
Paciente logró que Suprema condenara a médico y clínica por abandono posoperatorio: Recibirá $50 millones
Una mujer fue operada en Antofagasta por una obstrucción intestinal y, tras la intervención, pasó días sin recibir atención adecuada.
Según se puede apreciar en el fallo judicial, a pesar de sus quejas y síntomas, ni el médico ni el personal de la clínica hicieron exámenes oportunos.
El resultado fue grave: una perforación en el duodeno que se detectó solo tras una tercera operación, semanas después de la primera intervención.
La paciente sufrió una sepsis abdominal, nuevas perforaciones intestinales y una larga hospitalización.
La primera cirugía se realizó el 31 de marzo de 2016, cuando le extirparon 60 centímetros del intestino delgado.
Pero después de esa intervención, el médico ignoró sus síntomas durante al menos siete días. Solo el 7 de abril se le practicó un examen de escáner (TAC) y, ese mismo día, una segunda operación reveló peritonitis y dehiscencia (apertura) de las suturas.
Recién el 13 de abril, en una tercera cirugía hecha por otro equipo médico, se descubrió que tenía el duodeno perforado. Según reconoció el propio médico, nunca previó esa complicación.
La Primera Sala de la Corte Suprema —compuesta por los ministros y ministras Arturo Prado Puga, Mauricio Silva Cancino, María Angélica Repetto García, Mario Carroza Espinosa y María Soledad Melo Labra— consideró que hubo negligencia médica y abandono, y anuló de oficio el fallo del Segundo Juzgado Civil de Antofagasta, que había rechazado la demanda de indemnización.
En su reemplazo, condenó al doctor y a la Clínica Antofagasta a pagar solidariamente $50 millones por daño moral.
Según el fallo, la clínica también fue responsable: las enfermeras registraron los síntomas durante seis días, pero no se actuó a tiempo.
La Corte señaló que no hubo pruebas de que el recinto prestara una atención diligente ni que hiciera algo para evitar las consecuencias que sufrió la paciente.
Tanto el médico como la clínica incumplieron con la obligación de cuidado y seguridad que debían asegurar durante la hospitalización.
Finalmente, la Corte Suprema estableció que si bien no había pruebas suficientes para culpar al equipo por la demora en la primera cirugía, por problemas de sutura o por el desarrollo de una litiasis biliar, sí quedó demostrado que el descuido médico y el abandono en el postoperatorio causaron un daño grave que merecía ser reparado.