
El derecho de un río a fluir sin amenazas: “San Pedro libre”
El río San Pedro – Calle-Calle, conocido también como Wazalafken, ubicado en la región de Los Ríos, es más que un curso de agua. Sus caudales cristalinos albergan una biodiversidad única, con peces endémicos y microendémicos que dependen de la integridad del ecosistema para sobrevivir.
Además de su incalculable valor ambiental, el San Pedro es un elemento central en la identidad local y un territorio sagrado según la cosmovisión mapuche. Nace en el desagüe del lago Riñihue y recorre 42 kilómetros hasta confluir en la gran cuenca del río Valdivia, para luego desembocar al mar a través del Calle-Calle. Este patrimonio natural exige hoy, más que nunca, protección.
Históricamente, el San Pedro ha sido motor de desarrollo para sus comunidades aledañas. Sin embargo, también ha sido objeto de amenazas constantes de proyectos que buscan instalarse en el territorio. Durante 17 años, hemos sido testigos de una defensa incansable para que sus aguas fluyan libres.
La memoria colectiva nos recuerda con orgullo la movilización ciudadana que logró detener el proyecto hidroeléctrico de Colbún S.A., que pretendía erigir un muro de 56 metros en su cauce. Gracias a la participación activa de vecinos, agrupaciones y autoridades locales, se frenó aquella amenaza, demostrando que la defensa del medioambiente es posible cuando la sociedad se une en un propósito común.
Foto: Río San Pedro, comuna de Los Lagos, región de Los Ríos / Créditos: Pablo Lloncón
Hoy vemos una nueva amenaza para el río: el proyecto de piscicultura impulsado por Salmones Antártica S.A que, con una Resolución de Calificación Ambiental (RCA) aprobada el 2008, resulta obsoleta con el escenario actual del San Pedro. En la última década ha habido cambios sustanciales en el caudal del río, un deterioro de especies endémicas -varias catalogadas como “en peligro” o “vulnerables”- y la presencia de cuatro nuevas comunidades mapuche en sus cercanías.
El proyecto contempla la producción de salmones en estadios tempranos (ovas, alevines y smolt), para lo cual se instalarían 400 bateas y 300 estanques en Tierra, que utilizarán agua dulce captada del río San Pedro, para alcanzar una producción equivalente a 871,735 toneladas de salmónidos al quinto año de operación.
El sistema contará con un punto de captación o bocatoma, y un punto de restitución, el cual devolvería el agua tratada a solo 100 metros río arriba de la “playa Los Ciruelos”, una zona de recreación y turismo frecuentada por la comunidad. En total, la superficie construida correspondería a 5,2 hectáreas. Actualmente, solo se ha construido un 5% del proyecto, el cual esperó hasta el 2016 para acreditar el inicio de sus obras, que no mostraron continuidad en el tiempo hasta hoy.
Foto: Obras actuales del proyecto de piscicultura en el río San Pedro / Créditos: Movimiento río San Pedro sin salmoneras
Los posibles impactos ambientales de esta piscicultura son, en nuestra opinión, alarmantes. El exceso de nutrientes y materia orgánica -proveniente de peces muertos, fecas y orina- podría provocar eutrofización, lo que significa un florecimiento masivo de algas y otros organismos acuáticos, reduciendo la disponibilidad de oxígeno y deteriorando la salud del ecosistema del río. Además, la contaminación del agua por antibióticos, detergentes y desinfectantes afectaría su calidad, alterando su color, sabor y olor. A esto se suma un sistema de filtrado obsoleto (tecnología del 2008), que agrava el riesgo para el ecosistema fluvial.
Hemos encontrado información en prensa local y en plataformas de la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), de otro proyecto de piscicultura de la misma empresa, que opera en la región de Los Ríos denominado “Los Tambores”, y que fue sancionado por la entonces, Comisión Regional del Medioambiente (COREMA) de Los Ríos en el 2011.
Esta piscicultura, ubicada en La Unión, y que equivale solo a una cuarta parte de la que se pretende construir en el San Pedro, fue multada por presentar filtros inactivos que no estaban tratando los residuos industriales líquidos, los que fueron vertidos directamente al río Bueno. Posteriormente, han recibido advertencias de la SMA durante el período de fiscalización ambiental de enero del 2021 a diciembre del 2023, tras detectar la superación de los límites máximos establecidos para el volumen de descarga.
Estos antecedentes, de público acceso en la página web del Sistema Nacional de Información de Fiscalización Ambiental (Snifa), demuestran que la empresa ha tenido eventos contrarios a la normativa ambiental vigente y los estándares de calidad exigidos. Esta experiencia nos advierte sobre los riesgos que pueden ocurrir al permitir que se repliquen estas prácticas en un ecosistema tan frágil y valioso.
Foto: Piscicultura Los Tambores, comuna de La Unión, región de Los Ríos / Créditos: Sebastián Gallardo
Es fundamental avanzar en la protección efectiva de nuestros ecosistemas. En ese sentido, estamos convencidas de que el río San Pedro, con su extraordinaria biodiversidad y valor ecológico, necesita con urgencia una figura de protección oficial que garantice su conservación.
Desde Fundación Plantae, realizamos un trabajo junto a la ciudadanía, autoridades locales y la Asociación de Municipios para la Conservación de la Biodiversidad de la región de Los Ríos, para construir el Informe Técnico Justificatorio (ITJ) con el que se solicitó en diciembre del 2023, la declaración oficial del río San Pedro como área protegida.
Esta propuesta, que se construyó en base a talleres participativos, abarca un área de protección de 410 hectáreas, desde el desagüe del lago Riñihue hasta la confluencia con el río Quinchilca, un sector de gran pristinidad y mínima intervención humana.
En un contexto donde la protección ambiental avanza -con Valdivia declarada Ciudad Humedal por la Convención RAMSAR, y la reciente aprobación de la Norma Secundaria de Calidad del Agua para la cuenca del río Valdivia-, consideramos que es inaceptable que se sigan ejecutando proyectos que no evalúan, ni dimensionan adecuadamente, el impacto sobre el territorio y las comunidades locales.
Foto: Marcha ciudadana “¡No a la salmonera, río San Pedro libre!” febrero 2025, comuna de Los Lagos, región de Los Ríos
El desafío es resguardar la integridad y pristinidad del río, evitando la instalación de proyectos con evidentes falencias como el que hoy se pretende instalar en el San Pedro y que actualmente tiene movilizada a la ciudadanía con férrea oposición.
En esta línea, visualizamos la creación de un área protegida, la declaración de una Reserva de Caudal y la implementación de la NSCA del río Valdivia, como herramientas esenciales para asegurar un equilibrio entre conservación y desarrollo sustentable. Solo así garantizaremos que los ecosistemas y las comunidades coexistan en armonía, respetando la naturaleza, y mirando a nuestro río como fuente de agua y vida.