Prevenir la violencia hacia las mujeres desde el nacimiento
Agencia Uno

Prevenir la violencia hacia las mujeres desde el nacimiento

Por: Claudia González | 28.11.2024
Invertir en atención respetuosa y libre de violencia durante el parto, no solo protege a las madres, sino que también es una estrategia rentable a largo plazo para los Estados. Prevenir la violencia hacia las mujeres desde el nacimiento no es solo un acto de justicia, sino una inversión en la salud y bienestar de futuras generaciones.

El 25 de noviembre se conmemoraron 25 años desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó esta fecha como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, un llamado urgente para reflexionar, actuar y erradicar esta forma de violencia que sigue marcando la vida de millones de mujeres en todo el mundo.

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De acuerdo con la Declaración de la ONU de 1993, la violencia contra las mujeres comprende actos que causan daño físico, sexual o psicológico, así como amenazas, coacción o privación de la libertad, tanto en el ámbito público como privado. Su impacto trasciende lo inmediato, afectando las oportunidades educativas, laborales y personales de las mujeres, perpetuando desigualdades y limitando el desarrollo de las sociedades.

En Chile, la promulgación de la Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres en junio de 2024 representó un paso histórico. Por primera vez, se reconoció la violencia gineco-obstétrica como una forma de violencia de género, definiéndose como maltrato, abuso o negligencia en la atención de salud sexual y reproductiva, especialmente durante la gestación, el parto, el puerperio o procedimientos ginecológicos.

El testimonio de Lidia: una historia que refleja una realidad urgente

Como psicoterapeuta, he sido testigo del impacto devastador de esta forma de violencia. En febrero de este año, recibí la llamada de un padre preocupado por su hija, quien tras su parto experimentaba crisis de pánico y dificultad para hacerse cargo de su bebé.

Cuando Lidia (nombre ficticio) llegó a mi consulta, una semana después de su parto, me cuenta que todos los días le aparecen imágenes de ese día, tiene pesadillas, crisis de angustia y sentía rechazo al contacto físico de cualquier persona, incluso el abrazo de su madre y su esposo. Lo que más le preocupaba era que no se sentía capaz de cuidar a su bebé.

Lidia, ingresó al hospital emocionada por el nacimiento de su hijo, pero fue aislada de su esposo y madre, recibió múltiples tactos vaginales sin su consentimiento, después de haberse negado explícitamente a ellos, incluso intentando cerrar sus piernas. Se minimizó su experiencia de dolor y al salir de la sala de parto, la dejaron sola en un pasillo del hospital, escuchando a otras mujeres en trabajo de parto mientras ella revivía con cada una de esas voces su experiencia de trauma.

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Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Erradicar la violencia de género es clave para cumplir con la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El Objetivo 5, insta a lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. Entre las metas que se relacionan con la violencia gineco-obstétrica, destacan:

  • 5.1: Eliminar todas las formas de discriminación contra mujeres y niñas.

  • 5.2: Erradicar todas las formas de violencia de género.

  • 5.6: Asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos.

Un llamado a transformar la atención y prevenir la violencia desde el nacimiento

La violencia obstétrica no solo afecta la salud física y mental de la mujer; sus repercusiones trascienden a su hijo o hija, impactando el vínculo madre-bebé, que es crucial para el desarrollo a lo largo del ciclo vital. Este tipo de violencia pone de relieve la necesidad de un cambio estructural en la forma en que se brinda atención de salud durante la gestación, parto y puerperio, adoptando una perspectiva de género y derechos humanos.

Invertir en atención respetuosa y libre de violencia durante el parto, no solo protege a las madres, sino que también es una estrategia rentable a largo plazo para los Estados. Prevenir la violencia hacia las mujeres desde el nacimiento no es solo un acto de justicia, sino una inversión en la salud y bienestar de futuras generaciones.

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Cada 25 de noviembre nos invita a reflexionar y actuar. Porque construir una sociedad más igualitaria, respetuosa y justa comienza con garantizar que cada mujer pueda vivir su gestación y parto libre de violencia.