Seguridad alimentaria y equidad de género: La importancia de reconocer la 'alguería' en la Nueva Ley de Pesca
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se recolectan alrededor de 25 millones de toneladas de algas marinas en todo el mundo.
Estas algas se utilizan principalmente en la industria alimentaria, con aplicaciones diversas, y también son valiosas en otras industrias, como la cosmética y la de fertilizantes. Adicionalmente, se ha estimado que los denominados bosques de algas son los responsables de producir el 50% del oxígeno que respiramos, capturando a su vez parte del carbono atmosférico que contribuye en gran medida al calentamiento global.
La recolección y uso de las algas en Chile data de varios miles de años, con un profundo arraigo en la cultura y las tradiciones de los pueblos originarios y las comunidades costeras. Desde la época precolombina, las algas no solo formaban parte de la dieta tradicional, sino que también se utilizaban como un bien valioso para el intercambio.
Evidencias de su uso ancestral son posibles de encontrar en diferentes zonas geográficas del país. En la costa de Taltal, Región de Antofagasta, los hallazgos datan de cerca de 6 mil años de antigüedad, mientras que en la zona sur, específicamente en la Región de Los Lagos, los registros superan los 10 mil años de existencia.
Así, con una costa de más de 6 mil kilómetros longitudinales de extensión, y una zona de surgencia asociada al sistema de la corriente de Humboldt, es posible encontrar una gran diversidad de macroalgas marinas.
Diversos estudios han descrito más de 700 especies de macroalgas al interior de las aguas, en donde actualmente 20 de ellas son explotadas de manera comercial. Dentro de este ultimo listado se encuentran algas de distintos grupos tales como las algas rojas, en donde destaca el pelillo; algas verdes, como la lechuga de mar; y algas pardas, como el cochayuyo, los huiros y el sargazo. Según los datos del Informe Sectorial de Pesca y Acuicultura, a junio de 2024, la extracción de algas alcanzó las más de 110 mil toneladas.
En lo que respecta a la población que trabaja directamente en la extracción de este recurso, actualmente cerca del 45% de las personas registradas en la actividad de recolección corresponden a mujeres. A su vez, de las 25 mil mujeres inscritas en el Registro Pesquero Artesanal, cerca del 80% se dedica a la recolección de algas.
Dicha tendencia da cuenta del vinculo potencial que puede existir entre avanzar en el reconocimiento de la actividad de recolección de algas en su complejidad y disminuir las brechas de género en el sector pesquero.
Cabe señalar que, durante los últimos años, son cada vez mas las señales de empoderamiento y protagonismo que organizaciones de algueras de diferentes partes del país comienzan a tener, ya sea a través de iniciativas de innovación y agregación de valor, como también asumiendo liderazgos locales, regionales y/o nacionales.
Lograr un desarrollo sustentable y justo de las actividades asociada a la explotación de algas supone comprender la complejidad de toda su cadena de producción, dando valor a la extracción, procesamiento y comercialización. Para esto, es que la Coordinadora Nacional de Algueros y Algueras de Chile (CONAACH) ha propuesto en el contexto de la discusión parlamentaria por una Nueva Ley de Pesca, incorporar y promover el concepto de Alguería,
Este concepto, en palabras de la propia organización, se define como una “actividad que comprende todas las acciones de extracción, recolección, manejo, venta, transporte, almacenamiento, secado, tratamiento y procesamiento de algas, ya sea utilizando técnificación o no”.
Incorporar este concepto en el nuevo cuerpo normativo va más allá de una discusión netamente legal, es una oportunidad real de potenciar al sector bajo un enfoque que promueva la inclusión de quienes hacen parte de la actividad, reconociendo así su componente cultural. Es a su vez una oportunidad de avanzar en disminuir las brechas de género al interior del sector, como también de potenciar procesos de innovación y agregación de valor que puedan hacer frente a los desafío de malnutrición y seguridad alimentaria.
En resumidas cuentas, reconocer el concepto de alguería y todo lo que este implica, ofrece una posibilidad cercana y de bajo costo, de producir de forma eficiente alimentos nutritivos y poco procesados. Además, es una oportunidad para las mujeres de mar de asumir un rol fundamental en los procesos de comercialización e innovación que contribuyan a la seguridad alimentaria del país.
*Esta columna fue producto de un trabajo de colaboración entre la Coordinadora Nacional de Algueros y Algueras de Chile (CONAACH) y el equipo científico técnico del Centro Interdisciplinario de Estudio de Territorios Litorales y Rurales (CIET-LR).
Crédito de la fotografía: Ministerio del Medio Ambiente