El derrumbe de la política como espacio de discusión de ideas
Pantallazo TV Cultura

El derrumbe de la política como espacio de discusión de ideas

Por: Fernando de la Cuadra | 02.10.2024
Quizás sí resida en la propia política la solución de este reto actual que supere su degradación y deslegitimación. Por lo mismo, esta debería regresar a la vida cotidiana de las personas, vincularse con las necesidades concretas de la gente.

En cualquier curso introductorio de Ciencia Política se enseña que el concepto de Política proviene del griego Politeía que se refiere a las actividades que realizan los ciudadanos para decidir los destinos de su ciudad o Polis.

[Te puede interesar] Sobrevivientes del Estallido Social por Yáñez: Delincuentes son los que ordenaron "jalar el gatillo"

En el espacio de la ciudad-Estado griega se realizaba la ecclesía, o asamblea, en la cual por medio del uso de la retórica los participantes en ella exponían sus ideas para convencer al conjunto de los ciudadanos de que sus propuestas eran las mejores opciones para decidir sobre el destino de la comunidad o la colectividad.

Lo anterior por cierto se ha definido como el aspecto normativo de la Política, pues lo que se advierte ya desde época de los griegos y posteriormente descrito magistralmente por Nicolás Maquiavelo en El Príncipe, es que la verità effettuale de la política consiste en un sinnúmero de trampas, traiciones, simulacros e intrigas que permiten a los actores políticos conquistar, asumir y sustentarse como protectores de los habitantes de la ciudad-Estado.

Siendo así, para Maquiavelo la verdadera virtú que deben desplegar los condottieri que inspiraron la obra del Florentino, residiría en la capacidad de lectura de la realidad de los gobernantes para mantenerse en el poder.

Con todo, siempre ha existido en el debate académico la noción de que la Política es un espacio para debatir ideas diferentes a partir de las cuales se pueden construir acuerdos en que cada parte renuncié a la integridad de sus propuestas en pos de un acuerdo común que permita establecer las condiciones para el pleno ejercicio de un gobierno, la llamada gobernabilidad.

Intentando reivindicar la dimensión altiva de la Política, el pensador sardo Antonio Gramsci hacía la distinción entre la Política con mayúscula y la pequeña política, siendo que la primera se encontraría asociada a la reflexión, el estudio, la ponderación y la seriedad necesaria para la construcción de un proyecto colectivo, base de la dimensión estratégica orientada a la fundación y mantención del Estado.

Ya la pequeña política se ve asociada a la vida cotidiana de complots y confabulaciones que se realizan en los pasillos del Congreso o del Palacio de Gobierno, de los arreglos y pactos efectuados en las bambalinas del poder con la finalidad de obtener beneficios materiales y políticos, sean individuales o de camarillas.

Tristemente, en la mayoría de los debates que se han venido produciendo con motivo de las próximas elecciones municipales brasileñas a realizarse el primer domingo de octubre, lo que se puede apreciar por parte de los electores que asisten las transmisiones, es la presencia abrumadora de la pequeña política, en la cual los candidatos dedican más tiempo a la exposición de mentiras y acusaciones mutuas que a la presentación de sus respectivos programas para las alcaldías.

[Te puede interesar] Crónica de un “papelón” político: Cómo RN intentó acusar constitucionalmente a Boric y se retractó en menos de 24 horas

El episodio más extremo y vergonzoso de esta secuencia decadente de la política, fue el sillazo (cadeirada) dado por un representante de la derecha (José Luiz Datena/PSDB) al ex coach y delincuente condenado por la Justicia, que se perfila como una carta de la extrema derecha para las elecciones presidenciales de 2026 (Pablo Marçal/PRTB).

Este gesto extremo en un debate de propuestas de gobierno para administrar la mayor ciudad de América Latina (São Paulo), es un claro reflejo del bajo nivel en que se encuentra la política brasileña, expresando a simple vista que en el último periodo se viene produciendo una simbiosis perversa entre sujetos que se auto declaran como no políticos y enemigos de la clase política y un electorado cada vez más alienado de sus verdaderos problemas colectivos. Dichos ciudadanos son bombardeados e influenciados sistemáticamente por la profusión de fake news, que se viralizan a través de las redes sociales.

Es sabido que en la base de este proceso se encuentra el descrédito en la dimensión política como espacio de debate y deliberación necesaria para organizar la vida colectiva, la cual es descartada sin más como una gran aberración al servicio de unos pocos privilegiados que solo buscan el beneficio personal a expensas de la población indefensa.

De ello se nutren los que se dicen outsiders para denegrir aún más la actividad que ellos mismos encarnan, presentándose como 'figuras antisistema' cuando en realidad son la más evidente expresión de la degradación de ese mismo sistema. Ellos se valen de las reglas y los códigos de convivencia creadas por la democracia para denegrir y violar la misma democracia cuando consideran que esta no les conviene para alcanzar sus objetivos.

Preferencialmente, la extrema derecha ha sabido explotar estos deseos de destrucción de los otros, de los diferentes, sumando en esta cruzada ruinosa a batallones de individuos frustrados y hastiados con el sistema, los insta a unirse en sus filas sin ningún objetivo más perceptible que derrocar al sistema.

Personajes siniestros y astutos como Trump, Erdogan, Meloni, Orban, Bukele, Bolsonaro, Milei, Kast o el propio Marçal se nutren de la impotencia y la precariedad de millones de personas que no encuentran un lugar digno en la vida contemporánea.

Todos ellos en su insanidad de sociópatas encarnan el universo incivilizado que nos acomete y nos aqueja. En escala global representan un serio riesgo para el futuro de la democracia. La falla de los sistemas políticos que cada vez se encuentran más ensimismados y de espaldas a la ciudadanía estimula el surgimiento de estas figuras neofascistas.

[Te puede interesar] Constanza Schönhaut, candidata por Las Condes sobre Cubillos: "Trata de octubristas a quienes piden transparencia"

Quizás si resida en la propia política la solución de este reto actual que supere su degradación y deslegitimación. Por lo mismo, esta debería regresar a la vida cotidiana de las personas, vincularse con las necesidades concretas de la gente, asumir el protagonismo urgente para que la población perciba ella como una parte fundamental del quehacer colectivo que le permita crear las posibilidades para mejorar su calidad de vida.