agua (como Ojo de Opache) y algunas al Zoológico para asegurar su reproducción en cautiverio.
La declaración de esta zona del río Loa como humedal permite presentar proyectos y destinar recursos a recuperar el ecosistema, como paso para rescatar a la ranita de la extinción.