Historiador por emergencia eléctrica: “Hay un tejido social que aflora en ciertas circunstancias”
Durante la última semana, hemos observado cómo algunas comunidades se han articulado para satisfacer sus necesidades más básicas dada la emergencia que ha mantenido a cientos de miles de familias sin suministro eléctrico como consecuencia del agresivo temporal que afectó a varias zonas del país el 1 de agosto.
¿Se reactivó el "tejido social"? Cristián Pérez, historiador del Observatorio de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), nos ofrece una mirada para entender este fenómeno que parece arraigado en nuestra cultura.
“Chile tiene una larga tradición en la organización social, es decir en la manera autónoma de organizarse, de los sectores populares básicamente, tiene una larga historia porque esa forma de ver la vida llega en la época de la Colonia”, contextualiza.
Siguiendo con su análisis, nuestro entrevistado detalla que “son los españoles que llegan a Chile, saliendo de la Edad Media, y en la Edad Media las personas de las villas, los que estaban fuera de los castillos, en la época del Feudalismo, necesitaban organizarse para sobrevivir a los inviernos, a las pestes, a invasiones de ejércitos y pueblos, ejércitos de enemigos, de feudos, de reyes enemigos, esta tradición es la que llega a Chile”.
Por lo tanto, agrega, "desde la época de la Colonia, los españoles que ya pasan a ser criollos (...) se organizan en cabildos, que son las actuales municipalidades, pero también en barrios, por cuadra, en la época de la Colonia, por ejemplo, hacían ceremonias importantes para decir que acataban una ley del rey, una ley española”.
La tradición permanece
“Esa tradición se mantiene después, y se manifiesta con mucha fuerza en las organizaciones sociales, en las organizaciones de los sectores periféricos de las grandes ciudades, en las organizaciones de los conventillos, en las de aquellos sectores que están fuera de la ciudad y que vivían inmersos en la pobreza”, complementa Pérez.
También se manifiesta, detalla, "en la capacidad de organización que tuvieron los chilenos, los obreros en las salitreras, donde prontamente se organizaron, crearon organizaciones, sindicatos y lucharon por su reivindicaciones".
Entonces, ilustra, "es una tradición súper larga, y súper importante a mediados del siglo XX, por ahí por el año 1950, cuando llegan las enormes olas migratorias que en ese tiempo no eran de ciudadanos extranjeros, sino de personas que emigraban del campo a la ciudad, que venían en lo que se denominaba 'el tren curado' desde la zona de Temuco, un tren que demoraba mucho en llegar".
“Se organizan para realizar tomas y luego, apoyados por organizaciones políticas, construyen toda una organización para habilitar los servicios básicos, para hacer las casas, construir las calles, para habilitar el agua potable, para hacer los trabajos de todo lo que significa la eliminación discreta", agrega.
En consecuencia, dice, “existe en la historia del pueblo chileno una capacidad súper importante de organización que queda de manifiesto en las épocas en que hay crisis, en que la situación se pone compleja para vivir, en los terremotos, por ejemplo”.
En catástrofes, siempre hay organización
“Y en Santiago mismo, siempre que hay catástrofes las personas logran organizarse, se organizan en ollas comunes para poder seguir viviendo, eso es muy propio nuestro y se acrecienta en un país donde siempre hay catástrofes climáticas y básicamente, (en) los terremotos", dice apelando a un modus operandi que ya es parte de la tradición nacional.
Y eso, asegura, también hace que del siglo XX se constituya en sectores populares con bastante fuerza la organización política”.
“Es decir, hay organización social del barrio, de la población, de la villa, pero también hay organización política que trabaja en esos lugares, en la época de la dictadura militar esto fue muy claro, donde las poblaciones más importantes, periféricas, se convirtieron en baluartes de la lucha contra Pinochet, pero también en ejemplo a seguir, para poder sobrevivir", recuerda.
De esta manera, asevera Pérez, “crearon las ollas comunes, el 'comprando juntos', todas estas iniciativas que significaban poder seguir viviendo en una época en que había un alto nivel de cesantía, entonces cuando hay problemas, como en el caso ahora de la electricidad, que es tan necesaria… las personas se organizan".
"En su cuadra, en su barrio o en su junta de vecinos y salen a protestar, hacen peticiones a las autoridades, los últimos hechos significan que hay un tejido social importante en Chile que se mantiene, hay una capacidad de organización que sigue latente y que aflora en ciertas circunstancias”, recalca.
Eso sí, advierte, “esta organización de los últimos días no tiene mucho que ver con un sector político, o con fuerzas revolucionarias, no creo que tenga relación con eso, creo que es una cuestión más básica, el sentido de que para salir de esta situación tan dramática que estamos viviendo, porque es así, necesitamos organizarnos, necesitamos luchar”.
Si organización se mantiene, podría incidir más
“Necesitamos plantear nuestras reivindicaciones a la autoridad y, en el fondo, necesitamos en este caso, que vuelva la luz”.
En contextos de emergencia, dice luego Pérez, "en las situaciones de catástrofe tan recurrentes en nuestro país, aparecen los líderes naturales, que son líderes del barrio que tienen un liderazgo natural, o que en estas circunstancias aparecen, no se inventan, nadie se lo propone, sino que simplemente surgen”.
“Respecto de las señales que nos entrega esta emergencia, diría que es bien importante que ese tejido social, que esa capacidad de organización de la gente en general, y en los sectores populares básicamente, es bien importante que siga que latente, que se mantenga en el tiempo, que no una vez pasada la emergencia, esta estructura que se construye para superar la emergencia, desaparezca”, releva.
De hecho, Pérez considera “que una señal muy positiva sería que estos sectores se mantengan en organizaciones de algún modo, y no solo (estén presentes) cuando vuelva la energía, y no solo luchen porque porque vuelva la luz, sino por otras cosas también, por el alza del costo de la vida, por la inflación, por la falta de empleo, que estos sectores populares sean más protagonistas en la vida diaria, que sean actores políticos en el sentido de que sean capaces de plantear sus reivindicaciones al Estado, a la política, con mayor fuerza".
"Eso sería esperable, que se produjera de modo que las organizaciones se mantuvieran en el tiempo, que hubiera cierto incentivo para mantenerla, y no solo que afloren cuando la situación es de catástrofe, porque ahora es la energía, mañana será un terremoto, siempre va a pasar algo, y siempre van a aparecer, pero en el siglo XXI, esta capacidad no se mantiene, no se mantiene la estructura cuando la situación es normal", dice.
Según nuestro entrevistado, de hecho, “es una cosa como de que 'cuando estoy en peligro, me apoyo en ti, en mi vecino, pero cuando las cosas están normales, entonces soy yo, soy individualista', si se cambia un poco esa dinámica, y se vuelve un poco a la dinámica que existía a fines del siglo XX, las cosas podrían mejorar y estos sectores populares tendrían mayor influencia en la política”.
Crédito foto: Agencia Uno