Reseña obra: La noche de las espaldas o la desesperación de los niños encarcelados
La noche de las espaldas, de Larissa Contreras, es una obra centrada en tres personajes: un menor criminal (Cristóbal), a punto de cumplir la mayoría de edad; Carolina, su abogada defensora, quien sufre amenazas por su trabajo a favor de garantías para niños y jóvenes en el sistema penal, y la fascinante voz del Ojo Mágico, un subliminal oráculo divino que domina todo el tiempo-espacio, valiéndose de la tecnología virtual para radicalizar su omnipresencia.
Los tres elementos son indispensables para el conflicto que acontece en la vivienda de Carolina, donde el joven irrumpe en sospechosas circunstancias. Así, vemos el modo en que se desencadena una relación donde el poder circula en vaivenes.
En su propia casa, Carolina debe defenderse del enrostre que el violador de morada realiza, a través de una serie de exigencias y críticas, consiguiendo que la veamos a ella como otra delincuente más. En el intercambio se filtra la precariedad social que ambos comparten y las herramientas (como el humor) disponibles para luchar contra ella.
El diálogo, a veces paródico, exalta el drama social penal que hay detrás del discurso, realzado por los vocablos y la jerga delictiva, traspasada de chilenismos.
Lo que finalmente transparenta este intercambio es la confirmación de sus personajes como meros peones de una maquinaria inapelable que nos hace criminales a todos.
Carolina puede tener sus saberes, competencias profesionales; él también, aunque su posición sea la de un reincidente que se enfrenta a la mayoría de edad y las condenas que ella implica.
Cristóbal espía y chantajea a Carolina. Parece conmovido con el modo en que ella ha transitado las calles y siente lástima por su aspecto avejentado y poco saludable.
Él la ha visto colarse en el metro, esta “evasión” la pone a su misma altura delictiva. Pero sobre ellos el Ojo Mágico, que es el de la alarma, pero que también es el tercer ojo de sus conciencias, los observa bajo su lupa, gozando del espectáculo que no hace más que acrecentar la riqueza de las cúpulas.
El sistema de alarmas resulta tan inútil como sarcásticas resultan las explicaciones protocolares de su funcionamiento.
El Ojo Mágico proclama en tono espiritual: “Estar bien es muy distinto a ser feliz. La felicidad tiene que ver con el pasado, nunca se es verdaderamente feliz en el presente. Hay un velo que impone el tiempo y que cuela todo. El rastro de luz que deja pasar liberado de la densidad del presente, se llama felicidad”, y agrega que su servicio de seguridad “también implica contención emocional”.
Esta sociedad requiere del máximo control sobre los cuerpos, especialmente los desviados de la norma, dramatizados en los criminales como Cristóbal.
De eso se encarga el lucrativo negocio de las farmacéuticas, otra arista que la obra plantea. Cristóbal explica: “Esas pastillas no son pa que me mejore, son pa mantener al resto de la gente protegío de mí”.
Carolina también es una ávida consumidora de fármacos y su botiquín está lleno de remedios que requieren receta médica.
Carolina tiene claro que en la sociedad que vive ella es incluso privilegiada y, al dialogar con el Ojo Mágico, verdadera encarnación de las “telepantallas” que George Orwell concibiera como símbolo en 1984 para advertir sobre la vigilancia en la que estamos sumergidos y que coloniza hasta nuestra intimidad más recóndita, reflexiona: “Como están las cosas, para tener una buena vida alguien tiene que sacrificarse por una. Para tener una vida buena se necesita una zona de sacrificio”.
¿Cuál será su sacrificio? La obra finaliza sugiriendo promisión y justificando un vínculo de ternura, compasión, entre ambos personajes carnales.
Entre “El Rata”, apodo que Cristóbal detesta, y Carolina, “la mala de la película, la que defiende a los niños criminales”, aquella imagen materna qué él busca.
Esta búsqueda, que refleja la desesperación de los niños encerrados, es tan extrema, que Cristóbal ha violado la morada con el propósito de ser adoptado como hijo por ella.
Lectura dramatizada
Se realizará una lectura dramatizada de La Noche de las espaldas en el marco del Festival Lápiz de Mina 7, el 21 de noviembre a las 21:00 hrs., en la sala N 2 del Centro GAM.
El elenco estará compuesto por la autora, Larissa Contreras, Marcelo Leonart en la dirección, y Ana Carolina Lizama, Italo de la Cruz y Larissa Contreras en las actuaciones.
El Festival Lápiz de Mina en su séptima versión se está desarrollando en el Centro GAM desde el 19 al 23 de noviembre con múltiples actividades destacando la dramaturgia escrita por mujeres y disidencias sexuales.
Entradas a través del sistema Paga lo que puedas en:
https://gam.ticketplus.cl/events/festival-lapiz-de-mina-2024?referal_name=cia