Crisis de salud mental en Providencia: El grito silencioso de los niños
La salud mental ha sido un tema que, con frecuencia, se ha relegado en la discusión comunal. Providencia, reconocida por su alta calidad de vida según el Índice de Calidad de Vida Urbana (elaborado por la Cámara Chilena de la Construcción y el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile), enfrenta una realidad contradictoria:
En 2023, 2.400 menores de 15 años fueron atendidos de urgencia con diagnósticos de trastornos mentales y lesiones autoinfligidas.
En otras palabras, más de dos mil niños requirieron atención urgente por heridas que ellos mismos se provocaron. Para poner esto en perspectiva, Providencia ocupa el segundo lugar en la Región Metropolitana en esta categoría, solo por detrás de Puente Alto, una comuna con más habitantes y menos recursos. Esta alarmante estadística debería encender todas las alarmas.
Una visión superficial de la gestión comunal podría sugerir que los problemas de salud mental son algo lejano, que solo ocurren en "otras comunas", pero las cifras son claras. De los 2.400 casos, 602 presentaron ideación suicida. Aunque estos pensamientos no siempre desembocan en intentos de suicidio, son un indicio importante de vulnerabilidad.
La ideación suicida puede expresarse verbalmente o no, y cuando no se verbaliza, las oportunidades de las familias y las escuelas para prevenir el suicidio se reducen considerablemente. Lo más preocupante es que, a pesar de vivir en una comuna con acceso a recursos y servicios de calidad, no hemos sido capaces de abordar esta crisis adecuadamente.
Providencia cuenta con un único centro de salud mental, cuyo sitio web está inactivo y solo se accede a sus servicios a través de derivaciones desde los centros de salud familiar. Esto resulta inaceptable para una de las comunas más ricas del país. Además, desconocemos la tasa de atención de urgencias por lesiones autoinfligidas en el sistema privado de salud, lo que sugiere que el número real de casos podría ser mucho mayor.
¿Qué explica esta crisis?
Una hipótesis es que la salud mental de los menores de 18 años sufrió un deterioro significativo durante la pandemia de SarsCov-2 y el estallido social. Sin embargo, las cifras de 2019, 2021 y 2022 fueron más bajas y similares entre sí, lo que sugiere que hay otros factores en juego.
Numerosos estudios han identificado diversos factores que inciden en los trastornos de salud mental en la infancia: bullying escolar, estilos de crianza y formas de apego, soledad, baja autoestima, percepción de aislamiento e incomprensión, violencia intrafamiliar, abuso sexual y problemas de control emocional, entre otros. Ahora, ninguno de estos factores explica por sí solo la complejidad del fenómeno, pero su detección y tratamiento temprano son cruciales.
Providencia debe destinar recursos suficientes para enfrentar este problema, ya que la comuna, como espacio local, debe ser la primera línea de contacto entre los ciudadanos y el Estado, asegurando la protección de los derechos, especialmente de los niños y niñas. ¿Qué estamos haciendo mal en Providencia?
Aunque el sistema educativo de la comuna cuenta con más recursos que otras áreas del país, estos no se han traducido en un enfoque efectivo para la prevención y tratamiento de problemas de salud mental. Las escuelas y liceos de Providencia tienen equipos de convivencia escolar insuficientes, con recursos limitados para enfrentar un desafío de esta magnitud. Muchos de estos equipos están desbordados, con una relación desproporcionada entre el número de profesionales y estudiantes, lo que impide un seguimiento adecuado de cada caso.
La situación se complica aún más, ya que los liceos, escuelas y colegios municipales de Providencia están gestionados por la Corporación de Desarrollo Social (CDS) y no por la municipalidad. A diferencia de los presupuestos e informes de gastos del municipio, que son públicos, la CDS no cuenta con un registro público accesible, lo que dificulta saber cuántos recursos se destinan a salud mental o a los equipos multidisciplinarios en los establecimientos educativos.
Es hora de que Providencia esté a la altura de los desafíos y urgencias que enfrenta.