
Fórmula Milei: Baja inflación, desempleo y reajuste salarial pero aumentan horas laborales y jubilados vuelven al mercado
Las cifras oficiales de disminución de la pobreza en Argentina, aunque ciertas, esconden –como toda estadística- una realidad que salta a la vista al ponerlas bajo la lupa, porque, como señaló nuestro querido Nicanor Parra: si hay dos panes y alguien se come uno y otro ninguno, el consumo promedio es de un pan por persona”.
Uno de los activos más importantes de los que se ufana el gobierno de Javier Milei, además de haber logrado desacelerar de la inflación, es haber disminuido la pobreza a partir del segundo semestre de 2024.
Se trata de dos indicadores de enorme relevancia para cualquier país, pero mucho más en la nación vecina donde éstas variables fueron determinantes en sus sucesivas crisis y cambios políticos de las últimas décadas.
6.7 millones de pobres menos en un semestre
Entre el segundo semestre del año 2023 (últimos meses del gobierno de Alberto Fernández) y el primero de 2024 (los inicios de la gestión Milei), más de 5 millones de personas cayeron por debajo de la línea que marca la canasta básica total (CBT), según datos oficiales.
Ese alza de la pobreza desde el 41,7% al 52,9% de la población fue un fenómeno empujado por la enorme devaluación de diciembre de 2023 (118%) y la consecuente inflación.
Sin embargo, durante el segundo semestre de 2024 –en apenas seis meses- este fenómeno se revirtió y más 6.700.000 personas salieron de la pobreza, bajando nuevamente el indicador hasta el 38,1%, cifra que según informes privados es aún más baja hoy, ubicándose en torno al 35,4%.
El Gobierno y los medios de comunicación aliados festejan estos guarismos que, sin embargo, no se ven reflejados en el pulso en las calles del país vecino donde los niveles de consumo dan cuenta de una realidad más dura que contradice a las estadísticas. ¿Cómo se explica?
Desagregando las cifras
En busca de claridad sobre el aparente cortocircuito entre los datos y la realidad cotidiana trasandina, un reciente estudio realizado por un grupo de investigadores del prestigioso Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires (UBA), analizó la evolución de los ingresos y la pobreza en el primer año de gobierno.
Una de las conclusiones extraídas es que de un análisis más pormenorizado de los datos surgen aspectos importantes que relativizan el éxito anunciado y es preciso señalarlos.
El estudio, del que participaron los investigadores Eduardo Chávez Molina, Mariana Lucía Sosa y José Rodríguez de la Fuente, analizó exhaustivamente la evolución de los ingresos y la pobreza durante el primer año de gobierno de Milei.
En conversación con El Desconcierto, Chávez Molina, sociólogo e investigador del Instituto de Investigaciones Gino Germani y director de la carrera de Sociología en la Universidad Nacional de Mar del Plata, explicó la enorme brecha entre los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadísticasy Censos (INDEC) y la realidad palpable en las calles argentinas.
-¿Por qué no se percibe en las calles esa recuperación que marcan las cifras?
-Las cifras son ciertas, pero esconden bajo la alfombra fuertes desigualdades y una recuperación heterogénea, ya que ésta se concentró sólo en ciertos segmentos de la clase media y trabajadora que, aunque vieron deteriorarse sus condiciones de vida a inicios del año pasado, encontraron en su inserción en los sectores formales de la economía una ventaja para escapar con rapidez de la pobreza”.
-¿El estudio concluye que esa recuperación fue segmentada?
-Lo que el estudio incorpora es la idea de pobreza de carácter circulatorio que surge al analizar la dinámica de entrada y salida de la pobreza en contextos de crisis económicas abruptas como la ocurrida en Argentina.
A diferencia de la pobreza crónica, que la entendemos como el estancamiento en la privación, la circulatoria refleja una movilidad aparente, es decir, ciertos grupos logran escapar rápidamente de la pobreza, por ejemplo, los que tienen un empleo formal, pero otros (informales, precarizados o cuentapropistas marginalizados) quedan atrapados en un ciclo de vulnerabilidad recurrente. Quedan atrapados allí.
