5 de octubre, plebiscito: El autogolpe de Augusto Pinochet
Santiago de Chile, miércoles 5 de octubre de 1988, 7:30 horas, el cielo se presenta despejado, aunque hay nubarrones en el horizonte, que como veremos más adelante, amenazan con convertir el día en tragedia.
Desde los micrófonos de “Radio Cooperativa”, Sergio Campos da cuenta de la gran cantidad de ciudadanos que se dirigen a los centros de votación para sufragar que "Sí" o que "No" a Augusto Pinochet. No hay dudas respecto a la amplia ventaja de la opción NO, pero si sobre la transparencia del proceso y las acciones del anciano dictador, que ha repetido hasta el cansancio que no dejará el poder.
La noche anterior, a eso de las 21 horas, un apagón dejó a oscuras partes importantes del territorio nacional con la finalidad de intimidar a los ciudadanos para que no votaran en contra del candidato de la dictadura cívico-castrense. El corte de energía nunca fue esclarecido, los militares culparon, como siempre, a grupos de izquierda.
Esa noche de octubre algunos dirigentes políticos de oposición cumplen importantes tareas en torno al plebiscito, mientras otros lideres están refugiados en recintos diplomáticos que apoyan la causa opositora y en casas de seguridad por si Pinochet desata una oleada represiva, como es muy probable.
La historia de ese día se había empezado a escribir dos años antes cuando habían fracasado el atentado a Augusto Pinochet y el ingreso secreto de armas por Carrizal. Esto hizo que se desechara la vía insurreccional, y la mayoría de la oposición aceptara más o menos convencida, la tesis de Edgardo Boeninger y Patricio Aylwin, de que era posible vencer a la dictadura en su propio marco institucional.
O sea, en el plebiscito que debía efectuarse en 1988, para ratificar a Pinochet como jefe de Estado por 8 años, o convocar a elecciones libres en noviembre de 1989, si fuera vencido. Era una estrategia algo ingenua porque suponía que el dictador aceptaría su derrota y entregaría el poder, pero, era la única que había quedado.
Centrados en el objetivo de derrotar a la dictadura cívico-castrense en su propio orden constitucional, las fuerzas políticas opositoras formaron una coalición política-electoral denominada Concertación de Partidos por la Democracia.
Consiguieron que millones de chilenos fueran a inscribirse en los registros electorales, crearon una red de apoderados en todas las mesas del país, dieron vida a una franja electoral televisiva cuyo lema fue: “Chile, la alegría ya viene”, que impactó profundamente en la gente, que en muchos lugares se reunía en las fuentes de soda, para verla como si fuera un partido de Colo Colo.
Durante el mes de octubre se realizaron masivas concentraciones y una marcha nacional en las que los asistentes desplegaron emblemas de los partidos opositores. No había duda de que la opción NO era mayoritaria entre los electores. La interrogante estaba en si la dictadura cívico-militar respetaría el resultado de las urnas.
El miércoles 5 de octubre, Augusto Pinochet, casi seguro de que sería derrotado, hizo que en la Escuela Militar se acuartelara la agrupación armada más grande en la historia de Chile. Al mando del general Jorge Ballerino, comandante de Institutos Militares, y uno de sus oficiales de mayor confianza, disponía de 5000 hombres preparados para dar un autogolpe.
La agrupación estaba compuesta por dos batallones de blindados, vehículos Mowag para transporte de personal, Escuela de Infantería, Escuela de Paracaidistas, Escuela de Comandos, entre otras.
Para materializar el autogolpe se retrasaría la entrega de los cómputos o se alteraría el resultado de la votación llamando a los partidarios del SÍ a festejar, para que los opositores salieran a las calles a protestar el resultado. En medio de las manifestaciones agentes de la CNI harían actos terroristas. Pinochet culparía al Partido Comunista, obtendría poderes especiales, instauraría Estado de Sitio e iniciaría una brutal represión con su fuerza militar.
De acuerdo con ese plan, a las 20.45 horas de ese día, el dictador informaba que se habían detectado personas con pasamontañas y armas. Sin entregar más detalles, dejaba instalada la idea que la izquierda preparaba acciones violentas.
Entre las 17 y las 18 horas las mesas cerraron y se empezaron a contar los votos. A través de “Radio Cooperativa” se iban conociendo los resultados que daban amplia ventaja al NO. A las 19 horas y 33 minutos, Alberto Cardemil, subsecretario del Interior, entrega el primer cómputo oficial con 79 mesas escrutadas, que daban la ventaja al Sí por 17 puntos. Una hora después, un segundo computo seguía otorgando la victoria al Sí. A esa hora el comando opositor ya sabía que había ganado por amplio margen.
Sin informaciones oficiales ni cómputos, alrededor de las 21 horas, Televisión Nacional comenzó a dar una serie. La gran mayoría de la población estaba en sus casas en completa calma preguntándose qué tramaba Augusto Pinochet.
A la una de la mañana del jueves 6, los integrantes de la Junta Militar salen del edificio de las Fuerzas Armadas en dirección a La Moneda. Al ingresar al Palacio, el general Fernando Matthei dice que para él está claro que ha ganado el NO.
A continuación, en la tensa junta, el Dictador exige a los comandantes que firmen un acta, es un decreto que le da amplios poderes para desconocer el resultado y afianzarse en el poder. Los altos jefes se niegan porque “quería salir a la calle con las tropas”, dice Fernando Matthei [TVN: “Así se vivió el Plebiscito de 1988”].
Las tropas son la agrupación especial del general Jorge Ballerino acuartelada en la Escuela Militar. “Hoy día hemos perdido, pero derechamente, y si no habríamos perdido igual, pero sería con oprobio” –dice el almirante José Toribio Merino, según el comandante de la Fuerza Aérea- “Entonces, lo hago con el Ejército –replica Pinochet- le recomendamos que no lo haga”, argumentan los otros comandantes [TVN: “Así se vivió el Plebiscito de 1988”].
Augusto Pinochet desiste.
A eso de las 2 de la madrugada Alberto Cardemil entrega los cómputos definitivos con la victoria del NO. La operación autogolpe y la brutal represión que contemplaba ha fracasado. La democracia se acercaba. Los chilenos pueden dormir en paz.