
Exsubsecretario de Defensa, Gabriel Gaspar (PS): "Cuando entra la variable Dios en un conflicto, es muy difícil manejarlo"
Máxima conmoción causó el ataque de EEUU a las tres instalaciones nucleares más importantes de Irán durante el fin de semana, en una arremetida que la Casa Blanca denominó como la "devastación" de la amenaza que representa el programa atómico del país árabe en medio de las tensiones entre Palestina e Israel.
Y es que luego que los hebreos desmantelaran los radares y los escudos iraníes, Donald Trump se saltó la aprobación del Congreso norteamericano y anunció por medio de la prensa la autorización del lanzamiento de bombas aéreas que en ese instante ya iban cruzando el atlántico con destino a las centrales de Fordow, Natanz e Isfahan.
Esto no solo augura un complejo escenario internacional y el posible aumento de los precios de algunos productos -especialmente el petróleo-, sino también una eventual represalia por parte de la nación en el golfo pérsico que se sume a los misiles enviados contra bases estadounidenses en Qatar e Irak durante la jornada de este lunes.
En entrevista con El Desconcierto, el exsusbecretario de Defensa, FFAA y Guerra de Michelle Bachelet, Gabriel Gaspar, comentó los pormenores de la escalada del conflicto en Medio Oriente tras estos bombardeos y criticó la ausencia de una política de Estado chilena frente al desorden mundial.
La escalada del conflicto en Medio Oriente
—¿Cómo analiza el bombardeo ordenado por Trump a instalaciones nucleares iraníes durante el fin de semana?
Los sucesos del fin de semana están marcados por el bombardeo que ordenó el presidente de Estados Unidos a instalaciones nucleares iraníes, donde se estarían desarrollando, en opinión de Estados Unidos, un programa nuclear de carácter militar.
Esto se suma a los bombardeos previos que ha desplegado Israel sobre territorio e instalaciones iraníes, que han afectado también a instalaciones militares e incluso han dado de baja a altos personeros del gobierno y de las Fuerzas Armadas de Irán.
Por supuesto, esto no es nuevo. Es una tensión que lleva ya varios años, que es la situación de guerra que vivimos en torno a Israel con su frontera en el Líbano y la presencia de Hezbollah, aliado de Irán, y el actuar de Hamas en la franja de Gaza con el atentado a población civil que hubo hace un par de años y la respuesta, en mi opinión desproporcionada, que ha tenido el gobierno de Netanyahu sobre la población civil de Gaza.
—¿Hacia dónde nos lleva esta escalada?
Mi apreciación es que cada vez más vamos cruzando más líneas rojas, rumbo a un conflicto mayor. Esta vez se están enfrentando los dos países más poderosos de la región de Medio Oriente, o sea, Israel e Irán son los más poderosos en términos militares.
Este acontecer obviamente se suma a otros conflictos que hay en el mundo, por nombrar solo uno, el caso ucraniano. Entonces, mi apreciación global es que el mundo entró, ya estamos hace rato, en una etapa de desorden mundial. En una etapa en la cual ya no existen, desgraciadamente, mecanismos jurídicos que permitan controlar y resolver y administrar estos conflictos.
El fracaso de la institucionalidad internacional
—¿Considera que la ONU es una institucionalidad obsoleta para resolver estos problemas?
Es ineficaz. Se han estado planteando desde hace mucho tiempo distintos países del mundo, integrantes de la ONU -Chile estaba en esa posición-, que es necesario reconfigurar el Consejo de Seguridad y particularmente que América Latina tenga un asiento, un miembro permanente de ese consejo.
El consejo se conforma por 15 miembros, cinco de los cuales son permanentes -Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra y Francia- y 10 países elegidos por la Asamblea General, que son rotativos. Ese mecanismo ya no ha demostrado ser suficiente porque los cinco miembros permanentes tienen el llamado derecho a veto.
El Consejo de Seguridad sirve para muchas cosas pero no sirve para resolver conflictos donde están involucradas las cinco potencias que poseen el derecho a veto. En la práctica estamos llegando a un punto en que las potencias están resolviendo sus diferencias a través de la fuerza.
La estrategia de Trump y el rol de Estados Unidos
—Trump se saltó al Congreso para autorizar estos bombardeos. ¿Qué hay detrás de esta decisión?
Lo que está entre líneas es que Estados Unidos con Trump ha reafirmado una política dura de apoyo a Israel y eso se expresa en la xenofobia que se está provocando internamente y fue el ataque a terceros países como Líbano, Siria, etcétera. Donde obviamente -y hay que ser justo en esto- también actuaban organizaciones paramilitares financiadas, asesoradas y armadas por Irán.
