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¿Ganar la primaria es ganar la presidencia? El voto que anticipa La Moneda
Agencia Uno

¿Ganar la primaria es ganar la presidencia? El voto que anticipa La Moneda

Por: Simón Carvajal | 18.06.2025
En política, como en cualquier terreno, las señales tempranas pueden marcar el rumbo de la competencia, pero cada elección escribe su propia historia. Subestimarlas sería un error estratégico, más allá de la brevedad de la serie de datos disponibles, las primarias se han consolidado como plataforma de visibilidad nacional y han anticipado en varias ocasiones el resultado de la elección presidencial.

En el escenario político chileno, las primarias suelen entenderse como un ensayo: una instancia para medir fuerzas internas, ordenar coaliciones y proyectar liderazgos. Pero ¿y si fueran más que una preparación?

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Un repaso de las tres últimas elecciones presidenciales chilenas (2013, 2017 y 2021) sugiere un patrón: quien obtiene la victoria en la primaria con mayor participación, luego triunfa en la segunda vuelta presidencial.

Tres elecciones, tres señales

Desde que se formalizaron las primarias legales en 2013, sus resultados han anticipado con notable precisión el desenlace presidencial. Ese año, Michelle Bachelet obtuvo un 73% en la primaria de la Nueva Mayoría y luego alcanzó un 62% en la segunda vuelta. En 2017, Sebastián Piñera logró un 58% en la primaria de Chile Vamos y venció con un 54,5% en el balotaje.

En 2021, Gabriel Boric obtuvo un 60% en la primaria de Apruebo Dignidad y luego triunfó con un 55,8% en la segunda vuelta. Tres elecciones, tres señales, tres victorias consecutivas de quien ganó la primaria.

¿Coincidencia o señal?

Más allá de lo llamativo de estas cifras, el reducido número de casos obliga a la prudencia. Aun así, los datos de participación y los porcentajes de cada primaria han coincidido con el resultado final.

Es posible considerar las primarias como algo más que un trámite interno de partido, funcionan como un indicador temprano del rumbo que tomará la elección presidencial.

Termómetro y narrativa

Las primarias cumplen dos funciones relevantes. Primero, operan como termómetro de unidad interna, una victoria clara demuestra cohesión y orden al interior de la coalición.

Segundo, generan un efecto de “carro de la victoria”, el ganador capitaliza visibilidad y opiniones favorables que los medios amplifican, instalando la idea de que su triunfo es inevitable. En un escenario polarizado como el chileno, esa narrativa puede traducirse en votos decisivos.

Excepciones históricas

No obstante, la historia previa a 2013 muestra casos que se desvían de este patrón en las primarias no oficiales. En 1993, Eduardo Frei derrotó a Ricardo Lagos en una primaria semiabierta de la Concertación con baja participación, mientras la derecha no realizó primarias.

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Frei ganó luego la presidencia en primera vuelta con un 57,98%. En 1999, Lagos venció en unas primarias masivas de la Concertación (la derecha no las celebró) y luego derrotó por estrecho margen a Joaquín Lavín en la segunda vuelta.

Sin embargo, en 2009 la Concertación realizó primarias semiabiertas con apenas 6,75% de participación, fracasando su intento de emular el sistema norteamericano. Frei resultó vencedor internamente, pero fue derrotado por Sebastián Piñera (quien no compitió en primarias) en la segunda vuelta. Allí, la baja concurrencia debilitó al oficialismo y la derecha reforzó su unidad.

En resumen, la centro derecha no realizó primarias y la centro izquierda realizo tres primarias no oficiales, de las cuales en dos se cumple que el ganador de sus primarias sale electo (uno en primera y el otro en segunda vuelta) y en un solo caso, de baja participación, pierde la elección frente a la derecha.

Por todo ello, incluso para las características de la primaria oficial de este 2025 -donde la derecha nuevamente no realizará primarias-, existe un patrón más o menos claro de que quien participa en primarias, puede ganar la elección en segunda vuelta, esto debido a que en seis primarias registradas en Chile (tres no oficiales y tres oficiales), en solo un caso, el ganador de las primarias no resultó ganador.

Perspectiva 2025

De cara a las primarias de 2025, la centroizquierda celebrará su proceso interno, mientras que la derecha prescindirá de este instrumento y llegará a la primera vuelta con tres candidaturas separadas.

Ese escenario pondrá a prueba hasta qué punto las primarias siguen anticipando el resultado final, para las candidaturas, representan un primer test de viabilidad y capacidad de movilización; para la ciudadanía, una oportunidad real de incidir en la oferta presidencial antes de que esta se cierre, especialmente ahora que el voto obligatorio ha vuelto al contexto electoral chileno.

En política, como en cualquier terreno, las señales tempranas pueden marcar el rumbo de la competencia, pero cada elección escribe su propia historia. Subestimarlas sería un error estratégico, más allá de la brevedad de la serie de datos disponibles, las primarias se han consolidado como plataforma de visibilidad nacional y han anticipado en varias ocasiones el resultado de la elección presidencial.

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