
Rojo Edwards: Un “fantasma” que quedó sin pan ni pedazo
Rojo Edwards renunció al Partido Social Cristiano tras ser bajado de la candidatura presidencial año 2025, acción que provocó grandes preguntas en la opinión pública. Recordemos que no es primera vez que el senador se desliga de un partido político, antes lo hizo en Renovación Nacional y en el Partido Republicano.
Probablemente estamos frente a un “fantasma” de la política nacional, uno que va y viene, uno que llega y desaparece, dicho de otra forma, uno que termina quedando sin pan ni pedazo al final del día, uno que lucha, pero fracasa.
José Manuel Rojo Edwards Silva es Ingeniero Civil Industrial, y ahora un ex-integrante del Partido Social Cristiano. Nació el 15 de julio de 1977 en Chicago, Estados Unidos. Durante los años de 2005 y 2007 realizó un Magister en Políticas Públicas en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, donde obtuvo la beca Catherine B. Reynolds Fellowship para Emprendimiento Social.
Es un agudo líder de ideas liberales con una fuerte impronta de lo “novedoso” en materia política, sin embargo, ello parece no calentar a nadie, ya que sus ideas y directrices terminan finalmente quedando en el partidor, ahí donde un jinete desea correr y no logra despegar.
A través de una carta dirigida a los militantes del PSC, Edwards señaló que cierra "una etapa importante de su vida política". Sin embargo, en ningún caso ello significa renunciar a los ideales de libertad, familia, estado de derecho, patria y responsabilidad con la que entró a la vida pública.
Tras menos de un año de militancia, el senador Rojo Edwards renunció al Partido Social Cristiano (PSC) dejando grandes interrogantes para un partido que parece ser nicho de “fantasmas” y voces que predican al más puro estilo de Juan el Bautista, solitarias en el desierto.
Cabe señalar que desde el Partido Social Cristiano agradecieron al senador Edwards su tiempo de estadía y militancia adscrita. Desconocemos cual es la real motivación de Rojo Edwards para liderar nuestro país, junto con ello, si las “huellas” que ha dejado en materia política son suficientes para organizar Chile, o bien, son solo aspiraciones utilitaristas de alguien que desea llegar al poder incesantemente.
Ahora, para nadie es un misterio que el Partido Social Cristiano es un espacio de grandes narrativas en pro de la moral conservadora y lineamientos cristianos, una especie de utopía cargada de dogmatismos implícitos, claro, como si la política se tratara de izar la bandera de la Biblia y sus bases conceptuales para satisfacer el “gusto de unos pocos”. Fue precisamente desde este espacio político donde Rojo Edwards intentaba ser el próximo presidente de la República, una ironía por lo bajo en época de candidaturas presidenciales.
Con urgencia deberíamos preguntarnos cuales son las ideas que hacen supuestamente a Rojo Edwards un candidato diferente, coherente y de grandes propuestas. De lo contrario, estamos frente a una especie de narrativa liberal que ha transitado en tiempo pasado sin mucha “novedad como proyecto político” para la ciudadanía chilena, por ende, viene bien hacernos las siguientes interrogantes.
¿Será que Rojo Edwards fue desechado como candidato presidencial del Partido Social Cristiano por no estar al servicio del proyecto político de su partido? ¿Es realmente el Partido Social Cristiano una “nueva derecha” en Chile donde Rojo Edwards no encajó? ¿Cómo confiar en un político que una vez más se descolgó de su militancia? ¿Será que estamos en presencia de alguien oportunista con esbozos que socavan la poca confianza en la política que aún mantiene parte de la ciudadanía en el territorio nacional? ¿Es probable que en Chile habiten personas que reiteradamente están donde calienta el sol para conseguir sus deseos a rajatabla?
Estas y otras preguntas aparecen obligatoriamente en el registro de la discusión pública, esa que divisa a Rojo Edwards como una especie “fantasma” que al final del día queda sin pan ni pedazo, experiencia que parece no importar a su persona, o bien, insiste, insiste, insiste y fracasa, fracasa y fracasa.