
Diego Córdoba de Criteria: "El 40% de electores indiferentes que ingresó con el voto obligatorio inclinará la balanza"
Para nadie es sorpresa que el clima sociopolítico ha favorecido el ascenso de Jeannette Jara por sobre Carolina Tohá en el oficialismo, y el crecimiento de José Antonio Kast frente a Evelyn Matthei en la oposición, esto a tan solo días de la primaria del progresismo y de cara a las votaciones presidenciales del 16 de noviembre.
En ese contexto, el cientista político y director de cuentas del área de asuntos públicos de Criteria -que ejecuta encuestas de opinión pública y analiza temas políticos, sociales y reputacionales-, Diego Córdoba, explicó en El Desconcierto los factores comunicacionales y simbólicos que están marcando hoy por hoy la carrera a La Moneda.
"Los candidatos que conecten con mayor credibilidad en los temas de urgencia ciudadana más imperante van a tener ventaja", aseguró el especialista, quien además revisó los movimientos en las preferencias electorales del último período.
El ascenso de Jeannette Jara en las primarias del oficialismo
—¿A qué se debe el cambio en las preferencias hacia Jeannette Jara en las primarias del oficialismo? Al principio la favorita era Carolina Tohá.
Efectivamente, a partir de información que se ha filtrado por la prensa y, sobre todo, por el clima de opinión y el comportamiento que han tenido los candidatos en esta primaria, ha habido un repunte, crecimiento y consolidación de la campaña de Jeannette Jara, de su imagen pública, respecto de la imagen también de sus competidores, principalmente Carolina Tohá, que hace un par de meses uno podría haber pensado era la candidata fija para triunfar en las primarias del oficialismo.
Desde que comenzaron las primarias, hay una candidata Jara que ha logrado dar con el tono, pero sobre todo estructurar un mensaje y un posicionamiento mucho más definido.
Cuando uno mira todas las comunicaciones de campaña de Jara, uno identifica claramente cuál es el mensaje: es una persona que viene desde abajo, que por el mismo rol de venir desde abajo y no de la élite, entendiendo toda la crisis de legitimidad y de representación imperante de la sociedad chilena, ella se ubica en el eje de abajo versus arriba.
En esa posición, ese origen la sitúa como alguien que podría ser independiente, como las personas comunes y corrientes, que le brota una cierta legitimidad de no estar contaminada por ciertos vicios que ocurren en aquellas personas que están en la élite.
La campaña, por contraparte, de Carolina Tohá fue mucho más confusa siempre. Si bien el posicionamiento político de Tohá es mucho más conocido, una política de más larga data, de más trayectoria, con mucha más pantalla y presencia pública en el último tiempo, su mensaje de campaña, su promesa de campaña o el propósito que quería instalar no ha logrado ser del todo claro.
Y en el caso de Gonzalo Winter, lo que le costó más fue conectar con el tono. Él tenía una propuesta, trató de hablar mucho del tema de los abusos, muy en la narrativa y retórica clásica del Frente Amplio, pero no logró conectar con la sensibilidad del electorado del mundo oficialista.
El rol de los debates y la comunicación política
—¿Los debates han jugado un rol en el ascenso o descenso de algunos candidatos?
Los debates siempre tienen una cierta influencia, aunque es relativa. Los triunfos electorales se van construyendo un poco por goteo, paso a paso, a partir de comunicaciones sistemáticas, comprensibles, y que tienen una cierta continuidad en el tiempo. Lo que sí podría decir a propósito de los debates es que hay candidatos que han logrado ser más consistentes con encontrar el tono y con ser sistemáticos en su comunicación.
El mejor desempeño, y esto es un análisis comunicacional, ha sido indudablemente el de Jara, no solamente desde el tono, la manera de conversar, de la performance puesta en escena, de la manera de vestir, de conversar, de expresarse en los debates, sino que ha tenido una cierta continuidad y sintonía con las comunicaciones que han ido ocurriendo, tanto en la campaña de la franja televisiva, como también en la comunicación en sus redes sociales.
—¿Esta comunicación política centrada en lo personal pesa más que un programa o una propuesta concreta?
El voto en general, la gran mayoría de las maneras de cómo las personas toman sus decisiones al momento de las votaciones, nunca está muy atravesada por temas racionales ni por temas programáticos. La gente no lee los programas, eso lo sabemos desde hace mucho tiempo, hay estudios internacionales comparados que lo demuestran.
Lo que sí logra conectar o motivar o inclinar la balanza hacia ciertos candidatos u otros, es efectivamente el posicionamiento que ocupan en la mente, pero sobre todo en el corazón de los electores. Y eso tiene que ver con varios elementos.
Muchos de ellos son simbólicos, y tienen que ver con la construcción de un relato que sea comprensible, pero además que sintonice con cierta emoción, con cierta necesidad, con cierto deseo de las personas, y que le haga sentido respecto a algún tipo de emoción, ya sea una esperanza, algún temor, algún miedo, alguna confianza, sobre todo las emociones básicas que en general movilizan en tiempos electorales.
Hay ciertos candidatos que logran conectar con cierto arquetipo más maternal, más cercano, más de proximidad, más de horizontalidad, y que logran conectar con cierta confianza y con cierta esperanza también. Hay candidatos que han logrado efectivamente conectar emocionalmente con su electorado y ampliarlo, y hay otros que no, que a partir de una mirada excesivamente tecnocrática o racional, se han distanciado.
El fenómeno Kast versus Matthei en la oposición
—¿Este mismo fenómeno se puede extrapolar a los candidatos de oposición? José Antonio Kast superó a Evelyn Matthei en algunas encuestas.
