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La pascua de Francisco I: ¿Existe un legado de la opción preferencial por los pobres?
Imagen del Papa Francisco I en Chile / Agencia Uno

La pascua de Francisco I: ¿Existe un legado de la opción preferencial por los pobres?

Por: Alex Ibarra | 21.04.2025
Un hito que considero importante es la publicación de la Encíclica “Laudato, sí”, la cual puede ser interpretada como un cuestionamiento al orden económico-político del neoliberalismo, en cuanto esta ideología representa ese ánimo devastador de la vida que debe ser censurado desde la ética, a favor de la recuperación de la dignidad de la vida.

La mayor parte de los habitantes del planeta

se declaran creyentes, y esto debería provocar

a las religiones a entrar en un diálogo entre ellas,

orientado al cuidado de la naturaleza, a la

defensa de los pobres, a la construcción de redes

de respeto y de fraternidad”.

(Laudato, sí. Francisco I)

Hoy nos despertábamos con la noticia de la muerte de Francisco I, la primera autoridad máxima del Vaticano con nacionalidad latinoamericana. Recuerdo cuando se dio el anuncio de su elección como Pontífice, estaba en Buenos Aires, sin embargo no aprecié un gran jolgorio que me explico por dos razones.

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La primera, las fricciones públicas con los Kirchner en tiempos que éstos gozaban de muy buena popularidad. En esa época algunas diferencias de opiniones los distanciaban, pero con respeto, no con el desprecio que sintió con otros políticos, como con el actual Presidente argentino Milei.

La segunda razón, más de carácter intelectual, quizá ligada al Colegio Máximo de San Miguel, cuna para la filosofía de liberación argentina que en los primeros años de la década del setenta surgía al alero de este centro jesuítico por las acciones de los filósofos Juan Carlos Scannone y Enrique Dussel, que tomaban distancia de ciertas versiones de la teología de la liberación latinoamericana que consideraban en extremo radicalizadas, como las de Gustavo Gutiérrez y Hugo Assmann, quienes eran más proclive al reconocimiento de la significación histórica de la Revolución Cubana.

Jorge Bergoglio (Francisco I) asumió por esos años el rectorado de este centro de formación jesuita en Buenos Aires. Supongo, sin certeza, fricciones entre estos dos sacerdotes que eran parte de una iglesia con sentido latinoamericanista, seguidores del Concilio Vaticano II y defensores de las Conferencias Latinoamericanas, principalmente por la inspiración de la “opción preferencial por los pobres”.

Este movimiento latinoamericanista interpretó muy bien la situación de la pobreza con ayuda de la teoría económica cepaliana de la dependencia, que tuvo su principal influjo en las décadas 60 y 70.

En varios países de nuestra América, la “opción preferencial por los pobres” tenía una importante presencia en las comunidades eclesiales de base, en el caso de Chile con precursores como Alberto Hurtado y obispos críticos como Carlos González y el Cardenal Silva Henríquez. Junto a tantos religiosos que asumieron su servicio pastoral en las villas o poblaciones, sufriendo las persecuciones, las torturas y las ejecuciones de muerte realizadas por las dictaduras cívico-militares.

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A medida que fue pasando el pontificado de Francisco I, poco a poco, se fue asumiendo como un representante de lo latinoamericano. La visita que hizo a Chile pasó sin mucha pena ni gloria. No se veía el carisma de Juan Pablo II que, por otra parte, tuvo mucho más cobertura mediática a nivel mundial.

Francisco I es un caso raro de pontificado, seguramente alimentaba los temores de esa iglesia sierva al poder. De ahí la pregunta sobre si este pontificado tendrá algún legado histórico, para la iglesia o para su relación con el mundo.

Un hito que considero importante es la publicación de la Encíclica “Laudato, sí”, la cual puede ser interpretada como un cuestionamiento al orden económico-político del neoliberalismo, en cuanto esta ideología representa ese ánimo devastador de la vida que debe ser censurado desde la ética, a favor de la recuperación de la dignidad de la vida.

El llamado del Papa fue a organizar una defensa de la vida con un cultivo de la vida espiritual, cuestión característica de la congregación a la que pertenece con la práctica de la espiritualidad ignaciana que proclama los ejercicios espirituales. Curioso llamado que integra además un rescate de la espiritualidad franciscana como desprendimiento de la acumulación material y la promoción del cuidado de la tierra, así como lo encontramos también en nuestra madre intelectual: Gabriela Mistral.

La crítica al neoliberalismo es contundente, en cuanto que se reconoce a esta ideología como la principal causa del deterioro de las condiciones de la vida, dada la devastación que causa al medio ambiente, instalando un sistema asimétrico de privilegios que se anteponen a los derechos humanos y que traen la consecuencia de agudizar el sufrimiento de los pueblos víctimas de los zarpazos del poder.

Es válida la pregunta en torno a este símbolo que representa Francisco I para los latinoamericanos, ¿su muerte se convertirá en un legado? ¿Sirve el testimonio de Francisco I para inspirar causas que nos permitan soñar en un nuevo orden político de diálogo y consenso, que comprenda esa idea de que habitamos una casa común?

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