En febrero de 1974, un garzón que trabajaba en Reñaca, Viña del Mar, fue herido de bala durante el toque de queda mientras intentaba huir de una patrulla de la Armada.

Según se puede apreciar en el fallo judicial, este hombre había terminado su jornada laboral y se dirigía a un club nocturno con un amigo. Después de una pelea en las afueras del local, intentó escapar cuando llegó una patrulla militar.

A pesar de las órdenes de detenerse, siguió corriendo y fue alcanzado por un disparo en la pierna. Aunque fue trasladado al hospital, falleció horas después.

Décadas más tarde, los exmiembros de la Armada involucrados fueron acusados de su muerte, pero la Corte Suprema decidió absolverlos.

En su fallo, la Corte determinó que este hecho no podía ser considerado como un crimen de lesa humanidad, sino como un delito común.

La decisión de la Corte Suprema, en un fallo dividido, rechazó los recursos presentados por la fiscalía y organizaciones de derechos humanos, que buscaban condenar a los acusados.

Según el tribunal, los jueces que revisaron el caso previamente actuaron correctamente al evaluar las pruebas, y no se encontraron errores graves que justificaran cambiar la decisión.

Aunque dos jueces estaban en desacuerdo y creían que el caso debía revisarse más a fondo, la absolución de los acusados fue confirmada.