Como fertilizante, compostaje o pellets: Los beneficios de la lana de oveja en la agricultura
Un estudio de la Universidad Santo Tomás determinó que la lana de oveja de baja calidad puede funcionar como un recurso sostenible para el sector agrícola gracias a los diversos usos que se le puede dar como fertilizante, compostaje o incluso pellets.
Este carácter multiuso de la lana se da por las propiedades que contiene, al ser rica en carbono, nitrógeno y azufre, y contar con microelementos como manganeso, zinc y cobre.
El Centro de Innovación y Desarrollo para los ovinos del secano (Ovisnova) ha trabajado en un proyecto que revalorice la lana de oveja, al mismo tiempo que fomente la circulación, la sustentabilidad y la regeneración de los predios ganaderos de secano.
Como resultado, el proyecto "Lana Fertilizante, Economía Circular y Regenerativa", determinó cinco usos que se le pueden dar a este material grueso y de baja calidad, extraído de razas carniceras.
El primero, es como fertilizante líquido aumentando el rendimiento de grandes extensiones de cultivos o praderas, y el contenido de los nutrientes, aseguran los investigadores.
Para esto, la lana debe someterse a un proceso de hidrólisis en el que es sumergida en agua para ser disuelta con ayuda de químicos, enzimas y microorganismos, obteniendo nutrientes tras la degradación de la queratina.
Un segundo uso es incorporarla directamente al suelo, contribuyendo a la conservación del agua al absorber y retener la humedad.
De acuerdo con los investigadores, incorporarla de esta forma ha traído mejoras en la porosidad, humedad, estabilidad de agregados, cantidad de nutrientes y actividad enzimática del suelo al usar lana como enmienda.
Un tercer uso es a través del compostaje, mezclándola la lana con desechos orgánicos, mejorando el rendimiento y la calidad de los cultivos, como también sus propiedades fisicoquímicas y la actividad microbiana.
Otro uso que se le da a la lana es transformándola en pellets, facilitando su aplicación en el suelo y la conservación de nutrientes.
Un último uso es como mulch, esto es, en una especie de colchón alrededor de las plantas de hortalizas y de frutas, reduciendo la pérdida de agua y controlando el crecimiento de la maleza.
Para esto, la lana de ver previamente lavada para removerle manualmente las semillas que pueda contener para evitar su germinación.
“La revalorización de la lana de baja calidad a través de su uso en la agricultura no solo ofrece una solución sostenible a los problemas asociados con su disposición, sino que también proporciona un insumo valioso para mejorar la productividad agrícola”, indicó Marcela Gómez, coordinadora del proyecto.