
"Festín e impunidad" de Virginia Reginato: Radiografía a la pérdida de $100 mil millones en Viña del Mar
La corrupción en la administración pública constituye una amenaza profunda para la justicia y la estabilidad de las instituciones democráticas. En el caso del municipio de Viña del Mar, bajo la administración de Virginia Reginato, las irregularidades y el mal manejo de los recursos públicos reflejan un sistema donde el poder se ha ejercido sin límites ni controles adecuados.
Montesquieu, en El espíritu de las leyes, advertía que “todo hombre que tiene poder es llevado a abusar de él; se va hasta donde encuentra límites”, poniendo en evidencia la necesidad de mecanismos firmes para evitar que la corrupción se convierta en el motor de la gestión pública. Esta historia revela cómo, sin esos límites, la impunidad y el descontrol pueden volverse la regla.
En enero de 2019 una auditoría reveló lo que parecía más una novela de corrupción que una gestión municipal: pagos por más de $20 millones a trabajadores contratados por “servicios” que jamás se prestaron, con informes mensuales copiados y pegados, sin respaldo ni verificación. Una burocracia fantasma costeada con recursos públicos.
En otra ocasión y apenas 48 horas después de que la Contraloría revelara un déficit de $17 mil millones, el Municipio presionó a TVN y Canal 13 para que anunciaran a los Backstreet Boys como número estrella del Festival de Viña. ¿Coincidencia? Más bien, una cortina de humo con coreografía noventera.
La Contraloría registró 56 observaciones en 2019: pagos indebidos, horas extras sin respaldo y cifras de cuentas públicas que no cuadraban con los informes de la Dirección de Control. De 2015 a 2017, se gastaron $5.540 millones en horas extras y $7.077 millones en honorarios y programas comunitarios (14,93% del presupuesto anual). En contraste, solo $3.775 millones fueron destinados a obras civiles (4,47%).
En 2017, 1.347 casos mostraron que los pagos por horas extra equivalían hasta al 100% del sueldo de los funcionarios. Algunos estaban de vacaciones o con licencia médica. En febrero de 2019, el 94,1% del personal de planta y contrata recibió horas extras. Uno llegó a cobrar por 166 horas, sumando casi $1 millón a su salario.
Como advirtió claramente Hannah Arendt, en Los orígenes del totalitarismo, “la corrupción es el instrumento más seguro de la dominación”.
Además, se documentaron contratos duplicados de arriendo por vehículos municipales que nunca fueron utilizados, generando pagos paralelos por automóviles inexistentes. También se constató la existencia de facturas ideológicamente falsas por servicios de asesoría jurídica jamás realizados, con boletas emitidas por profesionales inexistentes.
En otro caso, se detectó la alteración de licitaciones para favorecer empresas cercanas a funcionarios de confianza, vulnerando los principios de libre competencia y probidad administrativa
Y la desidia no acaba ahí. El municipio renovó patentes de alcoholes a nombre de personas fallecidas. El reloj de flores, tras su destrucción en 2017, fue reinaugurado con una sobrefacturación digna de ópera bufa: $22 millones en ornamentación, $2,6 millones en flores, y $64 millones pagados a una empresa por 7 trabajadores de los que no se sabe ni nombre ni función.
Tal como advertía Albert Camus en El hombre rebelde, la corrupción del poder se manifiesta en la mentira institucionalizada. En agosto de 2019, la Contraloría detectó irregularidades en la concesión del Casino Municipal: no se cobraban entradas y se delegó -ilegalmente- su administración a Enjoy S.A., generando pérdidas fiscales y un potencial conflicto con el SII.
La auditoría forense del Grupo Panal, solicitada por la alcaldesa Macarena Ripamonti, halló 63 anomalías entre 2016 y 2021. Solo en horas extras se pagaron $22.979 millones, superando el presupuesto municipal de ciudades como Concón. Y por ineficiencia en cobranza, se dejaron de percibir $65 mil millones, sumando una pérdida total de $100 mil millones.
La auditoría también identificó 1.115 bienes desaparecidos, incluidos tres camiones, una motoniveladora y un cargador frontal. Se observaron aumentos absurdos en arriendos para Seguridad Ciudadana (de 142 a 250 UF), 143 decretos alcaldicios sin respaldo y presupuestos sospechosamente idénticos entre 2020 y 2021.
Asimismo, el nepotismo no se queda atrás: María Carrasco Maldonado y María Rouse Maldonado, sobrinas de la jefa de gabinete de Reginato, percibían sueldos de $2,1 y $3 millones.
Mientras, $49,9 millones se gastaron en fiestas patrias, navidades, cajas de champaña y aniversarios sindicales. Hechos que nos traen a la memoria a George Orwell con La granja de los animales: “todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.
¿Lo mejor? Un asesor comunicacional, Patricio Gatica Montecinos, cobraba de sueldo $3,6 millones del Congreso Nacional mientras también figuraba contratado por la Corporación Municipal viñamarina. Dos sueldos, cero escrúpulos.
Finalmente, como señalaba Michel Foucault, “el poder no se posee, se ejerce”, y en Viña del Mar, bajo la égida de Reginato, se ejerció con desparpajo, festín y absoluta impunidad.