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La estratégica refundación de Santiago: ¿Fue realmente el 12 de febrero?
¿Quién podría dudar de que la historia es una disciplina subjetiva? Por consiguiente, debe ser constantemente revisada a la luz del presente. Repetir lo mismo sería un ejercicio cómodo y sin mayores proyecciones. Tampoco es bueno eternizar a los autores clásicos, quienes de vez en cuando deben ser enjuiciados en conjunto con las fuentes.
Puede ocurrir que, si un relato no es objeto de controversias y se enseña sin capacidad de reflexión, provoque generaciones completas de estudiantes que aprenden sobre la base de un condicionamiento clásico, dando origen a la ausencia de la meditación histórica.
La Fundación de Santiago –ad portas de una nueva conmemoración– es un hito que reúne las características descritas en el párrafo anterior, es decir, la historia oficial cuenta un punto de vista incompleto sin un ápice de cambio en su relato, pues quizás no convenía en ese entonces agregar toda la información.
Por supuesto que, con el devenir del tiempo, salen a la luz nuevas fuentes; así mismo, se pueden volver a reinterpretar fuentes ya conocidas desde otras aristas. Siempre es fundamental el aporte de la arqueología y cada vez que se reconstruye el caso histórico de la capital emergen nuevas verdades sobre la fundación efectuada por Pedro de Valdivia hace casi 484 años.
Algunos arqueólogos sostienen, mediante estudios serios y documentados, que Santiago tenía un uso cotidiano como ciudadela indígena notable (no a la manera europea); hasta ahí no habría novedad, ya que el territorio de Chile tenía una ocupación prehispánica y los españoles simplemente levantaban sus ciudades aprovechando lo que ya había.
Sin embargo, la fundación en el corazón de Santiago y el uso estratégico de la Plaza de Armas no fue fortuito, ya que en la realidad era una ciudad Inca imprescindible y simbólica debido a que la salida del sol desde la Cordillera de los Andes en los solsticios iluminaba la plaza de forma especial.
Esto se refuerza, pues bajo la mencionada plaza hay un tambo que era en la práctica un centro de administración estatal del Incario. Así y todo, este tambo aparece documentado por escribanos españoles de los tiempos de Pedro de Valdivia y descrito en los primeros planos de las chacras.
Esto me lleva a pensar que el conquistador -quien no era necio como Almagro- se informó oralmente con caciques locales y aprovechó el lugar donde existían calles, acequias y cursos de agua. Profundizando la idea, hay vestigios anteriores a la época incaica; por ende, la Plaza de Armas era un núcleo especial y atractivo desde al menos un milenio.
En el solsticio de verano, la luz llega por la Cordillera de los Andes cuando el rayo de sol corta la cumbre del cerro Punta de Damas; en el de invierno, aparece por la cumbre del Cerro del Plomo. ¿Qué tienen de común ambas cumbres? Bueno, en las dos hay centros de adoración.
Por ejemplo, podemos visitar la mítica momia de la niña Inca en el museo de historia natural con entrada gratuita. En la cumbre del cerro Punta de Damas hay restos materiales de un complejo religioso. Fue tan importante este lugar, que Valdivia no se atrevió a cuadricular Santiago desde el centro como un campamento romano, que era lo usual, y usó el único damero distinto en comparación con otras ciudades de América.
“Su plano original no es cuadrado, en la cual la Plaza de Armas no estaba al medio y la cual, además, siempre estuvo 'desviada' del norte geográfico por al menos 6 grados, una diferencia angular no menor” (Pérez Anabalón, 2024).
El relato de la Fundación de Santiago calló muchas cosas; sin embargo, la arqueología ha sacado a luz la verdad. Empero, hay que entender que los españoles del siglo XVI venían con una postura escrita en piedra: “Avanzar sin miramientos”, a mi juicio, es la herencia del Imperio Romano.
Por consiguiente, los peninsulares sincretizaron forzadamente. En este caso sí levantaron la ciudad donde estaba el tambo, en el punto culmine de iluminación del solsticio, y se erigieron nuevos edificios e iglesias a partir de lo ya existente; la señal fue clara: “Acá estamos nosotros, los dueños de Occidente”.
Esto es lo que hizo Valdivia, y lo que viene después. Se puede apreciar esta estrategia cuando secan los brazos laterales del río Mapocho y se desvían cursos de agua. ¿Es nueva esta actitud? Claro que no, lo hicieron en México con la catedral que fue construida sobre los cimientos de la pirámide del Sol de Moctezuma II y el posterior drenaje del lago Texcoco, borrando la mítica ciudad de Tenochtitlán.
También utilizaron la enemistad entre Huáscar y Atahualpa para tomarse el Incario y darle el golpe de gracia en tierras peruanas. La persistencia de los Incas en Chile, en definitiva, fue como un anillo en el dedo para los españoles, que tomaron lo que había.
Sobre la Fundación de Santiago podemos hacer un contraste sobre lo que dijo Pedro de Valdivia a sus escribanos Juan de Cárdenas y Alonso de Pastrana mientras dictaba la historia oficial de ser el primero en fundar la ciudad, trazar sus calles y chacras, versus las pruebas irrefutables de la arqueología (importantes son las contribuciones del arqueólogo Rubén Stehberg, entre otros especialistas e historiadores).
Las conclusiones de los estudios de Stehberg señalan que, ya para el año 1400, Santiago contaba con calles, caminos, rutas, hidroagricultura, acequias, depósitos de alimentos, centros ceremoniales e incluso minería de oro y plata.
Finalmente, el día de la fundación siempre ha sido motivo de controversia; en algunas fuentes -la versión más conocida- se señala el 12 de febrero, en otras el 24 de febrero. Acá deberían primar las actas del cabildo (por ser las primeras), pero fueron quemadas por completo cuando Michimalonko -enojadísimo - borró la totalidad de la ciudad el 11 de septiembre de 1541.
El libro becerro fue reescrito años después y ahí pueden existir márgenes de errores insalvables. ¿Importa tanto la fecha? Puede ser mejor entender el proceso de la fundación que repetir una fecha; es más importante invertir en un museo para ver lo que hay en el subsuelo del Centro de Santiago, cuidar la ciudad, conocerla y quererla… Si fue el 12 o el 24, da lo mismo.