
¿Muertes inevitables?
La candidata presidencial Evelyn Matthei plantea que la sacaron de contexto cuando, en una entrevista reciente en Radio Agricultura, dijo que las muertes del 73 y 74 eran inevitables y que, desde esa fecha, unos “loquitos” siguieron matando sin control.
También se declaró una férrea defensora de los Derechos Humanos. Basta con escuchar la entrevista, para darse cuenta que la candidata miente. Nadie la ha sacado de contexto y sus palabras son contrarias a los Derechos Humanos.
Según Matthei, el Golpe de Estado era inevitable. Esa afirmación tampoco es verdad. Como dice Carlos Peña en su libro “El tiempo de la memoria” (2019) el Golpe pudo evitarse, si todas las fuerzas políticas hubieran hecho esfuerzos para lograrlo. Esto es así porque los seres humanos tenemos la capacidad de optar, incluso en las circunstancias más adversas.
Un ejemplo: como es obvio un terremoto es algo que no podemos evitar, porque no depende de nuestras acciones. Pero ¿fue inevitable el bombardeo a la Moneda? Ese hecho histórico se convirtió en un símbolo del Golpe civil y militar, del 11 de Septiembre de 1973. Para Carlos Peña, decir que el Golpe fue necesario es refugiarse en el tema de las explicaciones del contexto en que se vivía. Es anular otras opciones posibles, como el plebiscito, como elecciones anticipadas. No existe una condena moral. No existe la pregunta sobre si fue correcto.
La derecha había elaborado un relato que planteaba una disociación entre comprender el Golpe y condenar los crímenes que ocurrieron. Matthei, que se dice demócrata, al decir que los crímenes eran inevitables, los justifica. Deja claro que no condena lo ocurrido.
A diferencia de lo que dice Matthei, los informes de Derechos Humanos han acreditado que en nuestro país no hubo guerra civil. La evidencia histórica demuestra que el 11 de septiembre del 73 solo existieron algunos focos de resistencia. Al segundo día de producido el Golpe, la Junta Militar tenía el control de todo territorio nacional.
Respecto a lo que ella llama “muertes inevitables”, del 73 y 74, surgen varias preguntas, como por ejemplo: ¿Era inevitable torturar, matar, hacer desaparecer el cuerpo de campesinos, pobladores, jóvenes, mujeres, al menos diez de ellas embarazadas?
Solo dos testimonios: No se ha podido encontrar el paradero de Diana Aron. A pesar de su embarazo, fue brutalmente torturada por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), en el campo de concentración “Villa Grimaldi”.
Lo mismo ocurrió con Michelle Peña. “Villa Grimaldi” fue el último lugar donde la vieron con vida. Tenía más de 8 meses de embarazo.
Unas pocas preguntas más:
¿Era inevitable que, en el Regimiento Tacna, se haya realizado una matanza de veintisiete personas arrojadas al fondo de un foso, donde se lanzaron granadas? Enrique Paris Roa, docente y miembro del Consejo Superior de la Universidad de Chile, es una de esas personas que se encuentran desaparecidas, desde el 13 de Septiembre de 1973.
¿Era inevitable que a Víctor Jara le quebraran las manos y le dispararan en el suelo varias veces?
¿Era inevitable asesinar al General Carlos Prat y a su señora, colocando una bomba en su auto, en Buenos Aires?
Era inevitable asesinar a José Toha, quien se encontraba enfermo en el Hospital Militar?
¿Era inevitable que muriera, después de haber sido brutalmente torturado en la Cárcel Pública, el general Alberto Bachelet?
Pero Evelyn Matthei no sólo plantea que existieron muertes inevitables, también se le ocurrió decir que después del 74 existieron “loquitos” que nadie controlaba.
¿Habrían sido esos “loquitos” los que viajaron a Estados Unidos, en 1976, a asesinar a Orlando Letelier, colocando una bomba en su auto? Al parecer, para Matthei ellos, sin la ayuda de nadie, contaban con toda la logística necesaria para hacerlo.
También habrían sido unos “loquitos”, que nadie controlaba, los que apresaron y degollaron, con total impunidad, a los profesionales José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Natino, en 1985.
A fines de la dictadura, en 1989, el periodista Jécar Nehgme fue asesinado, en la puerta de su casa.
Lo que la candidata no dice es que, durante todo el período de la dictadura, existió una estructura en el aparato del Estado que planificó y ejecutó una política para causar terror y sometimiento a los opositores y el exterminio de los militantes de izquierda. Primero fue la DINA y después la Central Nacional de Investigaciones (CNI).
Las palabras de Matthei reflejan el negacionismo que ha caracterizado a gran parte de la derecha, y muestran que ella forma parte de los “cómplices pasivos”, grupo al que hizo referencia el ex Presidente Sebastían Piñera.
El contenido de la entrevista de Matthei no sólo hace daño a las familias que son víctimas de los horrores de la Dictadura. También le hace daño a nuestro país, porque deja abierta la posibilidad que se repitan los momentos más amargos de nuestra historia.
Para que sea posible el “NUNCA MÁS”, es fundamental reconocer el terrorismo de Estado y, en consecuencia, las peores violaciones a los Derechos Humanos que ocurrieron en nuestro país, entre 1973 y 1989.