
La invasión de los idiotas
Hasta hace unos años en las democracias liberales, era un lugar común hablar del “cuarto poder” para referirse a la prensa independiente, en contraposición a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Hoy la irrupción de las redes sociales en la vida cotidiana ha desplazado con creces a la prensa tradicional (los periódicos ni siquiera se venden en los quioscos), llenando el ciberespacio de toda clase de información, desinformación y abiertas mentiras, convirtiéndose en el “quinto poder”.
Umberto Eco, destacado semiólogo y escritor italiano, decía que las redes sociales le dan el derecho de opinión a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar, sin dañar a la comunidad y ahora tienen el mismo derecho que un premio Nobel. “Es la invasión de los idiotas”, señalaba.
En una primera mirada podemos decir que hasta los idiotas tienen derecho a la libertad de expresión, pero cuando esa opinión no tiene base, reflexión, coherencia y leemos o vemos a “influencers” sin recato y/o abiertamente psicópatas, no se puede más que coincidir con Eco.
Si bien el cuarto poder de antaño muchas veces era manipulado y podía servir a oscuros intereses (“El Mercurio Miente” decían los estudiantes en el mayo del 68 chileno), mantenía cierta coherencia y decencia tratando de servir a la verdad.
El papel de la prensa (Washington Post) en desvelar el caso Watergate, significó la renuncia del presidente Nixon en 1974 o la investigación del diario “Boston Globe” en el año 2002, sobre la pederastia en la Iglesia Católica, significó el principio del fin de la poderosa institución. En Chile las investigaciones de “Ciper” han permitido conocer numerosos casos de corrupción a todo nivel. Nada de eso en cambio ocurre en medios a cargo de “idiotas”.
El problema no consiste sólo en que se publiquen falsedades por “error involuntario” debido a información deficiente, poca capacidad de contrastar fuentes, mucha credulidad, etc., sino a que veamos en Facebook, Instagram, Tik Tok y otras redes, abiertas mentiras con intención de defraudar. No faltan, además, los políticos y lideres de opinión que se prestan para difundir o inventar falsedades y calumnias para hacer daño al oponente de turno.
Cuando todos mienten ya no podemos creer en nadie y el daño a la democracia y los avances civilizatorios que tan caro nos ha costado tener, son enormes.
La tentación de la manipulación a gran escala de las redes sociales es enorme y, de acuerdo a una investigación de la Universidad de Oxford (2018), la mayor parte de las ‘fake news’ y la desinformación proviene de los partidos políticos en época electoral, todo vale para alcanzar el poder parece ser la consigna.
En los próximos meses nuestro país comenzará un ciclo electoral (las municipales y regionales) que culminará en un año más con las presidenciales (el gran botín), es de esperar que la mirada crítica ante todo lo que veamos y escuchemos, nos permita discernir lo verdadero de lo falso.
El quinto poder acecha en cualquier lugar que nos encontremos, está en los celulares que nos acompañan hasta el baño, por lo que es casi imposible no verlos, la invasión de los idiotas ya está aquí.
Crédito de la foto: Agencia Uno