Una franja sin adornos: Jeannette Jara apostó por lo simple, directo y junto al Chile real

En un escenario electoral donde la producción audiovisual de alta factura suele marcar tendencia, la candidatura de Jeannette Jara tomó otro camino.

Su franja televisiva ha llamado la atención por optar deliberadamente por una puesta en escena sencilla, sin despliegues técnicos ostentosos ni efectos visuales, pero con un mensaje claro y profundamente conectado con la vida cotidiana de las personas.

La exministra del Trabajo decidió presentar sus propuestas en un lenguaje directo, sin intermediarios ni artificios, y hacerlo en territorios reales, acompañada de trabajadores, vecinas, jóvenes y personas mayores. El resultado ha sido una franja que no solo se ve distinta, sino que suena distinta, con una coherencia narrativa que refuerza lo que Jara ha venido diciendo desde el primer día: esta candidatura no es de élites, sino de las grandes mayorías.

Menos presupuesto, más conexión

En lugar de invertir grandes sumas en escenografías, Jara optó por grabar en calles, zonas rurales y junto a campesinos y trabajadores del Chile real. En la franja apareció con su familia, compartiendo espacios cotidianos, y dio protagonismo a mujeres que hablaron de sus derechos, del fin a la violencia y de la necesidad de garantizar la autonomía reproductiva. “No hay barrios violentos, hay barrios violentados”, fue una de las frases más potentes dentro de su franja.

También se refirió al levantamiento del secreto bancario como una herramienta para enfrentar al narcotráfico y a los grandes evasores, y destacó que Chile necesita espacios para la cultura, el arte y la poesía como parte esencial de una vida justa y compartida.

Esta decisión no solo responde a una estrategia de cercanía, sino también a una señal política: una campaña austera es también una forma de coherencia con un programa que busca redistribuir recursos, fortalecer lo público y reducir desigualdades.

Una candidata que no sobreactúa

Analistas y observadores coinciden en que la franja de Jara transmite autenticidad. No hay frases ensayadas ni puestas en escena forzadas. Su forma de hablar —clara, directa, sin tecnicismos vacíos— y su presencia territorial constante refuerzan la idea de una política que conoce las urgencias sociales porque ha estado en la gestión y en la calle.

Mientras otras candidaturas han centrado sus franjas en conceptos visuales o énfasis personales, Jeannette Jara ha utilizado ese espacio para hablar de propuestas concretas: el levantamiento del secreto bancario para combatir el narcotráfico y la evasión de los poderosos; la centralidad de las mujeres en su agenda: la profundización de la reforma de pensiones; el fortalecimiento de la salud pública, la mejora en la conectividad regional; y la inclusión de la diversidad sexual como un eje fundamental para construir un país más justo e igualitario.

El contenido no ha sido espectacular, pero ha sido directo. Y esa puede ser una ventaja en tiempos donde las campañas demasiado producidas suelen generar más desconfianza que cercanía.

En un país donde las campañas políticas suelen estar desconectadas del día a día de la gente, la franja de Jeannette Jara parece haber decidido habitar otro territorio: el de la política con los pies en la tierra. Sin adornos, sin maquillaje. Con medidas, con coherencia y con una apuesta clara por hablarle a las mayorías sin condescendencia.