Proteger a los municipios de la (anti)ética Cubillos
Desde que El Mostrador reveló que la candidata a la alcaldía de Las Condes, Marcela Cubillos Sigal, recibía un sueldo de 17 millones de pesos mensuales por un contrato de 22 horas con la Universidad San Sebastián, incluso cuando se encontraba residiendo fuera del país, Cubillos ha arremetido con prepotencia en contra de los cuestionamientos que la opinión pública ha expresado ante estas revelaciones.
La prepotencia comenzó en la red social X cuando publicó que había dejado un muy buen trabajo para asumir su candidatura para convertirse en alcaldesa en Las Condes. Dejando entrever que estaba optando casi por un apostolado personal. Luego, el mainstream de los medios comunicaciones en televisión, radio y diarios, ofrecieron tiempo en horario prime y páginas destacadas para que la candidata transmitiera, sin contrapeso, su particular visión de los valores que están en juego.
La idea fuerza que ha repetido desde entonces es que la libertad se encuentra amenazada. La libertad para fijar sueldos por parte de los privados, la libertad para que los proyectos institucionales de las casas de estudio colaboren con los proyectos ideológicos de ciertos sectores de la sociedad. La libertad para “sacar provecho” como dijo una vecina de Las Condes en una reciente carta en El Mercurio.
La libertad para “servirse” de los recursos que miles de familias reúnen mes a mes para pagar la educación universitaria de sus hijos, o para enriquecerse a costa del endeudamiento de jóvenes universitarios a través del CAE. La libertad, finalmente, para que nada te importe y creer que la indignación del resto es su problema.
Esa es la autoridad municipal que se arriesgan a elegir en la comuna de Las Condes, y que con esta conducta adelanta a lo que se expondrán los funcionarios y los propios vecinos, si tienen la mala idea de exigir un comportamiento menos basado en la violencia, y más cercano a una ética en favor del colectivo, menos centrada en el beneficio personal.
Se supone que el extraordinario sueldo de Cubillos en la Universidad San Sebastián se debe al cálculo de la institución en relación con el valor que se le asigna a su persona. Según dice la candidata, había colas para inscribirse en sus cursos, o sea era una cotizada docente, y su colega Michele Labbé aclara que tenía el mismo estatus de “rostro” que se aplica a personas en los canales de televisión o en la publicidad de marcas.
Si esa es la percepción que tiene de sí misma, los vecinos de Las Condes tendrán que preguntarse cómo habrán de retribuirle si no es posible igualarle el salario que abandonó. ¿Cuál será la estrategia que desplegará Cubillos para cobrarse lo que vale?
Después de los desfalcos en que ha incurrido la actual autoridad municipal por el caso CESFAM, y una serie de otras irregularidades que algunos concejales se han encargado de ir revelando, los vecinos de Las Condes debieran recuperar el rumbo hacia la probidad y la transparencia de la mano de autoridades que den garantías de comportamiento ético en favor de la comunidad, y no de sus intereses y beneficios personales.
En general, pero especialmente en todos los municipios donde se ha defraudado la confianza y fe pública, la ciudadanía no puede arriesgarse a respaldar a personas que representan los peores ejemplos de complicidad entre la política y el dinero.
Por mucho que vociferen que se trata de dinero privado y que por ello la libertad les garantiza poder humillar al resto ventilando ridículas explicaciones en, lo que a todas luces, se está configurando como un financiamiento indebido de la política, los vecinos tienen el derecho a proteger a sus comunas de estas prácticas, que se han develado con el caso de Marcela Cubillos Sigal.