Hay un conflicto entre Israel e Irán que en mi opinión se agrava, y esto es una opinión ya muy personal, no solo por el tema de los conflictos entre países, sino por las visiones fundamentalistas y religiosas que se instalan en los extremos.
El factor religioso y los fundamentalismos
—¿A qué se refiere con fundamentalismo religioso?
El fundamentalismo chiita o islámico que prácticamente llama a exterminar Israel es casi tan condenable por su absolutismo como el fundamentalismo de los judíos ortodoxos. Por eso yo soy cuidadoso. Yo no creo que haya que condenar a Israel, lo que uno condena es el fundamentalismo, el racismo, la exclusión que hay detrás de eso, que no todos los ciudadanos israelitas ni menos toda la cultura judía del mundo comparte.
Cuando entra la variable Dios en un conflicto, es muy difícil de manejarlo. Los fundamentalismos llevan a la exclusión, llevan al fanatismo. El fundamentalismo yo lo defino como una filosofía, una concepción de la vida donde existen buenos y herejes, creyentes y herejes, y los que no son iguales a mí están en el lado equivocado de la vida y por tanto tienen que ser subordinados o neutralizados.
—¿Por qué Estados Unidos se involucra en un conflicto que no lo afecta directamente?
Estados Unidos hasta hace poco era la potencia unipolar del mundo, o sea, se metía no solo en Medio Oriente, se metía en Europa, se metía en América Latina muchas veces, y lo mismo también en Asia. De todos los conflictos, en mi opinión, el más difícil es el de Medio Oriente porque contiene otra variable que es clave: allí está lo fundamental de la producción y extracción de petróleo y gas del planeta, que es elemento insustituible para la industria occidental.
Aquí hay una tensión en los proyectos de Trump. Por un lado predica el recluirse, el poner aranceles a todos los productos para facilitar a las empresas americanas y encarecer los productos importados, pero por otro lado se sigue involucrando en términos geopolíticos en conflictos internacionales.
La posición de Chile frente al conflicto
—¿Qué posición debería tomar Chile frente a este conflicto?
La posición de Chile tiene que ser una posición de estado, no puede ser otra. Nosotros aquí no podemos tomar partido ni por un lado ni por otro, como en la mayoría de los conflictos nosotros buscamos una solución porque en primer lugar Chile es un país pequeño. Tampoco estamos involucrados directamente. No somos un actor relevante que nuestra opinión sea decisiva.
Lo que sí puede ser es que nosotros necesitamos mantener una posición que siempre privilegie en primer lugar los intereses nacionales de Chile. Eso es lo más importante y los intereses nacionales de Chile están por encima de las ideologías. Y ese interés es un interés de estado, no depende del gobierno. Es un interés permanente del Estado chileno y en mi opinión, eso nos falta un poco hoy día, esa mirada.
—¿Cómo concreta esta visión de Estado?
Si tú me pides una explicación, yo entre Teherán e Israel, entre Netanyahu y los Ayatollahs no estoy con ninguno, yo estoy con Chile. Estoy con el derecho internacional que es nuestro norte, pero eso es un principio y los principios después se aterrizan en política.
He echado de menos que los chilenos a través de nuestras instituciones -gobierno, congreso, instituciones de la defensa- analicemos lo que se viene y veamos cuáles son los riesgos y las amenazas para nuestro país y cómo tenemos que conducirnos. }
Yo creo que el país debiera convocar al Consejo de Seguridad Nacional, elaborar, escuchar a todos los que tengan que hablar, y con una sola pregunta: ¿qué es lo que está pasando en el mundo? ¿Cómo puede afectar a Chile? ¿Y cuál sería la recomendación para la próxima generación?
—¿Qué opina de la posición expresada por el Presidente Gabriel Boric en redes sociales?
Para un país que está tan abierto al mundo como es Chile, nosotros necesitamos una reflexión que nos indique cómo pararnos frente a esta situación, elegir bien nuestras alianzas con solvencia y con un espíritu nacional transversal, porque si mañana hay un conflicto mayor, no es un problema que vaya a involucrar solo al gobierno actual, sino también al que venga en el próximo gobierno, cualquiera sea este.
Es probable que los desórdenes mundiales duren varios años. A veces duran décadas. Entonces, si nosotros queremos preservar la estabilidad, el desarrollo, sobre todo la paz al interior de Chile, tenemos que tener una política con una visión de largo plazo. Tenemos que ser prudentes, pero también muy firmes en la defensa de nuestra nación.