Súmate a nuestro canal en: WhatsApp
Loreto Bravo, directora de Balmaceda Arte Joven:
FOTO: Cedida por BAJ.

Loreto Bravo, directora de Balmaceda Arte Joven: "La cultura sigue siendo un sector subfinanciado y subvalorado"

Por: Giglia Vaccani | 13.04.2025
En entrevista con El Desconcierto, Bravo hace un balance de la gestión 2024, en que la llegaron a 80.000 personas en 30 comunas del país. También habla sobre el retorno a los oficios y la necesidad de mayor financiamiento. "No hay desarrollo cultural sin apoyo del Estado", dice.

Durante 2024, el equipo de Balmaceda Arte Joven (BAJ) concentró su trabajo en la formación artística para jóvenes en Chile potenciando su descentralización y ampliando el alcance de sus talleres, residencias y exposiciones que alcanzaron a 80 mil personas en 626 actividades de 30 comunas del país.

El encuentro visual Bordes Fluidos, que reunió a 62 artistas emergentes en el Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal, fue uno de sus principales hitos por sus 15.000 visitantes, además de su nutrida agenda cuya mayor lucha es la viabilidad institucional.

En este contexto, la directora de Balmaceda Arte Joven (BAJ), Loreto Bravo, responde a la gestión que se viene para este 2025, los desafíos institucionales, las tendencias en el arte joven y las políticas públicas en cultura.

-¿Cómo definiría el despliegue de Balmaceda Arte Joven durante 2024?

-Para nosotros el año 2024 fue bien desafiante. Junto con mantener nuestra oferta de formación artística, programas de apoyo y desarrollo de artistas emergentes, hay toda una parte que tiene que ver con la viabilidad institucional. Cada día hay nuevas y mayores exigencias de mejoramiento de condiciones laborales, cumplimiento de distintas normativas y protocolos. Ha sido un año de crecimiento en sentido institucional, con una gobernanza más fuerte, políticamente solvente y transparente.

También recuperamos mucha demanda que había mermado durante la pandemia. Los números han sido muy buenos. En conjunto, con todas las sedes, llegamos a 80.000 personas que participaron en actividades artísticas y de extensión. Tuvimos más de 626 actividades que van desde talleres hasta residencias, exposiciones visuales y programación de extensión, en 30 comunas a nivel nacional. Pero igual sentíamos que había una demanda insatisfecha...

-¿A qué se refiere cuando habla de demanda insatisfecha?

-Me refiero a jóvenes que quieren participar o que postulan sus proyectos, por ejemplo, para una residencia artística, donde tenemos cuatro cupos para arte escénica y llegan 50 propuestas. O jóvenes que quieren participar en talleres, en el programa de residencia, en los laboratorios y en las salas expositivas. Llegan más propuestas de las que podemos acoger con nuestra oferta formativa.

-¿Cómo sería una radiografía de los jóvenes artistas en Chile desde BAJ?

-Puedo decir que estamos viendo una creciente feminización de las artes, con más mujeres que hombres. La mayoría siguen siendo personas formadas en carreras universitarias de artes visuales, pero también hay un segmento que ha hecho trayectorias por fuera de la formación académica.

En artes visuales, que abarca desde pintura hasta objetos y algo de escultura, percibimos una inclinación, un retorno a los oficios. Hay instalaciones muy bonitas con oficio en cerámica, utilización de trabajo textil y nuevos materiales. Hay una preocupación por la materialidad y mucha mezcla de materialidades.

-¿Cree que los artistas emergentes están avanzando hacia un arte que puedan comercializar?:

-Sinceramente, no me atrevo a hacer una afirmación así. Lo que sí puedo decir es que muchas de las obras que vemos en las muestras, incluso con su carga semántica crítica, por su factura y lo bien hechas que están, pueden cobrar un interés general y ser susceptibles de ser adquiridas.

En general, quien compra arte para su casa le interesa más el cuadro y la bidimensionalidad, para ponerlo en un muro. Los coleccionistas tienen otra lectura, y creo que todavía tenemos que explorar más cómo poner en diálogo a los artistas con esos circuitos.

-¿Qué opina sobre el Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOC)?

-Me parece muy pertinente que haya apoyos sostenidos y permanentes a instituciones que contribuyen a la política pública, porque no hay una posibilidad de una lógica de desarrollo cultural y artístico sin apoyo del Estado. Esto está más que probado en el mundo.

El modelo de PAOC, con su despliegue territorial, está en una línea muy correcta. Si a eso le sumas experiencias territoriales como Puntos de Cultura, donde las organizaciones y la asociatividad pueden dialogar con instituciones que están en todas las regiones del país, vas haciendo una trama más densa de relaciones descentralizadas para fortalecer las experiencias culturales existentes en los territorios.

-¿Cómo ve la propuesta de destinar el 1% del presupuesto nacional a cultura?

-Cultura sigue siendo un sector subfinanciado y subvalorado. No puedo menos que congratular al gobierno por su preocupación por la cultura, y entiendo que está en el enfoque correcto: apoyar a los artistas y el desarrollo de las artes como campo de conocimiento, pero también entender a los artistas como agentes de procesos de desarrollo ciudadano.

Hay una discursividad política efectista que dice "mejor pongamos esa plata en necesidades básicas y no en cultura". Esa discursividad, que me parece oportunista, está mirando la cultura como un lujo o un privilegio. Pero por otro lado decimos que hay inseguridad y violencia, y lo que necesitamos es densificar culturalmente nuestro país con valores de convivencia pacífica. Para eso, los desarrollos culturales tienen que ver con fortalecer los patrimonios locales y la comunidad en sus propias manifestaciones. No es financiar el arte como un lujo, sino contribuir a financiar un ámbito del conocimiento y la interacción humana, la construcción de vínculos.

-¿Qué desafíos se plantean para 2025?

-Estamos trabajando a plena capacidad instalada, pero hay algunas iniciativas interesantes. Por ejemplo, vamos a hacer una convocatoria de "Mala Memoria", donde invitamos a jóvenes a entrar a ver los archivos del Museo de la Memoria y reflexionar en claves artísticas. Este año lo abrimos a las culturas urbanas y a la música, al rap, al freestyle, para llegar a un segmento de jóvenes más jóvenes que estaban un poco más distantes.

También estamos incrementando todos los programas de tutoría y espacios para residencias. En términos de valores, tenemos como gran eslogan: "conectar y reconectar". Sentimos que los diálogos en Chile están rotos, hay una cultura fuerte de descalificación y funa. Queremos establecer todos los diálogos posibles con nuestros jóvenes, entre los jóvenes, con otros públicos, con la intergeneracionalidad. Queremos cruzar puentes a través del arte y todas las disciplinas artísticas.