Washington Post recomienda en su sección ambiental no comer salmón chileno
En la sección sobre soluciones climáticas del reconocido medio norteamericano Washington Post, una nota alerta a sus lectores que la mayoría del salmón importado que se vende en Estados Unidos proviene de Chile, y que para tener una dieta sustentable no deberían consumirlo.
Lo hacen citando un informe de Seafood Watch; el programa del acuario de Monterey que elabora una “Guía del salmón sustentable”. Según dicho informe, 64,8 % del salmón que se produce en Chile tiene un “alto riesgo ambiental”.
Otros países de los que se recomienda no consumir el salmón en la guía son Canadá, Noruega y Escocia.
El programa Seafood Watch describe que para tener una dieta sustentable se puede preferir el salmón silvestre capturado de aquellos lugares en donde es nativo, y donde existe un límite para evitar la sobrepesca.
En Chile, en cambio, el salmón no es nativo sino una especie introducida de forma artificial en el ecosistema, por lo que acarrean enfermedades exóticas y no tienen depredadores naturales en los mares del país, por lo que su escape es dañino para el ecosistema.
En el caso de Estados Unidos, recomiendan consumir salmón silvestre de Alaska procesado localmente, por ser el que acarrea el menor impacto ambiental en su captura y transporte. Sin embargo, alertan que esto seguramente signifique un precio más elevado del producto.
Según la guía, buena parte del salmón producido en Chile, sobre todo en Los Lagos y Aysén, usa una alta cantidad de antibióticos y pesticidas para controlar bacterias, y muchos de ellos son componentes importantes para la medicina humana, por lo que la resistencia a los antibióticos es una preocupación.
Impacto ambiental del salmón en Chile
La producción de salmón en Chile ha avanzado rápidamente en las aguas de la Patagonia y llega cada vez más al sur, hacia los mares más prístinos del país, atraídos por las condiciones climáticas favorables en la zona para la producción.
El crecimiento de esta actividad en los mares del país ha sido tal que también se han instalado dentro de áreas protegidas, como reservas o parques nacionales. Estos lugares tienen esa categoría por la valiosa biodiversidad que habita allí y para proteger ecosistemas ricos y altamente amenazados.
Investigadores de la fundación Terram se han dedicado a analizar las infracciones ambientales reiteradas de las salmoneras, encontrando que en áreas protegidas ha habido más de 100 casos de sobreproducción sin sancionar y otras decenas con procesos sancionatorios abiertos.
Producir salmón por sobre los límites permitidos es una ilegalidad que daña el ecosistema ya que el exceso de nutrientes y heces dejan el fondo marino sin oxígeno, incrementa el uso de antibióticos para prevenir contagio de enfermedades por el hacinamiento de los peces, y aumenta el riesgo de escape de salmones que depredan a otras especies nativas.
Foto: Agencia UNO.