La iglesia y la comunidad: Reviviendo el impacto social del Evangelio

La iglesia y la comunidad: Reviviendo el impacto social del Evangelio

Por: Wido Contreras Yévenes | 13.08.2024
Para que las iglesias puedan reafirmar su rol social y recobrar su verdadero propósito, es fundamental que retornen a los principios básicos del evangelio y se comprometan a servir genuinamente a la comunidad.

En el contexto actual de Chile, la creciente desigualdad social ha puesto de relieve una situación inquietante: algunas congregaciones evangélicas han comenzado a tratar el evangelio más como un negocio que como una misión social. Este cambio ha desvirtuado la esencia del cristianismo, alejándolo de sus principios básicos y acabando con la confianza pública en las instituciones religiosas.

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Históricamente, la Iglesia Evangélica en Chile ha desempeñado un papel importante en la vida social y educativa del país. Desde su llegada en el siglo XIX, las congregaciones evangélicas han sido motores de transformación social y educativa, fundando escuelas, hospitales y programas de ayuda social. Estos esfuerzos han sido vitales para el progreso del país, proporcionando educación y asistencia a las comunidades más vulnerables.

No obstante, en años recientes, algunas congregaciones evangélicas han sido criticadas por desviar el mensaje del evangelio hacia un modelo comercial. Este fenómeno se manifiesta en la acumulación de riqueza por parte de líderes religiosos, la venta de servicios espirituales y la explotación de la fe con fines económicos.

La conversión de estas congregaciones en entidades lucrativas ha generado una percepción negativa del cristianismo entre la población, afectando la credibilidad de las instituciones religiosas y alejando a muchos de la fe cristiana.

El elevado patrimonio de ciertos líderes evangélicos, sumado a escándalos de corrupción y abuso de poder, ha contribuido a una imagen distorsionada del evangelio. La asociación del cristianismo con prácticas mercantiles ha creado un estigma que afecta a toda la comunidad evangélica, independientemente de las intenciones sinceras de otras congregaciones. Esta situación ha provocado una creciente desilusión entre los fieles y ha dañado la confianza en las iglesias como instituciones dedicadas al bienestar social.

El principio central del cristianismo, "amarás a tu prójimo como a ti mismo", debe ser el eje de la misión social de la Iglesia. Este mandamiento llama a la empatía y al servicio desinteresado, y su desviación hacia un enfoque materialista contradice la esencia del evangelio. El amor al prójimo implica un compromiso con el bienestar de los demás y la búsqueda del bien común, tal como enseñaron Jesús y los apóstoles. La verdadera manifestación del amor cristiano se refleja en acciones concretas de servicio y justicia social.

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Hay numerosos ejemplos de congregaciones evangélicas que han mantenido un enfoque genuino en el servicio comunitario, especialmente en contextos de extrema vulnerabilidad. Estas iglesias han creado comedores comunitarios, programas de apoyo para personas sin hogar y servicios de asesoramiento emocional para quienes enfrentan crisis. Estos esfuerzos demuestran que es posible mantener la integridad del evangelio mientras se enfrenta la desigualdad social de manera efectiva.

Para recuperar su rol social, las iglesias deben hacer un esfuerzo consciente por re-enfocar sus acciones hacia el bienestar comunitario. Esto requiere una revisión y reorientación de sus estrategias y prácticas para alinearlas con los principios del evangelio. Las congregaciones deben participar activamente en programas sociales que aborden las necesidades de la comunidad, como iniciativas en educación, salud y desarrollo económico. La colaboración con organizaciones no gubernamentales y entidades gubernamentales puede amplificar el impacto positivo de estos esfuerzos.

Además, las iglesias deben asumir un papel proactivo en la resolución de problemas locales, como la pobreza, la violencia y la falta de acceso a servicios básicos. Trabajar directamente en las comunidades permite a las congregaciones identificar y atender las necesidades específicas de sus miembros y vecinos. Fomentar la empatía y la ayuda mutua debe ser una prioridad, creando espacios para la reflexión y el diálogo sobre los desafíos sociales y la importancia del servicio desinteresado.

Para restaurar el propósito original del evangelio, las iglesias deben retornar a sus raíces y comprometerse sinceramente con su misión social. Esto implica una revisión crítica de sus prácticas y una reorientación hacia la verdadera esencia del cristianismo. La implementación de políticas de transparencia y buena gobernanza es esencial para recuperar la confianza pública y garantizar una gestión ética de los recursos.

En conclusión, para que las iglesias puedan reafirmar su rol social y recobrar su verdadero propósito, es fundamental que retornen a los principios básicos del evangelio y se comprometan a servir genuinamente a la comunidad.

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Al re-enfocar sus esfuerzos en el bienestar comunitario, apoyar programas sociales, resolver problemas locales y fomentar la empatía, las congregaciones pueden restaurar su impacto positivo en la sociedad y fortalecer su credibilidad y efectividad. La verdadera misión de la Iglesia radica en servir desinteresadamente a los demás y trabajar por un mundo más justo y equitativo.

Crédito de la fotografía: Agencia Uno