Raúl Camargo, director FICValdivia: “En 2025, queremos tener más salas. Quedamos cortos”
Fotografía: cedida

Raúl Camargo, director FICValdivia: “En 2025, queremos tener más salas. Quedamos cortos”

Por: Felipe Rodríguez Cadiz | 23.10.2024
Con 20% más de público en salas que la versión 2023, la muestra fílmica más reconocida del país sacó cuentas alegres. Los deseos inmediatos, además de un mayor presupuesto, son ampliar la cantidad de salas e invitar a directores de las competencias para la siguiente versión.

Los integrantes del equipo organizador del festival de cine de Valdivia tienen una tradición. Al día siguiente del término de la muestra, se juntan al almuerzo para disfrutar un asado. Es la manera de relajarse ante un evento que se prepara con esfuerzo y dedicación.

Este año, los festejos son varios. Valdivia acrecienta su prestigio como el máximo encuentro fílmico de calidad en el país, las películas -entre competencias, estrenos y retrospectivas- tuvieron relevancia y buenas críticas entre los asistentes y el público aumentó 20% respecto del año anterior.

Quedamos con el corazón bastante lleno. Por el nivel de las películas exhibidas, porque cada sesión tuvo respuesta de público. Y porque hay una gran cantidad de estudiantes que vienen a presenciar el evento. Pero, como siempre, hay cosas que debemos mejorar”, dice Raúl Camargo, director del festival.

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La evolución de la muestra valdiviana desde el fin de la pandemia ha sido explosiva. Si en 2022, el público premió el empeño de la organización por conseguir películas de difícil rotación, en los dos últimos años la alianza de la comunidad con el festival logró números impensados.

El año pasado de un peso que se gastó en la organización, la ciudad recibió tres. Algo que en esta versión aumentará generando un círculo virtuoso para la actividad económica valdiviana.

También las salas quedaron chicas. En todos los horarios, la mayoría de las películas se dieron a tablero vuelto y casi siempre con personas que no pudieron ingresar. Camargo reconoce que uno de los problemas es que cada sala es pequeña y el Teatro Cervantes, que podría ser el gran lugar porque cuenta con una capacidad de 800 personas, posee con una mala acústica.

“Son problemas felices, positivos. Pero hay que resolverlos. En 2025, queremos tener más salas porque quedamos cortos. Nuestra infraestructura de cines en la ciudad es limitada. Veremos si ocupamos las salas del mall, las más grandes que tengan para que entre todo el público. Y esperamos que se haga realidad el aumento de la glosa de cultura para salir de la concursabilidad. Estamos con cautela ante los anuncios del Gobierno, pero es ideal que podamos tener un financiamiento para que otros festivales de cine del país también puedan desarrollarse”, enfatiza.

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Camargo dice estar sorprendido de la cantidad de estudiantes de cine que estuvieron en Valdivia. Es, asegura, una señal de respeto a la curatoría que tradicionalmente tiene el festival. Recuerda que los primeros cortos de directores como Sebastián Lelio, Maite Alberdi, Dominga Sotomayor y Alicia Scherson, entre otros, se mostraron en la ciudad.

Así como también cuenta que Mati Diop, la directora de “Dahomey” -premiada con el Oso de Berlín 2024-, estuvo invitada a Valdivia en 2008 cuando no era conocida. Lo mismo que Miguel Gomes, el poético cineasta portugués, que compitió en Cannes 2024 con “Grand Tour”, una historia romántica y onírica sobre la persecución de una mujer a su pareja en países asiáticos.

“Este festival tuvo mística porque antes los directores chilenos se venían en tren a Valdivia y no los conocía nadie. Aquí fue el trampolín. Y siempre tuvimos un buen radar y la capacidad de mostrar lo que se hace en Chile, que es de calidad. Lo mismo pasó con cineastas extranjeros como Miguel Gomes, cuyo primer premio en el cine lo ganó acá y ahora es considerado uno de los grandes cineastas europeos”, señala.

-En los últimos años han exhibido películas estrenadas en Cannes y Berlín. ¿Por qué no trajeron “Megalópolis”, la última de Francis Ford Coppola, estrenada en Francia?

-Optamos por unos trabajos de Godard, otro de los cineastas más valorados en Valdivia. En el caso de Coppola, buscamos mostrar películas que es muy difícil que se vean. Y lo más seguro es que la estrenen luego en Chile. Hubiese sido un golpe estrenarla en Valdivia, sí. Pero hubo ciertos reparos de personas que la han visto. Aunque, claro, Coppola carga con ese rótulo de visionario del cine.

-Uno de los problemas que existe en Valdivia es la escasez de transporte público, sean micros, colectivos o taxis después de las 22 horas. ¿Pese a que hay aplicaciones de autos, cómo esperan corregir este problema cuando varias películas terminan a medianoche?

-Tratamos de concentrar todas las salas de cine entre la Isla Teja y el centro de Valdivia. Es un diagnóstico que tenemos, pero no hemos podido implementar. Acá es tranquilo, la ciudad es pequeña y cuando no llueve puedes caminar, pero si llueve es un problema. Hay una falta de presupuesto para que el transporte funcione en los días de festival hasta más tarde. Es algo que debemos trabajar y esperamos que se logre.

-Hace unos meses, se incendió la sede del festival. También uno de los bares tradicionales –“La Ultima Frontera”-. Pero aún así, el valdiviano le puso el hombro y siente orgullo por su festival…

-Estamos contentos porque se mantiene lo primordial: el desafío de la expectativa cinéfila de la comunidad. Hay delegaciones culturales, indígenas de la zona que entran gratis a ver las películas. Eso genera arraigo y cariño. Y los locales se pusieron a la altura. Hubo muchas alianzas para obtener descuentos con el festival. Lo del incendio de la sede, unió más a los valdivianos. Lo mismo de “La Ultima Frontera”. El próximo año estará en otro lugar, pero volverá. Lo que nos da una gran alegría.

-¿Cuál es el gran proyecto para los próximos años del Festival?

-Que tengamos recursos suficientes para hacer eventos como el del año pasado donde hubo shows gratuitos de música de bandas reconocidas como El Bloque Depresivo o Tommy Rey, junto a bandas locales. Eso genera cohesión. No se pudo hacer este año porque estábamos justos de dinero. Y lo que más me gustaría es poder invitar a todos los directores y algunos actores de las competencias como lo hacen los grandes festivales. Creo que ahí pasaríamos a otro escalón. Ojalá se pueda dar.

Mejor Película

La película mexicana “(Y a México no existirá más!)” de Annalisa Quagliata obtuvo el galardón de mejor película en la competencia internacional. En el cine chileno, el mejor film fue para “Una Sombra Oscilante” de Celeste Rojas. Como mejor largometraje juvenil ganó la película serbia “78 Days” de Emilija Gasiae. El Premio del público y del jurado recayó en “Denominación de Origen” de Tomás Alzamora.