Las claves de análisis son las mismas para cualquier candidato en cualquier sector. Lo que ha logrado el candidato Kast en este tiempo son dos cosas. Uno, él simbólica y arquetípicamente conecta de mejor manera con la urgencia más predominante para la población, que son los temas de seguridad, gestión de la migración y también confianza en temas de reactivación económica.
Él, desde su figura, desde su posicionamiento, desde la imagen que proyecta, es más verosímil y creíble que su competidora del sector para llevar adelante este tipo de proyectos. Y eso lo hace conectar con dos cosas: uno, con el miedo ciudadano respecto a los problemas de seguridad, pero dos, con la esperanza de que él, a partir de su posicionamiento arquetípico de ser una persona autoritaria, de mano dura, va a permitir resolver esto de manera simple y rápida.
Evelyn Matthei, por el contrario, no ha logrado sostener esa posición de liderazgo que tenía a principios de año, ya sea por errores comunicacionales o por problemas de posicionamiento. Se ha visto ambigua, no se la ve como alguien segura, como una candidata que esté segura de lo que dice y con un mensaje muy claro.
Kast además lo ayuda otra cosa, que es la existencia de Kaiser. Kaiser lo ha ayudado mucho a Kast, porque lo aleja del posicionamiento de ser la persona autoritaria, excesivamente conservadora, porque justo al lado de él hay alguien que tiene esos atributos más exacerbados.
Entonces se lo dota de cierta moderación y se lo hace más potable para ciertas personas. Antes personas que dirían "yo jamás habría votado por Kast porque consideraba que era un extremista", hoy día se ve mucho más edulcorado a partir de tener el contraste con el candidato Johannes Kaiser.
—¿El problema de Matthei es que no sabe a qué electorado apuntar?
Coincide con lo que comentaba, que tiene que ver con que no va por un lado A o por el lado B. Y eso hace que crezca una crítica que desde la más derechista del electorado se le ha lanzado a ella, que es una persona demasiado blanda, demasiado amarilla, demasiado negociadora, que no tiene una sola línea, que no tiene una sola alma, y eso la hace poco confiable por un electorado que cada día es más creciente, que está de la derecha hacia el extremo.
Y en el mundo del centro también, cuando empieza a decir cosas relativas, por ejemplo, a la dictadura militar o temas de derechos humanos, o se muestra excesivamente beligerante, también vuelven a despertar esta idea de que se quiere parecer a Kast o a Kaiser solo para ganar un electorado, lo que no le parece genuina ni natural.
Uno de los errores de Matthei es haber perdido un poco, haberse alejado y distanciado un poco de la esencia que la ubicó como la candidata con la primera probabilidad para ser la presidenta de Chile en 2026.
Se fue nublando a partir de su problema de posicionamiento, el tener dos candidatos que crecieron importantemente a su derecha, pero también por los tiempos de la opinión, el clima de opinión imperante, que la obligaron a tratar de conectar más con ese clima, más que con el posicionamiento propio que la había posicionado de manera espontánea en los primeros lugares de las encuestas.
Los electores indiferentes: la clave de noviembre
—¿Los electores indiferentes podrían dar una sorpresa de cara a noviembre?
Por supuesto que es crucial. Estamos hablando que con el voto obligatorio entraron al menos 40% de personas que no votaban en el pasado y que son personas de distinto origen y que por alguna u otra razón habían estado distanciados de la política. La entrada de este electorado ha tenido consecuencias visibles ya en los últimos procesos electorales que se han vivido en Chile desde el plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022.
Este público está bastante estudiado, es un público que tiene dos orígenes: uno está muy enrabiado con la política, otro está muy desafectado de la política, una persona que no le interesa la política, pero que tiende a votar más bien con el sentir mayoritario, como con el tema de moda.
Por ejemplo, en los tiempos del estallido social, estos públicos estuvieron muy favorables al estallido social, y en los tiempos del rechazo estuvieron muy cerca, y la gran mayoría de ese público votó rechazo en el plebiscito constituyente. Entonces, podemos ver que las mismas personas votan por ideas distintas, dependiendo de cómo están los climas de opinión imperantes.
Esta población, mayoritariamente joven también que ingresa, mayoritariamente de los grupos socioeconómicos más bajos, va a tener un papel fundamental a la hora de inclinar la balanza sobre un candidato u otro.
Los candidatos que hoy día estén conectando con mayor claridad o con mayor credibilidad en los temas que son la urgencia ciudadana más imperante y más acuciosa, son los que justamente van a conectar también con los sentimientos de ese electorado que está más desinformado y que se guía por cuestiones mucho más específicas y concretas.
Uno podría decir inicialmente que ese es un electorado que irá en su mayoría hoy día con candidatos de derecha que parecieran estar conectando mayoritariamente con esas agendas y esos contenidos.
Pero también candidatas como Jeannette Jara, por ejemplo, sí conectan con otro malestar, que es el malestar entre la élite y el pueblo. Entonces también uno podría ver que en alguna medida ese electorado también simbólicamente podría identificar a Jara como alguien que podría movilizar o reaccionar al voto en ese mundo.
—¿Es predecible cómo se comportará este electorado?
Es predecible en los márgenes que delimito. Es predecible en la medida en que conecte con una cierta emoción o cierta rabia que hoy día moviliza a ese mundo, y que tiene que ver con las agendas predominantes o con las rabias predominantes o las emociones predominantes.
Y las que uno identifica que son predominantes en Chile hoy día, son por supuesto los temas securitarios, los temas migratorios, por una parte, y por otro, los temas del malestar con las élites y con las sensaciones de prácticas de abuso que vienen hace ya un tiempo marcando un poco la conversación social disponible en el país, y en los sectores populares eso es particularmente álgido, por algo son personas que están desconectadas o están fuera de la conversación política.