Alertan por uso de crisis venezolana en municipales de Chile: "Quien gane se tiene que hacer cargo"
En el contexto de la crisis que está enfrentando Venezuela tras la elección que terminó con la proclamación de Nicolás Maduro para un nuevo período presidencial en el poder, lo que se ha traducido en algunas alertas respecto de la condición en que se encuentra su población, tanto la que habita el país caribeño, como la que masivamente ha decidido migrar y la que podría optar por hacerlo, conversamos con Waleska Ureta, directora nacional del Servicio Jesuita a Migrantes de Chile (SJM), quien nos entrega su visión al respecto.
Apuntando al cuestionado triunfo en los comicios que la oposición asume fue de su candidato, Edmundo González, nuestra entrevistada alude a la opción de un incremento de la población migrante, lo que ya se ha advertido, podría impactar en Chile.
“No es tan fácil aventurarse a decir si va a haber un flujo migratorio alto, sabemos que cuando hay dificultades y aumentan, es altamente probable que las personas migren”, dice en relación a la creciente tensión existente en Venezuela, donde las protestas contra el régimen chavista se han intensificado en las últimas jornadas.
Sin embargo, Ureta deja claro que “si la crisis se agudiza en términos humanitarios, de persecución, de lo político, social, desde distintos aspectos, es obvio que las personas van a migrar”.
Sincerando que desde la entidad que lidera están esperando el curso de los hechos, comenta que “lo importante es que los países y Estados de la región puedan prevenir” en función del panorama que podría abrirse en este contexto.
"Tiene que haber acciones preventivas"
“Uno de los escenarios es que aumente el flujo migratorio, tiene que haber acciones preventivas por si eso llegase a ocurrir”, dice recalcando la necesidad de estar preparados, más allá de esperar y reaccionar “a una crisis hace muchos años desatada”.
Es importante “ir adelantándose y tener planes respecto de lo que pueda venir, desde ahí la coordinación con los países de la región es muy relevante”, asevera.
Y además, complementa, esta “tiene que ser humanitaria, social”, abordando todas las dimensiones que esta crisis tiene. “Es importante esa coordinación, porque ningún país por sí solo puede dar respuesta a todo lo que está ocurriendo”.
“Desde lo interno”, agrega, es importante la coordinación en “el gobierno central, los gobiernos locales también son muy relevantes" por "cómo se prepara el país para enfrentar esta crisis, este drama humanitario”.
En este sentido, Ureta recalca que "reaccionar hoy ya es insuficiente”.
Quienes ya están en Chile también se deben considerar
De hecho, insiste, el abordaje también tiene que considerar a los venezolanos que ya habitan nuestro país, y “no tenemos respuestas globales".
Respecto del resto, aboga por tener en cuenta "qué va a pasar con las personas que van a eventualmente migrar”.
En qué situación están los migrantes que están radicados en Chile y cómo ha visto el SJM la respuesta del Estado hacia las comunidades que vienen a trabajar, considerando además que algunos han caído en malas prácticas que se han traducido en un sentimiento de xenofobia que parece consolidarse, es otro tema que aborda Ureta.
“Las medidas que se están tomando tienen que ver con un tema del Estado, está bien, es su deber hacerse cargo, pero está expuesto en esa vereda, no de la integración de las personas que tenemos en Chile que no tienen que ver con el grupo de personas extranjeras que comenten delitos”, dice.
De hecho, insiste en que “la gran mayoría no comete delito, eso es un tema pendiente que no tiene respuesta que denote un camino” hacia la mejora de su condición jurídica “para que puedan insertarse de manera formal en el país”, lo que implicaría que estas personas accedieran a condiciones más favorables para permanecer en Chile como “cualquiera de nosotros” en nuestro territorio.
¿Qué hacemos para integrar a esas personas?
“¿Qué vamos a hacer por la integración de esas personas”, se cuestiona Ureta a renglón seguido.
En este sentido, apuesta porque vayamos “avanzando porque tenemos que dar salida a la situación que están viviendo las personas que hoy están en el país”, dado que hay un alto número de irregularidad.
“Es una materia muy relevante que ojalá pueda ser tomada a nivel integral, para resolver la situación que están viviendo miles de personas, y que también afecta la convivencia y la vida de todos quienes vivimos en el país, afecta a la comunidad receptora”.
Porque si no se resuelve el tema de la integración, dice Ureta, "es muy difícil poder resolver el problema en su real magnitud”.
Migración como bandera electoral
Consultada específicamente sobre el tema en momentos en que los chilenos estamos ad portas de enfrentar las elecciones municipales de octubre, Ureta es clara.
“En estos tiempos la migración, como se está viviendo, dada la crisis humanitaria que se está viviendo en Venezuela y en otros países de la región, tiene que tomarse con altura de miras, tomarlo como un tema que puede entregar réditos políticos y polarizar, para nosotros no va a resolver lo que tenemos que resolver”, recalca.
De hecho, cuestiona que se transforme “en algo político algo que debe ser resuelto desde lo político por supuesto, pero desde distintas miradas, integralmente desde lo social, lo económico, porque no solamente la persona migrante se ve afectada, la comunidad receptora también se ve afectada cuando no hay políticas, ideas ni propuestas que sean idóneas frente a lo que estamos viviendo”.
“Aquí hay personas habitando en Chile”, que pertenecemos a la comunidad receptora que convive personas migrantes, “que lo pasan mal si esto no se toma con responsabilidad”, dice.
Estamos hablando, complementa, de que en nuestro territorio “hay una sociedad de personas receptoras que también que deben ser considerada, y los tomadores de decisiones se deben a esas personas también”.
No obstante, agrega, “parece que efectivamente en época electoral la migración es un tema que es muy fácil tomarlo para polarizar, para tener rédito político en votos, pero eso es muy efímero, porque quien gane se tiene que hacer cargo de manera seria, responsable de lo que estamos viviendo”.
“Y las medidas que se proponen, muchas veces no cumplen con estándares de derechos humanos, o no son compatibles, entonces también se juega con las expectativas de personas con compromisos que después no se van a cumplir, eso es súper delicado”, concluye Ureta.