-¿ Hay otros elementos que hagan relativizar esas estadísticas?
-Insistiendo en que las cifras no están puestas en cuestión, hay que subrayar que el escenario es complejo y se complementa además con otras situaciones, como el aumento en la intensidad de horas de trabajo, de alrededor el 15%.
Gente que antes trabajaba 8 horas, hoy trabaja 10 o más. Esto evidencia el enorme esfuerzo social para salir de la pobreza, que no se basa en resultados del modelo ni mejoras de salarios, sino en un mayor esfuerzo temporal del mismo.
También se da una situación de sobreexplotación: muchos jubilados vuelven a trabajar. En 2024, uno de cada cinco jubilados se vio obligado a hacerlo, algo que representa una cifra récord en Argentina. La cantidad de jubilados empleados es hoy un 28% mayor a la que existía en el mismo trimestre del año 2016.
-Por último: otro punto puesto en cuestión es la medición de la pobreza misma, que se realiza en base a la canasta básica, a partir de un listado que se encuentra muy desactualizado. En ese listado, señalan diversos estudios privados y públicos, están sub-representados gastos fundamentales como los servicios (las cuentas de luz, gas, agua, servicios de Internet), el transporte o la educación, pese a que constituyen gastos que ponderan mucho en los gastos de una familia en la actualidad.
-Paradójicamente –o no tanto– se trata de los elementos básicos para la vida cotidiana que más aumentaron durante la gestión de Javier Milei, a los que se les habría que sumar también la salud y los medicamentos.
Precios y estancamiento de poder adquisitivo
Otro frente en esta problemática socioeconómica argentina es la carrera de los precios, pues no todos los trabajadores argentinos están logrando equiparar sus salarios con la inflación, incluso contemplando la fuerte desaceleración que muestra este indicador.
En este escenario, sólo algunos logran hacerlo. Mientras el sector público, el comercio y los ligados a la enseñanza se encuentran en clara desventaja frente a esos sectores. Esto porque el Gobierno, pese a enarbolar la libertad de los mercados como bandera principal, interviene fuertemente en las paritarias (negociaciones salariales de los sindicatos) y evita que los salarios de estos sectores suban más que el 1% mensual.
En datos, esto se ve con claridad: “En nueve años la población en promedio pasó de comprar 2,2 canastas básicas a comprar hoy en día 1,5. Hay una disminución muy fuerte de la capacidad de consumo. Están por arriba de la pobreza, pero con mucho peligro de caer en situaciones de pobreza”, señala Chávez.
Semana de reclamos
En tanto, el pulso en las calles empieza a mostrar una atmósfera cada vez más tensa.
A las periódicas marchas de los jubilados de los miércoles que todas las semanas nos entregan imágenes de una represión feroz contra los reclamos de la tercera edad, se sumó la semana pasada el conflicto en torno al Hospital Garrahan, un referente nacional, regional e internacional en salud pública pediátrica, sujeto en la actualidad a un desfinanciamiento sin precedentes.
Con los salarios del personal desplomados y una mayor restricción de prestaciones por falta de profesionales se insumos, los trabajadores iniciaron una huelga y paro por reclamos de recomposición salarial, denunciando pérdida del poder adquisitivo y condiciones laborales críticas.
Por ahora el Gobierno respondió con una oferta para los residentes, pero esta oferta fue rechazada por los trabajadores por excluir a más del 90% del personal del hospital, lo que desató malestar y profundizó el conflicto.
La institución tiene un presupuesto anual de 169.000 millones de pesos argentinos en la actualidad pero necesita -aseguran sus trabajadores, 350.000 millones para funcionar correctamente.
En contraste, el gobierno de Milei se resiste a asignar esa diferencia mientras asigna 133.000 millones anuales a los Servicios de Inteligencia y otros 30.000 millones al año a los 248 empleados del vocero presidencial Manuel Adorni.