
Cannabis: Una regulación urgente
El ingreso del proyecto de ley que regula el uso adulto del cannabis representa un paso urgente hacia una sociedad más justa, coherente y centrada en los derechos de las personas. Durante años, miles de ciudadanos y ciudadanas han sido perseguidos por el Estado por ejercer su libertad individual, enfrentando largos procesos judiciales y una fuerte estigmatización.
Esta iniciativa tiene un objetivo claro: entregar certezas jurídicas. Queremos que el Estado deje de gastar tiempo y recursos en perseguir a millones de usuarios que no representan una amenaza para la seguridad pública, y que pueda enfocar su acción en lo verdaderamente urgente: el combate al crimen organizado y a quienes sí representan un peligro para la sociedad.
Porque no nos engañemos, los principales beneficiados de esta persecución son los vendedores de pasta base, cocaína y drogas sintéticas. La ambigüedad legal actual solo fortalece sus redes. Regular el uso adulto del cannabis debilita a estos grupos en su fuente de ingresos y, al mismo tiempo, nos permite proteger mejor a las personas.
Este proyecto no autoriza el consumo en espacios públicos ni la comercialización indiscriminada. Pero sí reconoce y respalda lo que la ley ya permite: el autocultivo, el uso personal y privado. Con ello, avanzamos hacia una política más coherente, que supere la criminalización sin sentido y el castigo a quienes ejercen su derecho a decidir.
La discusión es no solo necesaria, sino urgente. Hoy, el narcotráfico se mueve con rapidez y eficiencia, mientras el Estado aún no cuenta con las herramientas normativas para enfrentarlo de manera efectiva. Al mismo tiempo, irrumpen drogas mucho más peligrosas, como el fentanilo -50 veces más potente que la heroína- , altamente letal y adictivo. Urge actuar con claridad, diferenciar y regular.
Hacemos un llamado transversal a actuar con responsabilidad y sin prejuicios. Muy probablemente, incluso en las familias de quienes hoy se oponen a esta iniciativa, hay personas que consumen cannabis de forma responsable, ya sea con fines medicinales o recreativos.
Ante la ambigüedad legal, decidimos avanzar con convicción. Esta propuesta no sólo despenaliza, sino que reconoce la libertad individual, promueve un enfoque de salud pública y pone en el centro los derechos humanos. Regular es avanzar. Criminalizar ha sido, y seguirá siendo, un fracaso.