
Frente Amplio: Elecciones en su dimensión estratégica
Para todo proyecto político, inscrito en un régimen democrático, es una tarea de primer orden construir una base de apoyo que permita empujar su programa. Esto es especialmente importante para quienes tenemos ideas transformadoras.
La construcción de dicha base tiene múltiples aspectos; inserción territorial, construcción de hegemonía, disputa cultural y, sin duda, en un sistema de democracia representativa, es fundamental tener mayorías electorales.
Como Frente Amplio (FA) tenemos mucho que pensar y trabajar en los primeros aspectos, no obstante, dado el momento específico en el que nos encontramos, en esta columna intentaré una reflexión sobre la dimensión electoral.
Cambio en la base electoral con el voto obligatorio
La implementación del voto obligatorio ha transformado profundamente el escenario electoral, la nueva composición del padrón nos obliga a un cambio de estrategia. Para nuestro partido el desafío pasa por ampliar su base electoral hacía los sectores populares que se han incorporado en este nuevo escenario.
Hasta ahora la evidencia muestra que nuestras ideas no han penetrado con la misma fuerza en dichos sectores, por tanto, es necesario un cambio de rumbo para mantenernos como una alternativa competitiva capaz de convencer a mayorías sociales.
Se debe además, tomar en cuenta la doble complejidad que significa que personas que se encuentran desencantadas y molestas con el sistema político, además de pronto se vean forzadas a ser parte mediante la obligatoriedad del voto, acentuando así ese malestar, principalmente con el actor que en ese momento se reconozca como autoridad (en este caso nuestro sector).
La base electoral del FA está principalmente en sectores medios de la sociedad
Históricamente, el FA ha tenido un voto duro en sectores medios. Desde el principio, allá en las primarias presidenciales de 2017, Beatriz Sánchez, candidata del FA, obtuvo un apoyo significativo en áreas urbanas con alto nivel educativo.
Luego, tanto en las primarias, como en la segunda vuelta, Gabriel Boric, sacó significativas diferencias en los mismos sectores. La otra cara de esta moneda es que existe amplia evidencia de que el proyecto de nueva constitución producido por la primera convención fue rechazado de forma masiva en los sectores populares.
Desafío de ampliar la base electoral hacia sectores populares
Para competir eficazmente en el escenario de voto obligatorio el FA necesita ampliar su base electoral hacia los grupos de la sociedad que históricamente se han auto excluido del proceso democrático.
Esto implica no solo aumentar su presencia en regiones donde históricamente ha tenido menos apoyo, sino también diseñar políticas y mensajes que resuenen con las preocupaciones cotidianas de estos ciudadanos.
Reconfiguración de nuestra estrategia electoral
Si el diagnóstico anterior es cierto, debemos repensar nuestra propuesta como mínimo en tres aspectos:
· Sobre nuestra agenda política: Es necesario repensar nuestras propuestas poniendo en el centro la búsqueda de soluciones pragmáticas a problemas de primer orden como seguridad; empleo y salarios; y servicios básicos. El mayor desafío en este sentido es poder ofrecer una perspectiva progresista a dichas problemáticas que históricamente se han asociado a la derecha. Tengo plena convicción que es posible formular propuestas en estas materias desde la perspectiva de la igualdad y la justicia.
· Sobre el Perfil del candidato o candidata: Nuestra candidatura en las próximas primarias debe tener un perfil que conecte con los sectores postergados que hemos mencionado. Esto implica como mínimo una trayectoria de compromiso con los problemas de las personas, un lenguaje directo y claro que conecte las mayorías populares, y un profundo conocimiento, comprensión y compromiso con las problemáticas que afectan a las personas más desposeídas.
· Diseño de campaña con enfoque en sectores populares: La campaña del FA debe priorizar la conexión con los barrios donde se encuentra este nuevo sujeto político, adaptando su mensaje y estrategia a sus realidades y necesidades. Esto incluye presencia en terreno, participación en actividades comunitarias con un especial rol desde el mundo municipal y propuestas específicas que aborden sus principales preocupaciones. Además, es crucial establecer alianzas con organizaciones sociales y líderes comunitarios que puedan facilitar el acercamiento y la construcción de confianzas.