Desde la desesperación inconsciente al absurdo: La agonía de la oposición en Chile
Es indudable que las últimas semanas en nuestro país han estado marcadas por un torbellino de hechos que revelan no solo un clima de crisis política en vísperas de elecciones, sino también las fisuras de nuestro sistema político.
La controversia por el sueldo de 17 millones de pesos en la Universidad San Sebastián por un trabajo de medio tiempo de la actual candidata por la alcaldía de Las Condes, Marcela Cubillos, junto al Caso Hermosilla, han sido fermento para que la oposición manifieste lo que Kierkegaard describe como la “desesperación inconsciente”, atrayéndola a comportamientos compulsivos y autodestructivos, incapaz de encontrar una dirección lógica para enfrentar la complejidad del actual contexto político que le afecta.
El filósofo danés describe esta desesperación como aquel estado en que el individuo no se da cuenta de su angustia existencial, y la oposición demostró estar aquí atrapada. La efímera iniciativa de acusar constitucionalmente al Presidente Boric, que no duró más de 24 horas, sumada a la tambaleante acusación constitucional contra la ministra Tohá, que parece desmantelarse
Así como la confusa declaración de Evelyn Matthei que tuvo que “aclarar” posteriormente a raíz del caso de Marcela Cubillos, junto al desmarque de Evópoli por esta candidatura en Las Condes, dan cuenta de la desorientación. Tras el velo de confusión y descontentos, la oposición demostró ser incapaz de articular una postura coherente, utilizando además un recurso de ultima ratio de forma banal, y de paso, frivolizando la constitución política que tanto defendieron.
A este panorama se suman las acusaciones constitucionales que afectan a dos ministros de la Corte Suprema en el contexto del Caso Hermosilla. Las conexiones de este abogado y la citación a declarar como imputado del exministro Andrés Chadwick están erosionando lo que hoy es el pilar más fuerte del “Piñerismo”, el proyecto político más exitoso en décadas de la centro-derecha chilena, dejando en evidencia que la desesperación no es solo política, sino también estructural.
Pero esta desesperación se percibe en el aire no solo como fenómeno político y la Fiscal al mando de la investigación por el Caso Hermosilla se asoma con un manto de dudas en el Ministerio Público.
Los chats revelados que dan cuenta de la “ayuda” de Luis Hermosilla para con la Fiscal Lorena Parra dejan en entrevelo la seguridad de la investigación en este caso, desnudando un ambiente de incertidumbre que evoca recuerdos del Caso Penta, donde el exfiscal Manuel Guerra, alias 'mocito', dio luz verde a las “clases de ética” a quienes defraudaron al fisco en el contexto del financiamiento irregular de la política.
El exfiscal, hoy salpicado por el Caso Hermosilla, es exprofesor de medio tiempo en la Universidad San Sebastián, ex 'Defensor de la Gente' en la municipalidad de La Florida, y cercano al partido “Amarillos por Chile”.
Pero el silencio otorga. El Partido Republicano de forma inteligente a omitido dar declaraciones al respecto y se ha blindado tras la endeble acusación constitucional contra la ministra Carolina Tohá. Y es que, a pesar de su cercanía reciente con Marcela Cubillos y de ser el único partido político con un diputado desaforado por el Caso Convenios, parece no verse afectado por actual crisis que vive el sector.
“El que sabe no habla, el que habla no sabe” diría Lao Tse, mientras el Partido Republicano capitaliza la debilidad atraída por la crisis de otros sectores de la oposición e intenta erigirse como el liderazgo opositor.
Aun así, mientras algunos guardan silencio, otros, atrapados en su espiral de desesperación, parecieran estar dispuestos a hablar. Nadie quiere quedar sin su pizca de desahogo y el goteo de declaraciones demuestra que pocos están dispuestos a caer en soledad.
Al parecer, mientras parte de la oposición navega en la desesperación inconsciente, sus liderazgos más fuertes son cuestionados por la opinión pública y otros son citados a declarar como imputados ante los tribunales de justicia, el otrora grupo se cierne bajo el conflicto del absurdo enfrentando una realidad caótica e incoherente, buscando darle sentido a una estructura política que parece no tenerlo.
A semanas de las elecciones, la oposición se juega un partido crucial lleno de interrogantes. ¿Cómo responderán si Marcela Cubillos gana la alcaldía de Las Condes? ¿Hasta qué punto las conexiones de Luis Hermosilla salpicarán a la oposición? ¿Cómo se traducirá esto cuando impacte con mayor vehemencia contra la última presidencia del fallecido expresidente Sebastián Piñera? ¿y el legado?
La oposición -por más incómodo que sea- debe hacerse estas interrogantes ya que, navegar desde la desesperación inconsciente hacia el absurdo es frágil, y es probable que prontamente se den cuenta que con este paisaje político nada tiene sentido.
Algo es claro: la crisis de la oposición no solo es política, sino profundamente estructural. Los casos de Marcela Cubillos y Luis Hermosilla reflejan la descomposición dejando entrever la incapacidad de ofrecer una respuesta consistente ante sus propios conflictos. Hoy, no solo carecen de vocación para gobernar, sino que se están quedando sin herramientas.