Tras inicio de gratuidad estudiantes de bajos ingresos no se achican: Optan a carreras más caras
Los estudiantes chilenos de bajos ingresos están optando por carreras universitarias más costosas desde la implementación de la gratuidad en 2016, según reveló un estudio reciente de la Universidad de Tarapacá. Esta tendencia marca un cambio significativo en las aspiraciones académicas de los jóvenes pertenecientes al 60% de los hogares con menores recursos del país, quienes ahora se atreven a postular a programas que antes parecían fuera de su alcance económico.
El estudio, liderado por el Programa de Doctorado de dicha casa de estudios y publicado en la revista Higher Education, examinó datos de 384,830 postulantes de tres cohortes de egresados de enseñanza media (2015, 2016 y 2017) que solicitaron acceso a 30 universidades selectivas a través del Sistema Único de Admisión (SUA).
Óscar Espinoza, académico del Programa de Doctorado en Educación de la Universidad de Tarapacá y autor principal del informe, explicó el objetivo de la investigación: "En particular, examinamos si tras la puesta en marcha de la gratuidad cambiaron las postulaciones de los estudiantes en términos del nivel de selectividad de la universidad que escogieron y la duración y el costo de la carrera elegida".
Necesidad de puntaje
Los resultados indican que, si bien los estudiantes de bajos ingresos ahora tienden a postular a programas más costosos, no se observaron cambios significativos en cuanto a la selectividad de las universidades o la duración de las carreras elegidas. En esa línea, Espinoza señaló que "por más que ahora los estudiantes de los primeros seis deciles de ingresos tengan la posibilidad de estudiar de manera gratuita, siguen necesitando alcanzar cierto puntaje para entrar a las universidades y carreras más selectivas".
Recordemos que la gratuidad universitaria, implementada en 2016, cubre la matrícula y el arancel durante el período que dure la carrera para estudiantes pertenecientes al 60% de los hogares con menores ingresos del país. Esta política ha tenido un impacto significativo en el acceso a la educación superior en Chile.
De hecho, en 2018, cuando se extendió la cobertura de la gratuidad hasta el sexto decil, casi un 35% de los estudiantes del SUA se beneficiaron de ella. Además, la proporción del gasto público en educación superior destinado a financiar la gratuidad superó el 40% en 2019.
El estudio también resaltó la importancia de evaluar las consecuencias a largo plazo de esta política pública. Espinoza argumenta que, a ocho años de su lanzamiento, es posible evaluar el efecto que ha tenido la gratuidad tanto en la titulación de sus beneficiarios como en sus experiencias laborales.
"No es menor el hecho de que los titulados que estudiaron con gratuidad egresen de la universidad sin el peso que significa contraer una deuda. Asimismo, este instrumento fortalece el apoyo estatal a la educación, dando cuenta de un mayor sentido de responsabilidad ciudadana y compromiso con las comunidades", cerró.