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Riesgo del sueño de vivir fuera de la ciudad: Presión en comunas rurales y costeras amenaza naturaleza y gestión de desechos
El Tabo en el litoral central. Foto: Agencia UNO.

Riesgo del sueño de vivir fuera de la ciudad: Presión en comunas rurales y costeras amenaza naturaleza y gestión de desechos

Por: María del Mar Parra | 17.06.2025
Comunas costeras del litoral central como El Tabo y Algarrobo o comunas rurales como Litueche están recibiendo cientos de nuevos habitantes por migración interna desde las ciudades, amenazando áreas naturales y sistemas colapsados de basura y alcantarillado.

Cientos de personas de Chile han dejado las ciudades para irse a vivir a comunas rurales en el centro del país, o a balnearios costeros del litoral central, según los datos del censo 2024. En el medio La Tercera, el analista del Centro de Inteligencia Territorial de la Universidad Adolfo Ibañez, Jorge Aravena, alertó sobre la presión que genera esta migración interna.

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Entre las comunas que más han recibido este tipo de migración, están zonas del litoral central como El Tabo, el Quisco, Puchuncaví, Algarrobo, Papudo y Navidad, así como zonas rurales alejadas de la costa como San Nicolás, Marchihue o Litueche.

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Este movimiento de personas, según indica Aravena, puede generar una presión sobre servicios básicos si no hay una planificación urbana que se anteceda a las tendencias, como develan distintos conflictos que han ocurrido en algunas de las comunas más cotizadas por los migrantes internos.

Además, parte de esta movilidad ocurre a través del loteo de suelos rurales, que se vale de un vacío legal que ahora el Ministerio de Agricultura está intentando regular a través de un proyecto de ley. La proliferación de loteos en zonas que no tienen servicios para acoger el aumento de habitantes, ha generado problemas sanitarios y ambientales en las comunas identificadas como destino de esta migración interna.

Presión sobre la naturaleza

Un caso emblemático de la presión que genera esta migración es el de Puchuncaví, identificada como una de las comunas de destino de este movimiento y donde se acaba de aprobar un mega proyecto inmobiliario que construirá 14 mil viviendas, duplicando la población actual de la comuna y construyéndose sobre el último gran pulmón verde sobre la costa de la zona, que son los acantilados y la playa de Quirilluca.

Un caso similar ocurre en Algarrobo, donde la comunidad local se ha movilizado durante años contra los proyectos inmobiliarios que buscan urbanizar la península conocida como Punta de Fraile, buscando que el Consejo Municipal debata sobre cambiar el uso de suelo de esa zona para convertirlo en un área verde no urbanizable.

Esta situación también ocurre en zonas rurales como Litueche, donde fundaciones y vecinos llegaron hasta la Corte Suprema para frenar un proyecto de loteos para 1500 personas que se estaba construyendo en el borde de un humedal declarado sitio prioritario de conservación para la comuna.

Colapso y desechos

La urbanización desregulada suele generar una sobrecarga no planificada en los sistemas de gestión de residuos ya colapsados, y en los sistemas de alcantarillado.

Las comunas de destino para la migración interna están buscando responder a la mayor presión inmobiliaria para evitar problemas, como es el caso de Maitencillo en la comuna de Puchuncaví. Esta comuna ha protagonizado un boom inmobiliario a pesar de no contar con sistema de agua potable ni alcantarillado. Actualmente, se está empezando a ejecutar un proyecto de $32 mil millones para cubrir esa necesidad.

En Algarrobo, los diputados Diego Ibañez y Camila Rojas constataron la contaminación costera que genera el emisario submarino de la sanitara Esval y lograron una alianza con la Universidad de Playa Ancha para medir la calidad del agua en las zonas costeras cercanas al emisario para tomar medidas. Vecinos han protestado en los últimos años por colapsos en el sistema de alcantarillado y filtraciones de aguas servidas hacia la superficie en calles y quebradas.

Otro servicio cuya presión crece con los proyectos inmobiliarios y que puede generar un descalabro ambiental, es el de la gestión de basura. Comunas del litoral central que están creciendo, como Algarrobo, El Quisco y El Tabo, vierten sus residuos en un vertedero el Valparaíso, al que le quedan tres años de vida útil.

La situación ha puesto en alerta a los alcaldes de la región y al gobernador Rodrigo Mundaca, y se han barajado opciones como la creación de un centro integral de gestión de residuos regional, o incluso depositar parte de la basura en la Región Metropolitana.