Ritos patrios y fiestas en nuestro Chile: Una mirada histórica
En Chile las fiestas patrias suelen ser motivo de alegría, pero también incitan y promueven la memoria histórica para todos los chilenos y chilenas, memoria que a su vez es un ejercicio donde los “ritos” adyacentes y la conmemoración in situ propician diversas practicas sociales típicas.
Por tanto, explorar bajo una lectura historiográfica todos estos acontecimientos a nivel país, resulta oportuno para generar conciencia, aprendizaje, valor y virtud de cara a las fiestas patrias de este año 2024.
En primer lugar, las cosas generalmente suelen hacerse por mera costumbre, lo cual en ocasiones suena muy coherente, sin embargo, adherir argumentos a una práctica tradicional, sin duda, hospeda cierta aproximación a ese fragmento de la historia de nuestra patria.
De ahí que construir un paneo a las principales aristas de esta celebración amplifique la idea de símbolos, fiestas y legado. No obstante, cabe señalar que dicha celebración se erige sobre la base de la Independencia de Chile que se concretó el 12 de febrero de 1818, pero lo que en realidad se celebra en “Fiestas Patrias” es la Primera Junta Nacional de Gobierno, algo que a momentos podríamos olvidar. De esta forma, se recuerda el inicio del proceso de independencia de la Corona española y la construcción de Chile como un Estado Nación.
Además, no debemos de relegar del imaginario colectivo que fue en 1821 que se estableció que la Independencia de Chile se conmemoraría los días 11, 12 y 13 de febrero, sin embargo, en 1824 y bajo el gobierno de Ramón Freire, se decretó que sólo serían días festivos nacionales el 12 de febrero y el 18 de septiembre.
Ahora bien, durante el mandato de José Joaquín Prieto se unificaron todas las celebraciones respectivas el 18 de septiembre, fecha que perdura hasta nuestros días. Un detalle importante, y no menor, es tener presente que el 18 de septiembre corresponde a la Conmemoración de la Independencia Nacional y el día 19 como Celebración de las Glorias del Ejército, preceptos que para muchos se enraíza en la ley N° 2977 del año 1915 propiamente tal.
Tradiciones populares y ritos patrios
Hablar de tradiciones, fiestas, símbolos y legado, obligatoriamente hace rememorar dichos tópicos para extraer su valor y justificación hasta nuestra época. De ese modo volvemos a mirar aquel tiempo originario, cuando parte del paisaje contemplaba la zamacueca, la zapatera, el llanto y el cuándo.
Por otro lado, el vino y el aguardiente ocupaban un lugar de privilegio en la clase social popular, respecto de la que María Graham, a través de su emblemático “Diario de mi residencia en Chile”, relata cómo era la diversión de aquel entonces: “El pueblo parece gozar extraordinariamente en haraganear y beber diversas clases de licores, especialmente chicha, al son de una música bastante agradable de arpa, guitarra, tamborín y triángulo, que acompañan las mujeres con canciones amorosas y patrióticas”.
Sin duda, estas líneas parecen no haber salido de la practica nacionalista hasta nuestros días, incluso, durante el siglo XX las Fiestas Patrias en Chile se transformaron en un espacio de expresión cultural más amplio, donde la música, la danza y la gastronomía chilena se convirtieron en protagonistas.
Por consecuencia, uno de los espacios más destacados es la ramada o también llamada fonda en época de Fiestas Patrias, algo parecido a una kermés que se ubica en parques o locaciones bastante espaciosas. Allí se puede disfrutar de la comida típica, música tradicional chilena y juegos que hasta ahora conforman ese “rito” de celebración.
Claro, como dijimos previamente, principalmente este suceso de masificación y culturalización se da con el siglo XX, ya que durante el XIX y a partir de los albores de la República el sentido era otro, ese de tener conciencia de que nuestro país empezaba su construcción como Estado Nación, en ningún caso la comida o bebida era el fin último.
Probablemente en la actualidad hay bastantes matices en torno a esto, sin embargo, el proceso ha sido más heterogéneo socialmente hablando, aunque siempre con el desafío de no quedarnos meramente en la fiestas o “rito”, por sobre el valor histórico que esta celebración conlleva.
En otra arista, el 18 de septiembre de 1979, bajo el decreto N°23 publicado en el Diario Oficial, se promulgó la cueca como baile nacional. Para algunos un mero baile, sin embargo, para nuestras raíces se alza como un símbolo que pretende reflejar la celebridad y memoria de aquellos tiempos de la Independencia adscritos al siglo XIX.
El sitio web oficial de Memoria Chilena afirma lo siguiente en relación al baile nacional: “A mediados del siglo XIX, la cueca ya era conocida en gran parte del territorio nacional con características propias y melodías originales, siendo interpretada y bailada tanto en aristocráticos salones como en populares centros de reunión”.
Tal vez, y más allá de las discusiones históricas frente a este tópico u otros que emergen en fiestas patrias, lo cierto es que Chile celebra la Primera Junta Nacional de Gobierno, lo cual no quiere decir que la fiesta y “rito” patriota esté ausente de comida, bebida, licor, baile y ramadas, ya que la emancipación de la celebración enunciada en tiempos actuales ya no versa sobre un exclusivo sentido de Independencia Nacional.
Por el contrario, el carnaval social se desata y ello configura indudablemente la noción de compartir, donde los “ritos” patrios y fiestas suscitadas en Chile corren de la mano con la historia de Independencia Nacional que vivió nuestro país a comienzos del siglo XIX.