Israel e Irán bajo fuego: el cielo astrológico anuncia un cambio en el orden mundial

El conflicto abierto entre Israel e Irán —con Estados Unidos sumándose a los ataques contra los sitios nucleares iraníes— no es solo un episodio más en la interminable saga de Medio Oriente. No es tampoco un mero ajuste de cuentas entre enemigos antiguos. Lo que estamos viendo es parte de un proceso más amplio, más profundo:

Una reconfiguración del orden mundial. Y este proceso —complejo, lento, inevitable— se refleja con claridad en el cielo astrológico de estos tiempos.

Desde hace más de un año, Saturno y Neptuno transitan juntos el signo de Aries. No es un tránsito menor. Aries es el signo de la afirmación, de la chispa, del combate.

Es el terreno en el que nacen las nuevas dinámicas de poder. Y cuando Saturno —símbolo de las estructuras, de las leyes y los límites— se funde con Neptuno —planeta de los ideales colectivos, de los sueños, pero también de las ilusiones—, el resultado es un tiempo donde las grandes reglas que organizan el mundo se reconfiguran provocando incertidumbre.

Viejos acuerdos se desdibujan. Nuevas normas emergen lentamente. No se trata solo de un cambio de actores, sino de un cambio en el guión mismo de la política global.

Israel en guerra permanente

Y como en todo cambio de era, no todos los actores están dispuestos a ceder espacio. Israel, en este contexto, vive un momento de extrema tensión.

Saturno y Neptuno forman en estos meses una cuadratura a su Venus natal en casa 9 —la casa de la diplomacia, de los acuerdos internacionales—, regente de las casas 8 y 12, que tocan los miedos profundos y las relaciones de poder.

Es un tiempo en que la posibilidad de una paz negociada se vuelve casi inexistente. Las vías diplomáticas se ven bloqueadas por un clima de desconfianza y autoafirmación defensiva.

A esto se suma que la misma conjunción golpea también a Júpiter en casa 3 de Israel, activando conflictos con los vecinos más cercanos. Es decir: no solo la política exterior está en crisis, sino también las relaciones en el entorno inmediato.

Pero el trasfondo es aún más profundo. Desde 2023, Plutón —el gran transformador— ha comenzado a recorrer la casa 4 de Israel: el territorio, la tierra misma.

Este tránsito, que durará hasta 2044, sugiere que estamos entrando en una fase larga donde la geografía política del país, su lugar en el mapa y en el sistema internacional, se verá desafiada y reconfigurada.

No es una guerra permanente, pero sí un tiempo de reajustes profundos, de tensiones cíclicas, de momentos de ruptura.

Entre 2025 y 2026, este proceso se intensificará: Plutón estará en oposición a la Luna natal de Israel, situada en Leo, en la casa 10 —la casa de los gobernantes y de la imagen internacional—.

La energía leonina se asocia a veces con la voluntad de dominio, con el deseo de ser “el favorito” o el centro de atención. Y no es casual que Israel, históricamente respaldado por potencias occidentales, haya ocupado ese rol durante décadas.

Hoy, sin embargo, el mundo avanza hacia una época en que las decisiones ya no se centran en favoritismos, sino en dinámicas colectivas: en acuerdos multilaterales, en equilibrios compartidos.

El actual tránsito muestra un liderazgo israelí que se aferra con fuerza a un lugar privilegiado que el nuevo orden no está dispuesto a garantizar sin condiciones. De ahí la rigidez, el autoritarismo, las respuestas impulsivas y abusivas.

A esto se suma que Urano, el planeta de las sorpresas y la tecnología nuclear, está ahora en cuadratura con Marte natal en la casa 10 de Israel, regente de la casa 7 —los enemigos declarados—.

Esta configuración no hace sino avivar la confrontación con otros países, con acciones que pueden ser intempestivas y difíciles de manejar, especialmente de estos tiempos a mediados del 2026.

Irán bien aspectado en cohesión

Del lado de Irán, el escenario es distinto. La Luna en casa 10 recibe buenos aspectos de Plutón, Saturno y Neptuno.

Esto otorga, por ahora, cierta cohesión social, capacidad de resistencia y fortalecimiento del gobierno. Pero las tensiones llegarán: a partir de 2026, Urano cuadrará al Venus natal de Irán (casa 7), regente de la casa 10.

El equilibrio del liderazgo se verá sacudido. Y con Saturno en casa 1 bajo cuadratura de Urano, es probable que el régimen reaccione con un endurecimiento de sus políticas, profundizando su autoritarismo.

Mientras tanto, los eclipses refirman estos ritmos astrológicos: la energía conflictiva se mantendrá elevada al menos hasta mediados de 2026. Y no solo eso: entre 2027 y 2029, el cielo anuncia nuevas fases de tensión, de renegociación forzada de acuerdos, de reacomodo del tablero internacional.

Los astrólogos sabemos que los tiempos de Saturno y Neptuno en Aries no son tiempos para los favoritos. Son tiempos para repensar las reglas del juego. Para redefinir qué significa el poder, qué significa la pertenencia, qué significa “estar del lado correcto de la historia”. Y no todos los actores —ni todos los viejos aliados— están listos para aceptar esa transformación.

Por eso, el actual conflicto entre Israel e Irán no es solo un eco de enemistades pasadas. Es un síntoma de un mundo que está dejando atrás un orden basado en alianzas incuestionable, y que se encamina, no sin sobresaltos, hacia un nuevo equilibrio. El cielo lo muestra con claridad. Y la historia en la Tierra, como siempre, tardará un poco más en alcanzarlo.

Si quieres leer la versión que profundiza en el análisis astrológico, puedes encontrarla aquí.

Paola Cruz es cientista política y astróloga.
IG: @paola.astral