
Reino Unido se pone los pantalones largos y nacionaliza de "urgencia" siderúrgica de propiedad china
En una sesión parlamentaria extraordinaria celebrada durante el receso de Semana Santa, el Parlamento británico aprobó el proyecto de ley de emergencia para evitar el cierre de la siderúrgica British Steel y proteger miles de puestos de trabajo en el país. La medida, que solo requiere la sanción del rey Carlos III para convertirse en ley, permitirá al gobierno asumir el control de la planta ubicada en Scunthorpe, en el noreste de Inglaterra.
Esta intervención gubernamental surge después de que las negociaciones con la propietaria china Jingye fracasaran en los últimos meses. Según se informó, la empresa argumentaba que los altos hornos de la planta no son sostenibles y acumulaba pérdidas diarias de aproximadamente 700.000 libras (840.000 euros).
¿Por qué el gobierno británico considera esta nacionalización urgente?
El ministro de Empresa, Jonathan Reynolds, defendió la convocatoria extraordinaria del Parlamento, la primera desde la guerra de las Malvinas en 1982, señalando que se trata de "circunstancias excepcionales que requieren medidas excepcionales". Además, explicó que el gobierno "ha trabajado incansablemente para encontrar una solución", pero la empresa china exigía una cantidad de dinero "excesiva".
Un factor determinante para esta intervención fue el riesgo técnico que supone el cierre imprevisto de los altos hornos. Si estos dejan de funcionar abruptamente, el acero se solidifica en su interior, haciendo imposible su reapertura.
Sin embargo, no todos apoyan la decisión. El portavoz conservador de Empresa, Andrew Griffith, criticó duramente la medida calificándola como un "plan de nacionalización fallido" y afirmó que "este es un fracaso bajo la dirección del Gobierno".
De cara al futuro, el Ejecutivo laborista deberá decidir si busca un comprador privado para la planta, opta por un modelo mixto de financiamiento público-privado, o mantiene la empresa bajo control estatal.
La importancia estratégica de British Steel es innegable, ya que sin ella, Reino Unido sería el único país del Grupo de los 7 (G7) sin capacidad para producir su propio acero, un material esencial para proyectos de infraestructura y el sector ferroviario nacional.